Entrevista a Mariano Turzi. "No vamos por delante ni de nosotros mismos"
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 29 de septiembre de 2015
Por Florencia Carbone y Emiliano Galli
Mariano Turzi lanza la definición sin titubear: en la Argentina no hay una estrategia de nada. "Estrategia viene del griego estrategos, que quiere decir el que va por delante, y acá no vamos por delante ni de nosotros mismos." Doctor en relaciones internacionales -se define como especialista en mercados emergentes y potencias ascendentes-, al coordinador del Programa de Asia Pacífico de la Universidad Di Tella le asoma la veta pedagógica en cada frase.
La última fue una gran década para América latina. ¿A dónde fue ese crecimiento o fue ficticio? A la hora de medir la competitividad seguimos con los mismos problemas estructurales, como el déficit en infraestructura y recursos humanos calificados.
-No es que fue ficticio pero el precio de las commodities es muy importante, por dos en particular: soja y petróleo. Con un acumulado de 27% a la baja del petróleo, esperar una lluvia de dólares para Vaca Muerta no es lo más indicado. La estrategia fue aprovechar la bonanza económica para fomentar el consumo, pero de la puerta hacia adentro. En la última década hubo un aumento del consumo de los sectores medios y populares, y del bienestar privado. Pero no del bienestar público. No hubo inversiones en bienes públicos, en educación técnica específica para formar cuadros, en infraestructura, en todo lo que falta. El tema es que la Argentina sigue siendo competitiva a pesar de eso. Cuando medís, el costo brasileño para llevar la soja del campo al puerto es mucho mayor que el de acá.
Eso no significa que estemos bien, sino que hay otro que está peor…
-Hablamos de mantener y mejorar lo existente. Lo que estaban haciendo los uruguayos con el puerto de Nueva Palmira son innovaciones. Son cuestiones que ponen actores en competencia con vos, y claramente ni hablo de darle forma al tratado de Maipú (un acuerdo de Integración y Cooperación entre Chile y la Argentina, suscripto en 2009), o alguna iniciativa bioceánica fuerte en el tema de integración con Chile, que es clave para el Asia-Pacífico. En ese tipo de cuestiones estuvimos muy atrás en esta década. Y en la que viene, por lo que se perfila, el precio de las commodities no ayudará de la misma manera. En la Argentina, en los últimos 10 años, se miró bastante para adentro, y eso alcanzó todo. Por ejemplo, no hay una estrategia de cómo dirigirse al Africa emergente?
¿Hay una estrategia de cómo dirigirse hacia algún lugar?
-No hay una estrategia de nada. Estrategia viene del griego estrategos, que quiere decir el que va por delante, y acá no vamos por delante ni de nosotros mismos. Una pregunta típica que se le hace a cualquier pasante en su primer trabajo es cómo se ve en los próximos 10 años. Acá no hay ninguna planificación de qué hay que hacer ni tampoco a dónde llegar. Miraba los tuits de la Presidenta durante su último viaje a China y eran lamentables. Está lidiando con la primera economía del mundo subutilizando las capacidades del país. Se habla mucho de Vaca Muerta, pero no escuché a nadie cómo eso ayudará a que en Neuquén se genere la universidad que capacite técnicos a nivel internacional. Si la Argentina tiene Vaca Muerta, tiene que tener la punta de la educación del shale, hacer convenios con universidades norteamericanas y chinas y consorciar el conocimiento.
Habrá innovaciones tecnológicas que generarán valor agregado y eso se lo llevarán a otros. ¿Quiénes son los mayores productores agrícolas? Estados Unidos, Argentina, Brasil y Ucrania. ¿Quiénes son las compañías que tienen los desarrollos de biotecnología? No hay ninguna ucraniana, argentina o brasileña, y eso no puede ser. Estamos perdiendo valor agregado en la cadena y valor ambiental, porque estos productos tienen que tener un control ambiental que hoy no tienen. Entonces, te empobreces sistemáticamente.
Dijiste que el gran tema para analizar en la Argentina es el institucional. ¿Cuándo fue la última vez que el país tuvo instituciones que funcionaron bien?
-Cuando hablo de instituciones me refiero al conjunto de reglas. Tenemos buenas instituciones. Hay cosas que funcionan bien. No hay que pensar sólo en una cuestión macro como la República. Eso no sirve, no es positivo ni real. Lo que hay que hacer es empezar a trabajar desde lo micro. Hay instituciones que funcionan bien a nivel provincial, local y privado. Hay empresas que funcionan muy bien. Si mirás el contexto institucional macro del sector del agro no es el mejor, pero sin embargo, lo agroindustrial funciona bien y eficientemente a pesar de eso. En otras cuestiones también funcionamos bien y ahí es donde la dimensión institucional se engancha con el pensamiento estratégico: para el próximo gobierno lo fundamental es encontrar puntos donde puedan converger intereses y actores. No es muy difícil de hacer.
No hay que pensar en una especie de paquete de reforma constitucional macro porque eso lleva a la polarización maximalista de decir se tienen que ir todos. Hay preguntas que hago a todos y siempre se enojan, pero ¿dónde va la Cámpora después del 10 de diciembre?
¿Dónde va?
-No va a desaparecer. Hay que pensar un país con La Cámpora y como dice algún periodista, con la Newman (en referencia al colegio en el que estudió Mauricio Macri) porque sino vamos a terminar en la pendularidad que llevó a Ezeiza. Los militares no desaparecieron después de la democratización, de hecho el último intento (golpista) se lo dan a Menem. Hay que pensar un lugar. Puede ser obediencia debida y punto final, reabrir los juicios, pero no se puede tapar el sol con un dedo. Lo mismo con nuestros socios: ¿qué pasará con China, Brasil y Rusia? Ahora tenemos presencia militar china en territorio argentino con el tema de Neuquén. Es otro juego.
Respecto de los socios, la Argentina decidió aliarse con China, que según las proyecciones sería líder en 2030 y EE.UU. quedaba desdibujado, ¿cambió esa situación?
-Creo que la Argentina tiene un grave problema sobre todo en lo que es política exterior y relaciones internacionales. Tanto el sector público como del privado no entienden el mundo y no les interesa. Tenemos que generar estrategias resilientes. No sabemos qué pasará pero sí que estaremos acá. Lo que hay que hacer es una análisis FODA: saber cuáles son las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Las oportunidades que se presentan pueden ser reversibles, pero contar con un proyecto estratégico permite hacer cambios sobre una base.
La Argentina necesita mejor análisis de lo que es el mundo, porque un mundo en reconfiguración como el actual tiene mucha incertidumbre. Cualquiera que diga lo que pasará está mintiendo. Hace unos días vimos con mis hijas la película Intensamente, y la emoción del miedo tiene los planes de todo lo que puede salir mal. Nosotros no tenemos ni uno, y hacemos planes con todo lo que puede salir bien. No tenemos planes de contingencia. Siempre hago preguntas: ¿Y si China deja de comprar? ¿Y si por el cambio climático abre la frontera norte y empieza a cultivar en Mongolia o en una Siberia con deshielo?
¿Y si se descubre una proteína más barata que la soja?
-Ya hubo sintetización de carne, por ejemplo. Son análisis que la gente de los puertos hace permanentemente en términos de competencias, distancia, carga, logística. Pero este tipo de cuestiones nosotros no las tenemos pensadas para nada.
¿Qué amenazas visualizás para la Argentina?
-Hay una amenaza que siempre comentan mis amigos agrónomos: cuanto más homogéneo y unificado es tu cultivo, más riesgos hay de que una plaga te borre todo, porque la diversidad biológica ayuda a controlar eso. Además, la degradación y la contaminación del suelo. Por cada kilo de soja, según mis cálculos, se necesitan 5000 litros de agua.
¿Cada kilo de soja exportado incluye 5000 litros de agua?
-De regalo. Lo primero es mirar la sustentabilidad ambiental que tiene eso. Lo segundo, si a pesar de todo decidís seguir adelante, por lo menos ponelo en el precio. La triple frontera es un agujero negro de todo tipo. Ahí debería estar la universidad o el centro biotecnológico de desarrollo de punta del mundo, donde el INTA, el Embrapa (Brasil) y el ICA (Paraguay) desarrollen lo que hace Monsanto, Cargill y Bunge, con ellos si querés. Estas son cosas que los políticos tienen que tomar como insumo estratégico y pensar cómo traducir eso en políticas públicas. Porque, en definitiva, estoy pensando en un país a futuro. Mis hijas tienen 8, 6 y 2 años. Tengo que pensar en 2030 porque ellas van a estar ahí.
Los políticos también tienen hijos, ¿a dónde está la falla?
-Tienen hijos pero hay imágenes reveladoras, como cuando los ves celebrando un resultado electoral a la medianoche con una nena en andas. ¿No saben que la nena tiene que estar durmiendo a esa hora? El político tiene un sentido mayor de largo plazo pero lo comen los intereses de corto plazo, y ahí es donde vienen las instituciones.