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DESAFIOS PARA ENCARAR UNA ESTRATEGIA COMERCIAL INTERNACIONAL EFICAZ DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS

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Félix Peña, Newsletter de Comercio Internacional, Junio de 2024

En la región latinoamericana se observa hoy una tendencia al diseño, a través de negociaciones gubernamentales, de nuevos marcos institucionales para el impulso del comercio internacional y de la integración productiva, como también al rediseño de los existentes a fin de adaptarlos a los continuos cambios en las realidades económicas y políticas.

Diseñar y negociar nuevas modalidades de acuerdos y adaptar los que provienen de otra época, no será algo fácil. Es una tarea en la que interactúan, de una manera a veces difícil de percibir, la lógica del poder, la económica e, incluso, la de la legalidad. Tal interacción es clave para entender y operar sobre las realidades concretas.


Al menos en tres planos el futuro plantea desafíos para una estrategia comercial internacional inteligente de los países en desarrollo, incluyendo por cierto los de nuestra región geográfica. Son desafíos que requerirán acentuar la eficiencia de diagnósticos de calidad sobre los cambios profundos, y no sólo los coyunturales, que se operen en los distintos países.

Uno es el plano del sistema multilateral del comercio mundial. Las instituciones y reglas existentes, que algunos consideran hoy que están quedando obsoletas, requerirán de un esfuerzo de rediseño no fácil de concretar. Otro es el plano inter-regional. En la etapa que ha comenzado a desarrollarse en las relaciones comerciales entre las naciones, la inserción asertiva en la creciente red de acuerdos inter-regionales será fundamental para la proyección al mundo de lo que un país puede ofrecer a los otros mercados. Y el tercero es el plano regional latinoamericano. Tras sesenta años de distintas iniciativas orientadas a la integración económica, a la conexión física y a la articulación productiva entre países de la región, se observa un reconocimiento de que se requieren enfoques y métodos de trabajo diferentes a los empleados hasta el presente.

Como hemos señalado en otras oportunidades, el propio Mercosur está necesitando una puesta al día, que puede implicar cambios metodológicos significativos, sin perjuicio de preservar razones fundamentales que llevaron a sus países fundadores a optar por trabajar juntos en el plano de sus objetivos de desarrollo económico y social, en un contexto de paz y estabilidad política del “barrio”. Sus relaciones con los países de la Alianza del Pacífico –que en algunos casos son intensas y en todos son muy necesarias-, como con los otros países de la región, requerirán sacar el máximo beneficio al no siempre aprovechado marco institucional de la ALADI, a fin de acrecentar la conectividad comercial y económica entre sus países miembros y, al menos, entre los más interesados.

En todo caso, se observa hoy una tendencia al diseño, a través de negociaciones gubernamentales, de nuevos marcos institucionales para el impulso del comercio internacional y de la integración productiva, como también al rediseño de los existentes a fin de adaptarlos a los continuos cambios en las realidades económicas y políticas.

Muchos de esos marcos son bilaterales, involucrando países pertenecientes a distintas regiones en el sistema internacional. Algunos son de alcance regional, y se han desarrollado con diversas modalidades e intensidades, en las últimas décadas. Tal los casos del Mercosur, la Alianza del Pacífico, la ASEAN y la UE. Por lo general tienen un claro alcance político, proveniente del hecho de que los países que los constituyen comparten un espacio geográfico. Otros tienen un alcance inter-regional e involucran países o bloques de países, incluso poco conectados entre sí. Y queda siempre en pie la tarea de rediseñar el marco global institucionalizado en la OMC.

Diseñar y negociar nuevas modalidades de acuerdos y adaptar los que provienen de otra época, no será algo fácil. Es una tarea en la que interactúan, de una manera a veces difícil de percibir, la lógica del poder, la económica e, incluso, la de la legalidad. Comprender tal interacción es clave para entender y operar sobre las realidades concretas.

Y no es tarea fácil, además, por el hecho de que muchas veces se emplean categorías y conceptos provenientes de otros momentos históricos. Como hemos señalado antes, ellos están, al menos en algunos casos, siendo superados por profundos cambios que se observan en los últimos años, tanto en la distribución del poder mundial como, en especial, en las modalidades del comercio internacional de bienes y de servicios –en buena medida como consecuencia de los efectos disruptivos de cambios tecnológicos y del fenómeno del empoderamiento de los consumidores de la nueva clase media urbana en muchos países en desarrollo-, y en las inversiones transnacionales.

En el caso de los países de la región latinoamericana, los principales frentes de las negociaciones comerciales internacionales presentan opciones complementarias. Reflexionar sobre tales opciones y sus costos relativos, es una de las prioridades de cualquier ejercicio de reflexión estratégica sobre la inserción internacional de un país. En un mundo que el profesor Amitav Acharya ha caracterizado como “multiplex” , el conocer bien las opciones y sus respectivos costos relativos, es algo ineludible a la hora de desarrollar una estrategia de inserción comercial internacional del país, que incluya negociaciones con otros países o bloques económicos.

Un primer frente de acción que se requiere es el de la necesaria adaptación de cada acuerdo regional -tal el caso del Mercosur- a las nuevas realidades mundiales y a las de sus propios países miembros, en algunos casos en plena y compleja evolución. No se trata de incurrir nuevamente en el síndrome refundacional, que se ha manifestado con cierta frecuencia -casi siempre coincidente con cambios gubernamentales en alguno de los socios de mayor dimensión económica-. Puede ser más práctico, eficaz y por ende recomendable, practicar el arte de la metamorfosis. Es decir, efectuar cambios graduales que permitan capitalizar las experiencias adquiridas -y los resultados logrados- e introducir las modificaciones que puedan considerarse necesarias.

Ello es más recomendable aun cuando un proceso de integración entre países encara más que una crisis existencial una metodológica sobre cómo desarrollar el trabajo conjunto de las naciones que participan. Y ese parece ser el caso hoy del Mercosur. De allí que ningún país miembro ha planteado -al menos abiertamente- la idea de retirarse del pacto político, económico y jurídico que lo vincula con sus socios. Es algo así como reconocer que ninguno de los socios tiene un verdadero plan B.

Un plan alternativo imaginable, como sería transformar el Mercosur en una zona de libre comercio –en el sentido del artículo XXIV del GATT-OMC-, derogando el arancel externo común (AEC), podría tener algunos costos políticos elevados y también económicos, especialmente en el comercio de manufacturas. Implicaría modificar el Tratado de Asunción. Corresponde a cada país determinar si conviene enfrentar tales costos. Cabe tener presente que la eliminación del AEC, o su abierta violación, podría tener un efecto potencial negativo en el compromiso asumido de asegurar el libre comercio entre los socios, como consecuencia de lo previsto en el artículo 2° del Tratado de Asunción (reciprocidad de derechos y obligaciones).

Un segundo frente de acción es el de la convergencia en la diversidad en el espacio regional latinoamericano. Fue la estrategia planteada, en su momento, por el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y que fuera debatida en una reunión con la participación de Ministros de Relaciones Exteriores y también de Comercio Exterior, de los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico realizada en el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, el 24 de noviembre de 2014. Quedó claro allí que no se planteaba la necesidad de un acuerdo de integración entre ambos esquemas de integración, pero sí la de elaborar hojas de ruta conducentes al establecimiento de múltiples vasos comunicantes, entre los procesos de transformación productiva e inserción de internacional de países pertenecientes a ambos bloques. No necesariamente todos. Y se reconoció que el Tratado de Montevideo de 1980, que creó la ALADI, brinda un marco institucional e instrumentos más que apropiados y sub-utilizados -entre otros, los distintos tipos de acuerdos de alcance parcial-, para llevar adelante la estrategia sugerida y compartida por los países de la región.

Y un tercer frente es el de las negociaciones globales y con los grandes espacios regionales. Las prolongadas negociaciones entre la UE y el Mercosur, ilustran sobre las dificultades que a veces ellas implican. Es posible prever que los países que actualmente integran la unión aduanera del Mercosur -que son los socios fundacionales- avanzarán también iniciativas orientadas a ampliar la agenda negociadora con otros grandes espacios económicos, tales como China, Japón e India, en el Asia, y los Estados Unidos y Canadá en América del Norte.

En los tres frentes mencionados, los países del Mercosur y sus socios latinoamericanos, podrían impulsar nuevos enfoques con respecto a las características de los acuerdos comerciales que negocien. Quizás convendría denominarlos “acuerdos estratégicos de promoción de comercio e inversiones”. No podrían limitarse al plano arancelario. Deberían abarcar cuestiones que inciden en decisiones de inversión productiva y cooperación tecnológica orientada al comercio transnacional. Tres podrían ser los efectos de tales acuerdos sobre el comercio y las inversiones transnacionales en los que participen empresas de países de la región: privilegiar el efecto de creación de empleos estables; asegurar la fluidez y la previsibilidad en las transacciones comerciales, en las inversiones y en la cooperación tecnológica, y preservar un suficiente grado de flexibilidad en las políticas comerciales, que permita navegar condiciones económicas complejas y de marcadas incertidumbres, por ejemplo, utilizando distintas modalidades de válvulas de escape con custodios imparciales.

Todo ello implicará, por cierto, liberarse de conceptos y paradigmas que provienen de un mundo que, como ya se señaló, está siendo rápidamente superado por nuevas realidades.

Lecturas recomendadas:

- Acharya, Amitav, “Turning the idea of the Indo-Pacific into reality”, East Asia Forum Quarterly, January-March 2024, ps. 20-22.

- Bidondo Abril, Camila, “Perspectivas del Acuerdo de Asociación Estratégica Mercosur-UE”, Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de La Plata. Boletín Informativo Grupo de Jóvenes Investigadores, Año 3, Número 11, página 26.

- Blanke, Svenja; Reggiani, Andrés H., “Una izquierda nueva cargada de futuro”, Le Monde Diplomatique, Edition 299, mayo 2024, ps. 10 y 11.

- Halperin Donghi, Tulio, “La Larga Agonía de la Argentina Peronista”, Prólogo de Pablo Gerchunoff, XXI Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, Junio 2024.

- Hufbauer, Gary, “Biden-Trump lurch to tariffs a turning point in world economic history”, East Asia Forum Quarterly, 2 June 2024.

- INTAL-BID, “El Giro Verde. La nueva agenda de comercio de América Latina y el Caribe”, Buenos Aires, Mayo 2024.

- Fornillo, Bruno, “Geopolítica del litio”, Le Monde Diplomatique, Dossier, Edition 299, mayo 2024, ps. 4 y 5.

- Freytes, Carlos, “Como ir del litio a la batería”, Le Monde Diplomatique, Dossier, Editions 299, mayo 2024, ps. 6 y 7.

- Patman. Robert G., “New Zealand eyes joining AUKUS despite China’s warnings”, East Asia Forum Quarterly, 07 June 2024

- Peña, Félix, “La necesidad de restablecer la credibilidad del Mercosur”, Suplemento “Comercio Exterior” del diario “La Nación”, 23 de mayo 2024.

- Ranjan, Amit, “India’s regional challenges”, East Asian Forum Quarterly, January-March 2024, pages 29-31.

- Stuhldreher, Amalia, “Interregionalismo y gobernanza global”. Apuntes posibles del eje UE-Mercosur”, Revista CIDOB D’AFERS INTERNACIONALS número 60, ps. 119-145. Enero 2003.

- Sumando, Eko, “Indonesia strategically shaping international cooperation through foreign aid”, East Asian Forum Quarterly, 27 May 2024.

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