El conflicto comercial entre China y Estados Unidos podrá repercutir en América Latina
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Puentes, ICTSD, 10 de abril de 2018
Desde el periodo de campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha adelantado la intención de cambiar la estrategia del país en sus negociaciones internacionales. Fiel a su estilo, Trump utiliza el término “America First” para resumir las ideas de su administración sobre el tema. Tras meses de amenazas, una serie de anuncios del gobierno estadounidense muestra las consecuencias prácticas de la estrategia de Trump –y las posibles respuestas de los países afectados, particularmente China. En este contexto, los restantes bloques de países del mundo no han dudado en emitir declaraciones reafirmando las virtudes del libre comercio. Los acuerdos en curso de negociación que lo demostrarían, sin embargo, también parecen estar estancados por una velada defensa de prácticas proteccionistas.
El pasado mes de marzo, Estados Unidos anunció la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio. Días atrás, también sumó aranceles a más de 1.300 productos tecnológicos e industriales de origen chino. Como respuesta, China anunció la imposición de un arancel del 25% a la importación de 106 productos agrícolas, vehículos y productos químicos estadounidenses -en donde se incluye, entre otros productos, a la soja, al maíz, al trigo, y al algodón. Estados Unidos ahora anunció que estudia ampliar el flujo de importaciones gravadas al doble de lo que acababa de imponer.
El impacto directo de las medidas de Trump en América Latina aún no se hace sentir, en tanto que los países de la región fueron exceptuados de dichas medidas. Sin embargo, esto no los deja exentos de los impactos indirectos derivados de la redistribución de cuotas de mercado mundiales. Por ejemplo, el anuncio chino podría afectar significativamente el mercado de la soja argentino y brasilero. En tanto que China es el principal importador mundial del poroto de soja -50% de Brasil, 40% de Estados Unidos y 10% de, mayormente, Argentina y Paraguay- podría suceder que Brasil cubra gran parte de la cuota de mercado de Estados Unidos. Si, en cambio, China comienza a sustituir parte de la importación del grano por el subproducto terminado (harina y aceite), Argentina podría verse claramente beneficiada.
Por el momento, lo único cierto es que el anuncio ya generó un movimiento opuesto en los precios de la soja en el mercado de referencia de Estados Unidos (CME Group) y en el de Argentina (MATBA) -la oleaginosa se desvalorizó en el primer país y se apreció en el segundo, generando una reducción de más de un 20% en la brecha de la posición de futuro más cercana.
En la reciente Cumbre de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (véase Boletín de Noticias Puentes) se reafirmó la oposición de los países miembros a las medidas proteccionistas de la administración de Donald Trump. En palabras de su copresidente, Ramón Jáuregui, esta guerra de aranceles debiera servir de estímulo para avanzar en los acuerdos comerciales que Europa está negociando con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), México y Chile. Lo que queda por determinarse es si estos acuerdos seguirán la lógica del libre comercio, de una “Latinoamérica First”, o de una “Europa First” -en caso que sus acuerdos con el MERCOSUR permitan el mantenimiento de los subsidios a los productores agrícolas europeos.