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La Argentina no recupera su vitalidad exportadora

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Por Marcelo Elizondo, para La Nación, 8 de junio de 2010

Existe un debilitamiento de las relaciones comerciales entre la Argentina y el mundo. Desde China, Venezuela, Brasil o la Unión Europea, recibimos noticias que afectan el flujo de bienes y servicios.

Las exportaciones en el primer cuatrimestre subieron 13%, comparadas con 2009, pero nuestros clientes salieron de la crisis y crecen sólidamente, por lo que este incremento luce delgado. Las importaciones, mientras, subieron un 37%. El superávit comercial ha descendido un 31%.

Según la OMC, el comercio mundial crecería este año 9,5%, pero más en los países emergentes. ¿Por qué la Argentina, que tuvo un dinamismo comercial relevante entre el inicio de ésta década y 2008 no se recupera con mayor fuerza?

Un reporte de Global Enabling Trade 2010 coloca a la Argentina en el último lote de empresas por sus cualidades comerciales internacionales, en el puesto 95 entre 125 países medidos.

Existen varias razones que permiten explicarlo.

- Escasa inversión: 20% del PBI y mínima en relación a ampliaciones de la capacidad de oferta.

- Inseguro abastecimiento de energía: la producción de gas natural en el primer trimestre un 4,1%, mientras la producción de petróleo fue un 1,6% inferior, según el Instituto Argentino de Energía, que asegura que el abastecimiento está en una muy precaria situación.

- Malas expectativas de las empresas: muestra de la desconfianza es la salida de capitales, US$ 40.000 millones en los últimos dos años, y US$ 3900 millones en el primer trimestre.

- Alta presión tributaria: más del 30% del PBI, con altos impuestos "preproductivos", además de las retenciones.

- Escasez de crédito: el financiamiento bancario es menos del 13% del PBI -cuando en Brasil es del 31% y en Chile del 43%- y está en un 52% en manos de personas y solo un 48% en empresas; se sufre por un débil mercado de capitales, dado que el financiamiento de las empresas a través de acciones es sólo del 12% del PBI y el financiamiento a través de bonos llega al 13%.

- Dificultades en la infraestructura: en relación con la extensión territorial tenemos la mitad de los caminos que Brasil y casi la cuarta parte de España (la longitud actual es de 82,91 kilómetros de caminos por cada 1000 km²-, la misma red vial que hace diez años transportaba la mitad de lo que ahora producimos y en la que hoy circulan unos 6.000.000 automóviles y 1.500.000 vehículos de carga) mientras el transporte ferroviario tiene una incidencia menor y los aeropuertos son escasos.

- Un tipo de cambio menos competitivo que el de 2002/2008, que contra el dólar, está en alrededor de 1,40 respecto del nivel de la convertibilidad.

- En frontera, los trámites y la baja eficiencia en las ventanillas son un gran disuasivo al que se suma la entrega de certificados, las restricciones con cupos a las exportaciones y, según el Global Enabling Trade, la "falta de transparencia en frontera".

- Fronteras afuera, las retaliaciones que llevan a competir en desigualdad de condiciones en mercados con conflictos pendientes (empresas con litigios ante tribunales extranjeros o ante el Ciadi) sumadas a los "ruidos políticos" en las relaciones internacionales que disuaden a las empresas radicadas en esos mercados a avanzar en consolidación de relaciones con empresas argentinas, como la pervivencia de discusiones pendientes (el caso Telecom con Italia, las afectaciones a los contratos con las empresas españolas y francesas).

Muchos de estos problemas pueden ser subsanados con cambios rápidos: más previsibilidad y cumplimiento de reglas, relaciones normales y sin sorpresas con otros países, cumplimiento de compromisos intencionales de buena fe, participación en mesas de negociación con una mayor vocación aperturista aunque con inteligencia, generación de mejores condiciones para la oferta del crédito, reducción de la conflictividad y también de la inflación, implementación de un tipo de cambio real más estable, puesta en marcha de políticas fiscales que faciliten regímenes tributarios menos agraviantes, eliminación de incertidumbres institucionales, se podría cambiar el ambiente, lo que permitiría a las empresas aprovechar un mundo cuya demanda se recupera.

El autor es miembro de los equipos de Francisco de Narváez y ex director ejecutivo de la Fundación ExportAr.

PASOS A SEGUIR Cumplimiento de reglas, relaciones normales con otros países, negociación inteligente y aperturista, mejores condiciones para la oferta de crédito y un cambio real más estable.

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