Se viene una oportuna reunión presidencial con Brasil ¿será productiva?
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Félix Peña, Diario El Cronista, 4 de noviembre de 2009
Siempre son oportunas. Incluso pueden llegar a ser productivas. Lo concreto es que las reuniones presidenciales bilaterales son uno de los mecanismos más utilizados en la diplomacia contemporánea. Desde que los Presidentes Alfonsín y Sarney establecieran la práctica de encuentros semestrales, ello también es así en las relaciones entre dos socios estratégicos relevantes del espacio sudamericano, como son la Argentina y Brasil.
Al menos por dos motivos la próxima reunión presidencial binacional de este mes en Brasilia se realiza en un momento oportuno. El primero es que ya se puede conversar con más serenidad sobre la ‘agenda del día después’. Si bien es prematuro aún para dar por terminados los efectos de la crisis financiera global, es posible concentrarse ahora en las oportunidades que se abren a los dos países debido a los cambios estructurales profundos que se están operando en el mapa del poder económico mundial. El hecho que el Brasil sea percibido –con buenas razones aunque a veces con alguna exageración– como un protagonista emergente y ya relevante en la competencia económica global, abre para nuestro país un horizonte sumamente atractivo que habrá que saber aprovechar. En el campo de los alimentos, de las fuentes de energía, del cambio climático, incluso del desarrollo de algunas nuevas tecnologías –entre otros– es mucho lo que los dos países y sus empresarios pueden hacer trabajando juntos. También pueden hacer aportes significativos en las negociaciones orientadas a definir una nueva arquitectura del orden mundial.
Y el segundo motivo es que, una vez más, los cíclicos problemas que afectan a una parte del comercio bilateral están ocupando un lugar relevante en las noticias diarias. Afectan la imagen de la relación binacional y debilitan aún más la del Mercosur. No son cuestiones que deberían ocupar un lugar prioritario en las conversaciones presidenciales. Pero el hecho que la reunión de Brasilia tenga lugar, es un incentivo para que antes de su realización tales problemas sean despejados –y no sólo barridos bajo la alfombra– por las instancias gubernamentales y empresarias competentes.
Existe un hilo conductor entre los dos motivos mencionados. Resulta precisamente de las enormes posibilidades que se han abierto en el escenario global para Argentina y Brasil, en la medida que trabajen juntos con una visión estratégica de largo plazo y que potencien sus respectivas relevancias en el espacio sudamericano. En tal perspectiva debe colocarse la necesidad de perfeccionar mecanismos institucionales y reglas de juego –en base al Tratado de Integración de 1988 y al Tratado de Asunción de 1991, que son complementarios– a fin de afirmar un marco que torne más previsibles las condiciones para que las empresas adopten, en función del espacio económico común, decisiones de inversiones productivas que incorporen progreso técnico y generen empleo. Hasta ahora, la relación comercial bilateral ha seguido sufriendo los efectos del virus de precariedad en las reglas de juego –se puede demostrar que ello ocurre de ambos lados de la frontera– que ha caracterizado a la región latinoamericana desde que hace cincuenta años se impulsaran los procesos de integración económica.
El próximo encuentro presidencial binacional puede ser no sólo oportuno sino también productivo. Para ello, además de los temas específicos de la agenda concreta que se aborde, cabe esperar señales claras en torno a la apreciación de las enormes oportunidades que se están abriendo en el horizonte global, como también sobre los tres pilares que caracterizan una alianza estratégica que sea relevante y sustentable: plataforma mínima de confianza recíproca; intereses cruzados resultantes de la proliferación de redes sociales y productivas, y calidad de las reglas de juego y de los procedimientos para crearlas y, sobre todo, para asegurar que ellas se cumplan.