Voces de alarma que llegan desde Europa
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 11 de mayo de 2010
Recién llegado de la India, el ministro de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Francisco Cabrera, rescató un punto en común con la nación asiática: la capacidad exportadora de servicios.
Lo hizo al inaugurar un panel sobre la capacidad exportadora y el posicionamiento internacional en el mundo de las empresas porteñas.
"El crecimiento de las empresas de la ciudad de Buenos Aires es la exportación. La dirección es la internacionalización de los negocios. Y nuestra capacidad exportadora reside en los servicios: de los 4500 millones de dólares que exporta la ciudad, el 60% son servicios de alto valor agregado", indicó.
Como parte de un debate en el que Mauricio Claverí, de abeceb.com; Félix Peña, del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, y Enrique Mantilla, de la Cámara de Exportadores, analizaron el impacto de la crisis, las proyecciones del comercio para este año, las nuevas tendencias y desafíos para las pequeñas y medianas empresas exportadoras, quedó flotando en el aire el tema de las ventajas competitivas.
Es que la ciudad de Buenos Aires es la cuarta exportadora mundial de formatos televisivos, reconocida como potencia en la provisión de estos servicios.
Acceso a mercados
Dentro del tema de proyección de "lo que mejor sabemos hacer" al mundo, Peña destacó tres puntos: la calidad del hábitat de producción, la conectividad entre los mercados, y la calidad de acceso a los mismos.
A propósito de este último punto, hizo una mención al estado de avances de las negociaciones comerciales internacionales, claves para mejorar el acceso a los mercados para los productos argentinos.
"Doha no dará noticias significativas en los próximos 12 meses", indicó Peña, en relación con el estado del diálogo multilateral en el seno de la Organización Mundial del Comercio donde se negocian, entre otros puntos, la eliminación de las ayudas internas de los países desarrollados que distorsionan los precios internacionales y le quitan ventaja a los proveedores naturalmente competitivos, como el Mercosur en agroalimentos a la Unión Europea.
A propósito de estos últimos dos actores, Peña vislumbró una luz al final del túnel de las negociaciones que mantienen ambos bloques, estancadas desde 2004. "Hay un impulso político, y cuando sucede, los nudos se terminan desatando", agregó, tras valorar que la mejor alternativa para nuestro país es que concluyan de manera que nuestros intereses salgan bien parados". Como luz de alerta, mencionó, por un lado, el discurso político de José Serra, uno de los candidatos a suceder a Lula, que critica el estado actual del Mercosur y que preferiría un acuerdo bilateral de Brasil con los europeos y, por el otro, la feroz crisis por la que atraviesa el Viejo Continente.
Mantilla advirtió sobre este punto también, sobre todo si como parte de un plan de ajuste feroz europeo se decidan por "una fuerte política de ahorro y un incentivo a salir a exportar, porque lo primero significa que desincentivarán las importaciones, y lo segundo que saldrán a colocar su productos en mercados emergentes, que salen de la crisis. Va a ser difícil exportarle a Europa, y va a ser fácil que Europa le exporte a Brasil".
Viejos modelos
Mantilla señaló que los negociadores tienen "modelos mentales" propios de los 90, mientras se está imponiendo hoy un "nuevo juego de regulaciones en los accesos a los mercados que son todavía más importantes que los aranceles".
Dos grandes puntos mencionó al respecto, en coincidencia con Peña: los nuevos estándares privados impuestos por grandes cadenas importadoras y distribuidoras que, en defensa de sus consumidores/clientes que cada vez son más exigentes porque tienen cada vez más opciones, imponen certificaciones propias, al margen de lo negociados por los países, que pueden transformarse en variantes sofisticadas de las antiguas y vigentes barreras pararancelarias sanitarias, por ejemplo; y, normativas vinculadas con el cambio climático, donde los productos deberán considerar la huella de carbono como una nueva cuestión comercial de acceso a los mercados.
No habrá guerra proteccionista pero sí guerrilla comercial
Por Emiliano Galli, para La Nación
Con proyecciones de crecimiento moderado para este año en los Estados Unidos, una Europa incierta ante el desarrollo de su tragedia griega y el fuerte impulso de los tractores chino e indio de la demanda internacional, la región, es decir, Brasil como punto focal, y la Argentina detrás junto con otros socios, crecerá este año, al menos en las exportaciones.
La amenaza de proteccionismo no fue lo que se preanunciaba a principios de 2009. Como dijo el ex negociador Félix Peña, en uno de los seminarios de Expo Comex 2010 cuya reseña hacemos en este número, si algo probó la era global es la imbricada interconexión de los sistemas productivos, desperdigados en varias áreas, operando en simultáneo, borrando fronteras y burlando (al menos a algunas) medidas unilaterales de cerrazón y protección de mercados.
Pero todos y cada uno de los miembros del G-20 deben haber cruzado los dedos en la espalda al anunciar que se comprometerían a no castigar el libre comercio cuando la crisis tronaba.
El economista de la consultora abeceb.com, Mauricio Claverí, fue contundente: "No habrá guerra proteccionista".
Lo que si hay y habrá es una "guerra de guerrillas", de trinchera, de frontera.
La Argentina no se replantea su política comercial externa defensiva porque, en el fondo, en los foros internacionales cumple con los protocolos de rigor.
En los cuarteles generales, no se declaran las guerras. Pero en las trincheras portuarias y aduaneras se frenan importaciones y bloquean exportaciones.