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Todas las barreras terminan saltándose

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Entrevista a Marcela Cristini, La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 29 de marzo de 2011

Por Graciela Cañete

"En un comercio internacional en el que existe una fuerte competencia, la mejor defensa del mercado interno es el aumento de la productividad. Y esto se obtiene con más tecnología, educación, insumos de última generación. El proteccionismo es ineficaz, de corto plazo, y no contribuye al proceso de inversión", aseguró Marcela Cristini, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL).

Más que instrumentar restricciones a las importaciones se debería plantear una política de largo plazo para favorecer las exportaciones, deslizó. "Un indicador del éxito de la industria de un país es que las empresas exporten, es lo que permite crecer y permanecer en el mercado."

-Se extendió la aplicación de las licencias no automáticas (LNA), si bien luego se fijaron mecanismos de excepción. La medida llega con la caída del superávit comercial, caída que se prevé continúe.

-Las licencias están autorizadas por la Organización Mundial de Comercio, pero el año pasado el plazo para otorgarlas superó los 60 días permitidos. Esto ocasionó dificultades en los procesos productivos que requerían insumos alcanzados por las LNA. Y en un mundo en el que se necesita ser competitivos, cualquier medida que introduce imprevisibilidad o eventuales demoras provoca costos adicionales o caídas de la productividad.

Una explicación para una medida con más costos que beneficios es que el Gobierno quiere preservar un saldo comercial alto, en especial en un año electoral. El superávit puede ser erosionado por las crecientes importaciones, y la pregunta es por qué están creciendo las importaciones. Con un consumo muy alto, que desde la política se busca mantener, se llega al aumento de las compras al exterior. Así, colocar barreras no da resultado. Todas las barreras terminan saltándose, es difícil controlarlas.

-Para ampliar las restricciones se menciona la necesidad de preservar la reindustrialización del país, ¿es la mejor forma?

-En la estructura productiva de la Argentina, el peso de la industria es del 17% del PBI, similar a la de Brasil. Sin embargo, la modernización de la industria es distinta, y el dinamismo exportador también. Más que de reindustrialización, preferiría hablar de modernización. Por otra parte, un indicador del éxito de la industria en un país es que las empresas exporten, y en la Argentina, pese a que en los últimos años aumentaron las ventas al exterior, el crecimiento fue menor al de otros países de la región. Lo importante sería diseñar una estrategia que aproveche el mercado interno como plataforma para exportar, porque los productos primero se prueban en el mercado local, pero luego se necesita llegar a otros destinos.

-En ese sentido, uno de los objetivos anunciados por el Ministerio de Industria es el incremento de las exportaciones industriales. ¿Cómo debería ser la política para impulsar esas exportaciones?

-Se tendría que asistir a las empresas para que ingresen en nuevos mercados, sobre todo si son lejanos, facilitar el acceso a la tecnología, otorgar créditos, financiamiento para la participación en ferias internacionales, brindar inteligencia comercial. También contribuir a que aumenten la calidad y logren la diferenciación de sus productos, así alcanzarán nichos de mercado.

Otro punto es que si el país quiere exportar bienes industriales, es una contradicción que existan retenciones. El sector privado responde a los incentivos, está atento al clima de negocios, y si hay sesgo contra las exportaciones -es el caso de las del sector agropecuario-, o la economía está más cerrada que en el pasado, no trabajará para exportar. Y una empresa que se dirige sólo al mercado interno pronto encuentra un límite, pierde posibilidad de reducir costos porque no tiene escala suficiente, y queda expuesta a la competencia del exterior.

Por un tiempo se puede frenar la llegada de competidores con LNA, y otras medidas, pero no es posible mantenerlas por siempre. No se puede cerrar la economía, se debe pensar estratégicamente en la inserción en el comercio internacional. No hay en el mundo una empresa grande que no busque exportar, es lo que le permitirá crecer y permanecer en el mercado.

-En Brasil, diversas empresas se internacionalizaron; en la Argentina son excepciones.

-En América latina son varios los países en los que sus empresas están saliendo al mundo, entre ellos Chile, Colombia, Perú. Las compañías asumen riesgos y necesitan contar con créditos de largo plazo. En Brasil tienen el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), pero además acceden al financiamiento internacional, y emiten acciones. En los últimos años creció el número de firmas brasileñas que emitieron acciones, mientras en la Argentina el mercado accionario es pequeño.

Tener una alta participación en el comercio mundial fue un objetivo que nuestro principal socio mantuvo desde los '90, la visión de negocios es globalizadora. Pero el compromiso es del sector privado y público, hay una continuidad de las políticas y un trabajo conjunto para generar legislación, marcos de promoción para favorecer las exportaciones, y cuando se presentan fallas las corrigen.

-Pese a las recurrentes dificultades, la relación comercial más importante del país es con Brasil, ¿como se podría mejorar y aumentar el intercambio?

-Es cierto que la mayoría de los envíos de manufacturas industriales se dirigen al mercado brasileño, pero seguramente esa cantidad es mucho menor de la que se podría colocar. Lo que deberíamos pensar es cómo se está armando la relación estratégica con Brasil. Cuanto antes nos sentemos a limar asperezas, mejor.

El Mercosur tiene destino si lo pensamos como plataforma exportadora, de otra manera estaremos de conflicto en conflicto. Lo que se necesita son cadenas productivas integradas para exportar de forma más competitiva. Los beneficios son mayores que los costos. Además, el Mercosur necesita ser más activo en la firma de tratados internacionales; en el mundo se multiplican los acuerdos.

-Y el Mercosur firmó pocos.

-Se deben buscar negociaciones beneficiosas, pero no permanecer al margen. En la UE, el 60% del comercio se realiza entre los países del bloque; en el Nafta, el 50%; en la región Asia Pacífico, más del 40%; en el Mercosur, el 15%. Ahí existe un problema. Hay costos por quedarse fuera de las cadenas productivas y comerciales internacionales. Cuantas más barreras coloquemos con Brasil nos perdemos la posibilidad de avanzar en plataformas exportadoras. Esto sería útil, pero continúa postergándose.

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