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El rol de las instituciones en la política comercial externa y la pandemia

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Entrevista a Julieta Zelicovich en el Ciclo de Diálogos sobre Integración y Comercio en tiempos de Pandemia que organiza BID/INTAL, Revista Megatrade, 16 de junio de 2020

Interesantes definiciones sobre la situación de la gobernanza global y el rol de las instituciones de política comercial externa en la pandemia - como parte del Ciclo de Diálogos sobre Integración y Comercio en tiempos de pandemia que organiza BID/INTAL- de parte de Julieta Zelicovich, - en la foto- Doctora en Relaciones Internacionales, además de magíster en Relaciones Comerciales Internacionales. Investigadora CONICET y coordinadora del Grupo de Estudios sobre Negociaciones Comerciales Internacionales radicado en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

Presentada por el titular del INTAL, Pablo García; la joven especialista señaló que la pandemia aparece como una crisis dentro de la crisis a nivel de gobernanza ya que el mundo venía en un contexto pesimista en cuanto a la cooperación global; que, además de la pandemia, ahora se agrava con la politización del conflicto de China con Hong Kong y las manifestaciones frente al racismo en EE.UU. De alguna manera parece que la agenda externa de las potencias tiene en cuenta sólo lo que impacta en el mercado doméstico y la cooperación esta resumida en cuestiones de nicho, señala. “Lo que se ve es un escenario de mucha confrontación y que tiene una lógica que tiene que ver con el interés de la agenda doméstica. Esto implica una crisis en la provisión de bienes púbicos”, dijo Zelicovich.

En cuanto al papel de la OMC que debe intervenir en el funcionamiento del sistema multilateral de comercio, señala que tiene a EE.UU con una capacidad para proveer por si solo un fuerte incentivo, pero no quiere, mientras que China busca liderazgos que al parecer no le están funcionando tan bien como para “tomar la posta”. Así hay una gobernanza global que no funciona pero tampoco puede reciclarse, ya que además no emerge nada nuevo y no hay opción que rivalice. Así ve es un estancamiento con expectativas de disrupciones permanentes. Advierte que esta confrontación EE.UU./China y la crisis de la gobernanza global podían suceder sin la pandemia. “La pandemia de alguna manera la empujó”, agrega. Así se ve un contexto de alta conflictividad, alta aversión al riesgo, capacidad de rescilencia muy baja, riesgos de ruptura de cadenas globales de valor, relocalización de inversiones, y ciertos temores, como una mayor incidencia de la inteligencia artificial. “Normalmente las pandemias o disrupciones políticas aceleran cambios, pero cuál es la capacidad concreta de relocalizar esas inversiones y de los Estados de generar la atracción de inversiones”, se pregunta.

Para Zelicovich, en el caso de la Argentina ningún esquema es superador al multilateralismo. La OMC es necesaria pero viene con problemas incluidos. Allí la especialista mencionó los pocos avances de la OMC y la situación de agonía desde el 2005 donde con sus 169 miembros le resulta difícil resolver cuestiones de políticas comerciales a los que se suman los problemas del órgano de apelaciones, que sigue siendo el principal instrumento para brindar transparencia. Es posible imaginar cuales son las formas de multilateralismo posibles que quizá no sean universales o sean más flexibles?. No hay que olvidar que cualquier acuerdo de la OMC debería incluir a todos los miembros en todos los compromisos, lo que deja poco espacio a zonas grises, advierte la especialista. Aunque si tiene mucho para decir en materia de facilitación de comercio y el desafío próximo es el tema del comercio electrónico y los impuestos a productos digitales, además de la cuestión de las patentes farmacéuticas compatibles con la salud pública.

Qué se puede decir del futuro de los acuerdos megaregionales?, le preguntó Pablo García. Hay fuerzas que impulsan la liberalización normativa del comercio y servicios, apuntando a las cadenas globales de valor, pero a la hora en que se dan negociaciones más profundas, pesan los sectores sensibles donde los países no están tan dispuestos a ceder, responde Zelicovich. Mucho se da por inercia en el contexto de la pandemia. En cuanto a la regionalización o integración en América Latina se viene con una escaza dinámica aun cuando la región brinda mayores garantías o posibilidad de diversificar el riesgo global. Además dice la expositora, la pandemia volvió a colocar en primer lugar la noción de frontera y de la región como vecindad en términos de mercados, logística y sanidad. Sin embargo no se han dado marcos y capacidad de respuesta comunes que pueden fortalecerla. “Si bien la disputa entre EE.UU. y China bloquea todo avance en la OMC, las regiones pueden dar respuesta. América Latina tiene mucho para ganar. Si se comparan las canastas comerciales de los países sudamericanos hacia socios de la región y las de extrazona; las primeras muestran mucho valor y capacidad de eslabonamientos productivos. Pero hay problemas de infraestructura y de afinidad de vínculos políticos”, explica. Incluso frente a la pandemia, la región no ha tenido una respuesta común, ni aparece ese frente en los organismos internacionales. Así se están desaprovechando oportunidades y no se ve un cambio en el horizonte, agrega. En particular, el Mercosur está en un punto crítico. Hay una reducción en la interdependencia en términos comerciales, y hoy es menos importante para Brasil que para el resto. Además hay una altísima asimetría ideológica, más allá de dos elementos estructurales, baja institucionalización y baja internalización normativa, señala Zelicovich. A esto se agrega la distinta lectura de cómo responder a la pandemia. En cuanto al acuerdo con la UE que sigue en proceso de revisión legal, lo ve más complicado del lado de Europa. Sorprendió el voto negativo de Holanda en contra del acuerdo y el recrudecimiento de políticas proteccionistas no juegan a favor en medio de la pandemia. La especialista insiste en que para los países de la región siempre es mejor negociar juntos. “No es lo mismo lo que va a exigir Corea del Sur si Argentina no está en la mesa”, dice. Recordó que no se termina de entender qué quiso hacer Argentina con el anuncio de salir de las negociaciones, algo que luego rectificó aunque advirtió que los países no deben negociar algo que no creen que sea bueno.

Para Brasil la reducción sustantiva del AEC y la apertura es la bandera; allí hay un cambio muy importante en la política brasileña donde los industriales de Sao Paulo parece que no influyen tanto. La revisión del AEC es un problema porque hay una enorme divergencia con Argentina.

En cuanto al desarrollo del Mercosur, para Zelicovich, la clave es generar incentivos para que crezca el intercambio comercial más allá del acuerdo automotriz, generando interdependencias mayores. “El Mercosur no sólo es un proceso económico, sino político de generación de paz en la región”, afirma. También reconoce que el AEC hay que sincerarlo porque tiene muchas perforaciones. En un control sobre posiciones arancelarias donde trabajó; se ve que en la mitad de los capítulos se diferencian los aranceles aplicados; pero las divergencias no son grandes.

También se habló del diseño y la adaptación institucional de las políticas comerciales de los países. Las mismas deben utilizar mecanismos que se apoyen en el acceso de información y capacidad de análisis, para la mejor toma decisiones. Esto implica transparencia, que la información fluya, diálogo y generación de capacidades analíticas. En lo que es la reglamentación; cómo se vincula el ejecutivo con el legislativo. Cada vez más agencias dentro de los Estados se involucran en temas de la política comercial con mecanismos de coordinación para darles coherencia tanto formales como de redes, explica.

No obstante reconoce que hoy la política comercial a nivel de las potencias está altamente politizada. Mirando la relación EE.UU./China donde se utilizan conceptos como “guerra comercial “ cuando antes no era así, donde se privilegia la seguridad y por detrás hay una disputa por la tecnología. Esto difícilmente cambie si asume un demócrata en las próximas elecciones en EE.UU. A lo sumo, finaliza, quizá haya un discurso más conciliador.

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