Brasil: crecimiento y más integración
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Dante Sica, Suplemento de Comercio Exterior, La Nación, 18 de octubre de 2011
Es el principal destino de nuestras exportaciones, representa más del 41% de nuestros envíos industriales y el 81% de las ventas de autos. Por donde se lo mire, Brasil es fundamental a la hora de diagnosticar la salud de la economía argentina que, según algunos industriales, tiene "algunas líneas de fiebre", tras percibir que el real comenzaba a depreciarse, y sobre todo tras ver que las expectativas de crecimiento de Brasil eran revisadas a la baja en un contexto de incertidumbre y volatilidad.
En lo inmediato, la Argentina deberá estar más atenta a lo que ocurra con el crecimiento de Brasil, que muestra una desaceleración mayor a la esperada. Los flujos comerciales con Brasil dependen mucho más del ciclo económico que de la paridad cambiaria: si la locomotora brasileña se frena, se encenderán las alarmas en la Argentina debido a la elevada interdependencia comercial.
Se espera que Brasil finalice 2011 con un crecimiento del 3,5%, por debajo del 7,5% de 2010 (en un contexto de recuperación) y por encima del promedio de la década pasada. En 2012 crecería al 3,8%. No obstante, se desconoce aún el real impacto de la crisis en el mundo emergente.
El rumbo que tomará el real es todavía una incógnita. La divisa brasileña experimentó en los últimos meses una importante devaluación (con un pico de 1,95 por dólar) para luego descender de la mano de las intervenciones del Banco Central de Brasil. La incertidumbre se explica porque hasta ahora la apreciación del real permitía compensar la pérdida de competitividad de la industria argentina ante la evolución ascendente de los costos locales. Sin embargo se espera que, tal como en el último trimestre de 2008, parte de los capitales que salieron de Brasil reingresen cuando la incertidumbre se disipe, con lo que el tipo de cambio encontraría un equilibrio por debajo de los 2 reales por dólar.
A largo plazo queda pendiente resolver las asimetrías productivas, sobre todo en el sector industrial. El déficit en este sector crece de forma sostenida, constituyéndose en un déficit estructural. Las medidas unilaterales han demostrado ser poco efectivas.
Hay dos caminos paralelos por seguir: avanzar rápido en la integración de las cadenas productivas para ganar escala en la producción nacional, aumentar la especialización y extender la integración vertical de la producción industrial. Un logro secundario no menor sería reducir el nivel de conflictividad.
El segundo camino, complementario: definir los lineamientos de una política industrial orientada a fortalecer las inversiones, la producción y la tecnología de los sectores industriales estratégicos, con visión de largo plazo, para reducir la brecha estructural con Brasil y relajar la presión defensiva sobre las importaciones.
El autor es economista y director de la consultora Abeceb