Tres metas para posicionar a la Argentina en el comercio “pospandemia”
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Félix Peña, La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 30 de julio de 2020
Tres cuestiones aparecen como relevantes en la agenda del comercio exterior argentino, al menos en lo que se pueda suponer que sería el período pospandemia. Por cierto que no serán las únicas, pero, en la perspectiva actual, están entre las que mayor atención demandarán de protagonistas interesados en el desarrollo futuro de la inserción argentina en el comercio mundial.
Las tres están vinculadas entre sí y requieren, para ser efectivas, que sean percibidas como un reflejo del interés y el compromiso del más alto nivel político del país. En otras palabras, que se las vea como impulsadas personalmente por el Presidente de la Nación. Y que, por sus efectos, se considere que tendrían impactos en amplios sectores de la ciudadanía argentina.
La primera cuestión se refiere a fijar metas ambiciosas en cuanto al desarrollo del futuro comercio exterior del país y, a la vez, procurarlas con una buena organización institucional, que involucre al gobierno nacional, a los respectivos gobiernos provinciales y locales, y a todos los sectores de la sociedad, en especial el empresarial, el laboral, y el de las nuevas generaciones, es decir aquellos más sensibles a la creación de condiciones razonables y sustentables de futuro.
Metas ambiciosas tanto en una perspectiva cuantitativa como cualitativa. Esto es, que impliquen saltos significativos en la cantidad y en la calidad de bienes y servicios que se pueden vender al mundo, pero a la vez, que reflejen una incorporación también significativa de inteligencia y de tecnología en los respectivos procesos productivos de los bienes y servicios que se exportan.
A ese punto se sumaría una buena organización institucional que conduzca a saltos de eficacia y efectividad para la gestión de todos los estamentos involucrados con la concreción de una estrategia de inserción argentina en el comercio mundial.
Aportes a la OMC
La segunda cuestión se refiere a que el país efectúe aportes que contribuyan al fortalecimiento del sistema multilateral del comercio internacional, incluyendo su capacidad para facilitar mecanismos que sean innovadores con respecto a iniciativas regionales de cooperación, comercio e integración en los que el país tenga alguna capacidad de influencia, especialmente en la región latinoamericana y entre los países en desarrollo.
En tal perspectiva, el fortalecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tiene que ser, sin dudas, una prioridad para nuestro país. Al respecto tres frentes son destacables por su relevancia.
Uno es el de la designación del nuevo director general. La renuncia anticipada del brasileño Roberto Azêvedo en mayo pasado ha abierto el proceso de elección de quien lo sustituya. Tal como él mismo lo ha señalado al momento de explicar su decisión de renunciar, una de sus intenciones ha sido la de facilitar que quien lo suceda pueda tener tiempo para ser eficaz en su gestión de la etapa preparatoria de la próxima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio.
En esa reunión deberían lograrse resultados que permitan revertir las tendencias actuales al deterioro del sistema multilateral del comercio mundial, entre otras razones por el debilitamiento creciente del principio de no discriminación y por el estado en que se encuentra su sistema de solución de controversias.
Ese es precisamente un segundo frente prioritario. Lograr que la Conferencia Ministerial, cuya fecha aún no ha podido fijarse como resultado de la crisis del Covid-19, permita concertar –con acuerdos viables y eficaces– los intereses marcados por las crecientes y significativas divergencias entre los países miembros de la OMC y, en particular, entre sus protagonistas más relevantes tanto del comercio mundial como de la geopolítica global.
El otro frente prioritario para la Argentina debería ser el contribuir a que los países latinoamericanos miembros de la Organización Mundial de Comercio puedan tener un papel activo y relevante en la continua tarea de construir un sistema comercial internacional que sea eficaz y efectivo y, a la vez, funcional a los intereses de la región.
Agenda de acuerdos
La tercera cuestión se vincula con la necesidad de impulsar distintas modalidades de acuerdos de asociación con países relevantes para el comercio exterior argentino, tales como el que está en su fase final de concreción entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) y los que están en la agenda pendiente de desarrollo con otros países y regiones.
Se supone que todos ellos son acuerdos que no solamente son compatibles con los principios y reglas del sistema multilateral del comercio internacional, sino que además contribuirían a su fortalecimiento, tanto desde una perspectiva económica como política.
El acuerdo de asociación birregional entre el Mercosur –concebido como una unidad negociadora– y la Unión Europea es el que requerirá una atención prioritaria en los próximos meses.
No solo por su magnitud y su potencial impacto en las economías y en el comercio exterior de ambas regiones. Pero sobre todo por ser un acuerdo cuya fase negociadora, al menos en su componente comercial, concluyó hace ya un año. Desde entonces, el acuerdo ya está entrando en su etapa de firma y posterior ratificación parlamentaria.
Desde una perspectiva argentina, como también de sus socios en el Mercosur y los de la UE, tras casi treinta años en que comenzó a explorarse la idea de un acuerdo y veinte años de negociaciones, a los respectivos liderazgos políticos les sería difícil explicar a sus ciudadanías las consecuencias de un eventual fracaso.
A partir de su entrada en vigencia se inicia la etapa principal del acuerdo de asociación birregional. Es la del “día después”, Es decir, aquella etapa en la que gobiernos y empresas hacen lo requerido para cumplir con los compromisos asumidos en los plazos previstos, y lo necesario para sacar provecho de la ampliación asegurada de los respectivos mercados.