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Lo que puede aportar la Unión Europea para la reconstrucción pos-pandemia

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Raúl Ochoa, Clarín, 12 de agosto de 2020

Es muy probable que luego de unos años, en la Unión Europea se la haga un monumento o como mínimo un expresivo homenaje a Sir Boris Johnson, primer ministro inglés, que fue quien logró la mayoría necesaria para el impulso final al Brexit.

Un paso trascendental obtenido por el que el genial escritor inglés Ian Mc Ewan caracterizó como “el gabinete de las cucarachas transformadas en seres humanos”, para llevarlo adelante contra viento y marea siguiendo los pasos de la metamorfosis de Kafka, atropellando a parte du su propio partido, el Parlamento y las normas más elementales de la democracia, para conseguir su objetivo.

Sin Gran Bretaña, Alemania cambió su postura habitual de líder de los países frugales y contraria a los subsidios y créditos solidarios para, conjuntamente con Francia, apoyar un enorme programa de estímulo para salir de la crisis generada por la pandemia y que por primera vez dará mas apoyo a quienes más sufran los impactos del COVID 19, aún tratándose de países con fuertes déficit estructurales, como Italia o Grecia, o muy impactados por la caída del turismo internacional como España, en detrimento de aquellos que tienen sus cuentas muy en orden, planteaban continuar con el status quo y tienen elecciones a corto plazo con fuerte presencia de la extrema derecha Austria, Holanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca.

El paquete de 750.000 millones de euros, se descompone en 390.000 millones que son subsidios y 360.000 millones que son créditos a larga plazo y muy baja tasa de interés, que sumados a lo ya votado en el presupuesto de 1,1 billón de euros, serán destinados a estimular la economía europea luego de la pandemia y tratar de recuperar sus empresas y los empleos en el menor tiempo posible.

La economía pos pandemia tendrá poco que ver con la anterior a la crisis, y como bien advierte Jacques Attali será muy conveniente no gastar en lo irrecuperable y poner las fichas - el dinero- en aquellos rubros que tienen futuro y son las demandas de la sociedad y para donde van las nuevas tendencias: cuidado del medio ambiente, salud pública , educación, alimentación y su seguridad, la transformación de la matriz energética, la era digital y todo lo que puede denominarse la “economía de la vida”.

Alerta con mucha claridad, sobre todo, no desperdiciar fondos en lo que ya está perdido y no se recuperará como la industria de la aeronavegación, el turismo masivo, gran parte de la industria automotriz, así como la petroquímica y los plásticos y tener objetivos más rápidos y exigentes para modificar la matriz energética, hacerla más limpia en menos tiempo, casi tomando como modelo una “economía de guerra”; donde los gobiernos imparten directivas de cómo, cuánto y qué fabricar.

Es en esta nueva realidad que debería comenzar a ejecutarse el Acuerdo Unión Europea-Mercosur una vez aprobado por el Parlamento Europeo y los cuatro congresos de los países integrantes del Mercosur. De este lado hay reticencia a su puesta en vigor por nuestro país; en el lado europeo se conocen oposiciones de varios países, aunque se espera su ratificación política.

En la Argentina se oponen al Acuerdo una cantidad de sectores industriales que requieren amplias reconversiones, que ocupan mucha mano de obra no calificada buena parte de ella en la informalidad.

Pero en realidad, el Acuerdo vale la pena ante la posibilidad de tener una vía alternativa a la presión sobre la región que seguramente por razones geopolíticas ejercerán los Estados Unidos y China. La primera de ellas ha planteado a través de su candidatura a la presidencia del BID, por primera vez desde su creación, un nuevo énfasis en la región que sería, a través de estímulos financieros y crediticios, la receptora de parte de las inversiones de la nueva fase de lo globalización más cercanas a las sedes centrales, alejadas de Asia y fundamentalmente de China.

Por su parte, ese país aceleraría sus objetivos de la Ruta de la Seda, en América del Sur mediante operaciones de crédito e inversiones especialmente en infraestructura, energía recursos naturales.

Es en este sentido que la propuesta a futuro del Acuerdo con la UE, luce superior porque plantea componentes de cooperación para una mayor cohesión social, disminuir la inequidad en los ingresos, y mejores políticas públicas en salud, educación, medio ambiente y seguridad; además de poder recibir nuestros países transferencia de tecnologías en nuevas industrias y servicios.

Quizás convenga reflexionar que más que mirar el Acuerdo por el espejo retrovisor , lo sea evaluar hacia adelante por sus posibles aportes a la sociedad del futuro, donde muy seguramente Europa nos brinde aquello que las dos grandes potencias EE.UU. y China, por razones estratégicas, no otorguen el apoyo necesario para nuestro desarrollo autónomo.

A mayor reflexión y análisis surge lo perentorio de cerrar de la negociación de la deuda y, en simultáneo, tener elaborado un Plan Económico y Social que contemple todos estos aspectos enunciados.

Raúl Ochoa es economista.

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