Informe de AIERA. Plan nacional de exportaciones: la debilidad que subyace
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Florencia Carbone, La Nación, 28 de julio de 2009
"El proceso de exportación necesita comenzar una nueva etapa", dijo la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (Aiera) en "Propuestas para un Plan Nacional de Exportaciones", un diagnóstico del comercio internacional del país.
Se señala, entre otras cosas, que a pesar del fuerte aumento cuantitativo que tuvieron las ventas al exterior desde el fin de la convertibilidad, el país sigue arrastrando la misma problemática estructural en su relación con el mundo: se venden mayoritariamente bienes con poco valor agregado; la matriz exportadora se concentra en muy pocas partidas arancelarias; las pymes sólo participan de manera marginal y el principal destino siguen siendo los mercados tradicionales.
El trabajo (ver recuadro) fue el disparador de una consulta que LA NACION hizo a un grupo de académicos especialistas en comercio internacional.
Hubo un aspecto en el que coincidieron los seis: simplificar, agilizar, transparentar y abaratar los costos de los trámites para comerciar con el mundo son cuestiones centrales para la competitividad del país, y una materia pendiente para la Argentina.
"Es muy importante disminuir las barreras burocráticas y las alícuotas para exportar y eliminar las restricciones cuantitativas para las ventas", dijo Lucio Castro, director del Programa de Inserción Internacional de Cippec.
Raúl Ochoa, profesor de Relaciones Comerciales e Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, comentó: "Es cierto que tenemos problemas desde el punto de vista de los procesos, pero eso tiene más que ver con que se le da más importancia a las medidas defensivas que a las ofensivas. Si hay que trabajar con licencias no automáticas es difícil que la agilidad esté presente".
Luego, agregó: "Está fuera de toda lógica mantener los derechos de exportación en medio de una crisis mundial como la actual. Nadie se da el lujo, con un mercado particularmente reducido, de castigar tributariamente sus exportaciones. Por otra parte, no se pueden hacer ciertos sacrificios en aras de las cuentas mensuales: cuatro meses de atraso en la devolución de los derechos de exportación o del IVA pueden sacar a una pyme del mercado".
Marcelo Santoro, profesor de Comercio Internacional de la Universidad de Palermo, consideró que "es imprescindible aunar esfuerzos públicos y privados, y es necesario contar con una clara política proexportadora que colabore con el empresariado argentino a establecer la noción de una marca-país en el ámbito mundial".
Dentro de esa política, Santoro dijo que deben considerarse las devoluciones en tiempo y forma de reintegros y draw-backs ; tratar de simplificar procedimientos burocráticos en los ámbitos aduanero, logístico y bancario y darle al empresario distintas alternativas de capacitación y actualización a través de diferentes herramientas a las que pueda acceder desde cualquier punto del país. "Algo fundamental a nivel macroeconómico: mantener el objetivo de la conquista de nuevos mercados a largo plazo y no como política meramente coyuntural y generadora de divisas", agregó.
Adriana Cruz, coordinadora de la Carrera de Comercio Internacional de la Universidad Nacional de La Matanza, dijo: "En las últimas décadas la Argentina no ha tenido un verdadero plan exportador, muchas empresas aparecen y desaparecen de los mercados externos espasmódicamente, de acuerdo a situaciones coyunturales, por ejemplo la devaluación de la moneda. Esta situación genera un daño muy grande, porque nunca somos considerados verdaderos proveedores, no somos confiables para que nos tengan en cuenta proyectos serios, esto es peor que un precio alto. Hace mucho que es necesario coordinar, diseñar y ejecutar un plan en etapas definidas, de manera tal que todos las entiendan. No es mágico exportar, es una tarea difícil, compleja, requiere análisis, inteligencia compromiso y paciencia para esperar los resultados".
¿Por qué pasan estas cosas en el país? "Falta orden, información, respeto a los compromisos asumidos. Un exportador no puede jugar a ver si le toca en suerte cobrar los reintegros, porque ya hizo sus números bajo otras reglas. Si al final del proceso, se transforma en una ruleta que no puede controlar y el resultado es incierto, exportar será entonces un juego de aventura y no todos están en condiciones o tienen ganas de jugarlo. Desde el punto de vista normativo existen reglamentaciones de los 70 y 80 que regulan los negocios de este mundo muy distinto al de ese entonces. Corremos siempre atrás, no hay un trabajo sistemático que acompañe los cambios y se pierden oportunidades por no tener reguladas las actividades", respondió Cruz.
Para Castro, hay tres razones centrales: Una política comercial con un claro sesgo antiexportador -especialmente para la agroindustria-, con aumentos de alícuotas y restricciones cuantitativas para las ventas al exterior; la carencia de un mercado de capitales que financie nuevas empresas que son las que suelen insertar nuevos productos en el mundo; y un clima de negocios muy adverso particularmente para la inversión extranjera directa.
¿Cambios profundos?
¿Es necesaria una nueva etapa para el proceso exportador?
Elena Roldán, directora de la Licenciatura en Comercio Internacional de UADE, dijo que prefiere hablar en términos de procesos. "Considero que este proceso debe devenir en exportaciones de productos con mayor valor agregado, alineadas a una estrategia de país. Creo en el espíritu emprendedor, en la actitud empresarial para romper con eso de estar en el confortable mercado interno en tiempos de bonanza y buscar el exterior en tiempos de crisis. Antes o después, las empresas tendrán que internacionalizarse. Hace falta un trabajo conjunto del Estado (agilizando los trámites para las operaciones de comercio internacional, devolviendo el IVA en tiempo y forma), los bancos y los empresarios. ¿Las tres cuestiones más importantes? Innovación -que no es inventar algo tecnológico, sino replantearse un proceso para hacerlo más eficiente-, calidad -la adecuada para exportar- y actitud, porque nadie viene a golpear la puerta para comprarnos".
Cristina Zapata, especialista en Negocios Internacionales, docente de la Universidad Católica y de la Universidad de Belgrano, marcó sus diferencias respecto de algunos puntos del trabajo.
"Coincido en que hay una falta de visión exportadora del Estado, pero no estoy de acuerdo con que toda la responsabilidad sea del Estado. El Estado paternalista quedó atrás. Necesitamos lineamientos generales y libertad para actuar, transparencia en las acciones y libre comercio para que esto se refleje en iniciativas del sector empresario. Las medidas arancelarias, como las pararancelarias, encarecen los productos y hacen perder competitividad al país. ¿Mayor valor agregado? Es muy importante, pero para eso se necesitan inversiones y hoy es este no es un país confiable para invertir. El crédito es escaso, caro y está digitado. Por otra parte, hay que resaltar que las nuevas pymes exportadoras, si bien no tienen grandes volúmenes, sí alto valor agregado. Las pymes son menos del 6% de las empresas exportadoras, pero son las que abren nuevos mercados, la punta de flecha para productos diferenciados. La participación relativa es baja, pero la dinámica es importantísima".
Al ser consultado por la "participación marginal de las pymes" en las exportaciones, Ochoa destacó que en la actualidad hay más pymes exportadoras que hace una década. "Sobre 6000 pymes que venden al exterior hay unas 2200 más que hace diez años, y eso es alentador".
Otra conclusión de la investigación de Aiera sobre la que se marcaron diferencias fue el tema de los mercados tradicionales.
Palabras más, palabras menos, las fuentes no concordaron con la idea de que las ventas siguen concentradas en ese tipo de destinos. Comentaron que en la actualidad los productos locales llegan a países asiáticos y africanos, y reforzaron su presencia en la región.