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La Nacion, Suplemento de Comercio Exterior, 25 de mayo de 2010

Y una vez fue cierto. Lo que hace seis meses se anunciaba como deseo y se vislumbraba como puro voluntarismo político se hizo realidad: la Unión Europea y el Mercosur lograron romper la gruesa capa de hielo que desde 2004 congelaba las negociaciones para un tratado de libre comercio y decidieron retomar el diálogo.

¿Por qué ahora sí? La respuesta parece estar lejos del romanticismo. Está claro que los gobernantes de ambos bloques creen que un acuerdo de este tipo -el mayor en la historia económica del mundo- tendrá un impacto positivo en la calidad de vida de los 800 millones de personas que viven a ambos lados del océano Atlántico, pero las razones de peso que hoy destraban el tema parecen ser otras.

Si todo estuviera escrito en una computadora, las palabras claves para acceder al documento serían tres: Crisis, China y Lula.

Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, dijo que si bien es difícil dar una respuesta contundente, tiene la impresión de que hay un "factor fuerte" en lo que está ocurriendo. Habló de la visualización que Europa y Brasil tienen respecto de la creciente presencia china en América del Sur. "En el caso de nuestros vecinos ven el avance chino en los mercados de la región; en el de Europa, miran especialmente lo que pasa en Brasil, pero ambos coinciden en la conveniencia de consolidar un área de preferencia" para contrarrestar el desembarco de una poderosa economía como la china que no necesita de preferencias para acceder a los mercados, explicó.

Coincidió Raúl Ochoa, docente de la Universidad Nacional Tres de Febrero y del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank. "El mundo de 2010 tiene algunas cosas en común con el de 2004, cuando las negociaciones quedaron estancadas, pero muchas diferencias, como la revolución tecnológica que está en marcha, los temas de energía, las fuentes de abastecimiento, el cambio climático y la seguridad alimentaria. Y un punto no menor es que entonces la presencia de China en la región era la décima parte de lo que es hoy. Un acuerdo UE-Mercosur es bueno como control para eso también", estimó Ochoa.

Otra de las palabras clave: crisis

El interés europeo en motorizar ahora la negociación con el Mercosur tendría varias aristas y llegar a un acuerdo con el bloque que integran la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, permitiría a las 27 naciones del Viejo Continente cumplir varios objetivos de manera simultánea.

Ochoa opinó que en medio de los sacudones actuales, Europa necesita más que nunca demostrar que está viva y tiene iniciativa, y que aún en las dificultades sigue adelante con su política de multilateralismo.

"Es cierto, ellos están en medio de una tormenta y por un período prolongado vivirán fuertes dificultades internas, pero este tipo de acuerdos son de gran ayuda para salir de esa situación, que, sin dudas, será mucho más complicada sin ellos. Para que las empresas europeas puedan avanzar, las inversiones son un aspecto clave. Veo todo esto como una vía de escape y la posibilidad de lograr una inversión más rentable para las empresas europeas durante la crisis. Pero los beneficios son mutuos. Nuestros países tienen severos déficit de infraestructura y eso se traduce en trabajo para las empresas del Viejo Continente y la posibilidad de incrementar el ritmo de nuestro desarrollo", dijo.

Temblor europeo

¿Es factible negociar con la incertidumbre actual y en medio de las turbulencias europeas?

Peña, realista, respondió: "Es el escenario que tenemos. ¿Cuál es el costo de no negociar? Si como les pasó a los países andinos es que se bilateralice la negociación, es muy elevado, en cualquier hipótesis, tanto que la Argentina sea quien negocie con la UE, o que Brasil por sí solo, ante un eventual fracaso de las conversaciones del Mercosur como bloque se corte solo".

El director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank distinguió entre Eurolandia, que tiene 16 países, y que es "quien está atravesando fuertes incertidumbres", y la Europa del mercado único, de 27 países, donde nada de lo que pasa repercute. "Cuesta uniformar la voz, pero sigue siendo una, un territorio aduanero único y es con ellos con quienes estamos negociando, y lo que se negocia son fundamentalmente condiciones de acceso para bienes y servicios a diferentes mercados".

Peña concluyó: "Europa claramente tiene que hacer un esfuerzo de competitividad. Vivieron más allá de sus posibilidades, la realidad de la competencia global cambió y si no se adaptan cada vez tendrán más problemas".

Tercera password: Lula. El presidente de Brasil, Lula Da Silva, una vez más ocupa un papel protagónico.

"La idea es que el cierre de las negociaciones se concrete a fines de este año. Hay necesidades política varias, entre ellas las del propio Lula", destacó Ochoa.

El mandatario del vecino país finaliza su mandato el año próximo, y un acuerdo con la UE sería un cierre de oro.

Peña, agregó: "Si un empresario me preguntara para qué se tiene que preparar, le diría para un escenario en el que las negociaciones se cierran en diciembre. Todas las fuerzas apuntan a eso. Lo que ahora está ocurriendo entre el Mercosur y la UE responde a voluntades y necesidades muy fuertes. A mayor voluntad política, más facilidad para desatar los nudos existentes, sobre todo si hay creatividad en las negociaciones y especialmente teniendo en cuenta el factor Lula, que opera desde Brasil".

Plazos

Gustavo Idígoras, ex agregado agrícola en la UE, vaticinó un segundo semestre plagado de reuniones técnicas. "Estimo que las negociaciones estarán concluidas entre junio y julio de 2011, y en 2012 el acuerdo de libre comercio estará listo. Son tiempos muy breves para una negociación que es la más importante después de la OMC."

Idígoras, un experto conocedor de los vericuetos de la UE, explicó que el Mercosur es el principal proveedor de alimentos de Europa, ya que abastece el 25% de la demanda del bloque, y esa cifra crece año a año, principalmente lo que viaja desde Brasil. Sobre los dos grandes traccionadores del acuerdo -el alto grado de voluntad política y las necesidades de ambas partes- se ciernen un par de nubarrones proteccionistas.

Del lado europeo, el fuerte lobby agrario; desde estas tierras, los reparos son hacia la apertura en el sector industrial.

Idígoras admite que la preocupación en el tema agricultura es fuerte. "Se trata de un grupo de países en desarrollo con agricultura desarrollada, de un lado, y de países desarrollados con agricultura subdesarrollada, del otro. Es lógico que eso despierte temores. Europa tendrá una oferta menor en agricultura pero nosotros tenemos que ir con una posición ofensiva, no con un discurso proteccionista. Nuestro futuro está vinculado a la exportación de alimentos, y es poco razonable que la Argentina tenga una posición proteccionista. Hay algunos productos que deberán tener una apertura de mercado gradual y en el tiempo, como el aceite de oliva, que ha sido un sector sobre el que ha habido política de Estado. El poderío de los griegos, españoles e italianos en esto dañaría al sector. Sería razonable establecer cuotas con años, pero no se pueden excluir productos, eso va en contra de lograr una negociación exitosa. La UE plantea una postura similar con la carne vacuna, aviar, quesos y bananas. Ya once ministros europeos de agricultura se quejaron por el acuerdo con el Mercosur. Tampoco será fácil la negociación con nuestro bloque en tema automotriz, donde el lobby también es muy fuerte."

Idígoras confía en que, si bien habrá idas y venidas, y no será una negociación sencilla, el acuerdo finalmente se logrará y será para beneficio de todos. "Este tipo de tratados no son para negocios de mañana sino para dar estabilidad a 10 años", concluyó.

En el mismo sentido, Peña aconsejó tomar en serio lo que está ocurriendo.

"Ahora se quemaron las naves y es muy difícil volver a la situación previa a la cumbre de España. Si esto fracasara se abre la puerta a lo que ocurrió entre la UE y los países andinos: queda habilitado el camino para eventuales acuerdos bilaterales, como UE-Brasil, por ejemplo. Estamos frente a una negociación que debe ser abordada con criterios políticos y técnicos, que no debe quedar librada sólo a criterios comerciales, que debe tener mucha flexibilidad en el marco de la OMC y el GATT, pero con mucha creatividad", insistió.

Raúl Roccatagliata, coordinador del Instituto de Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina, consideró que ante una Ronda de Doha parada, el acuerdo con la UE es una excelente oportunidad para "someter a la crisis". Contó que los representantes de las diferentes cámaras ya mantuvieron reuniones informativas y técnicas con funcionarios en el Ministerio de Agricultura, y resumió con lenguaje llano el clima que caracterizará la relación entre ambos bloques en los próximos meses: "Ahora hay que ponerse a laburar en serio".

Por Florencia Carbone De la Redacción de LA NACION

José Luis Zapatero

"Será el acuerdo más importante para la UE (...) Es una señal de trascendencia para el orden económico mundial, porque afirma que frente a cualquier tentación proteccionista, la mejor respuesta para la crisis es la apertura comercial", dijo el presidente español

Cristina Fernández

"El acuerdo debe constituir una verdadera asociación. Eso significa dejar de verse como clientes, para verse como socios. Todos tienen que obtener algún beneficio para que la negociación sea compatible y no se convierta en algo gravoso para alguna de las economías."




Los cuatro de la región serían los más beneficiados

Durante la cumbre de presidentes y jefes de Estado de la Unión Europea (UE) y el Mercosur que la semana última se realizó en Madrid, el presidente español José Luis Zapatero destacó que los grandes beneficiarios de un acuerdo de libre comercio entre los bloques serán los países de nuestra región.

Según las cifras que comentó el mandatario, el acuerdo entre las partes produciría un incremento del 10% del PBI de Paraguay; el 2,1% en el caso de Uruguay; el 1,5% del de Brasil, y el 0,5% del argentino. En el caso de los 27 países del Viejo Continente que forman parte de la UE, experimentarían una subida de una décima en sus economías.

Gustavo Idígoras, ex agregado agrícola en la UE, admitió que actualmente Brasil puede estar en mejores condiciones de afrontar el acuerdo por su escala de producción, porque tiene además un mejor régimen de promoción de exportaciones, porque el financiamiento para las ventas al exterior es mejor, y todos esos son factores que tienen un efecto directo. Sin embargo, advirtió que cree que "el mejor negocio lo puede hacer la Argentina".

"Por cantidad y calidad, nuestro país puede complementar la producción europea. En la carne aviar, por ejemplo. Exportamos pechugas premium condimentadas que van a determinados segmentos. Eso no genera distorsión de precios en el mercado europeo, y así pasa en muchos otros productos, como con la leche en polvo o la carne vacuna por el tipo de corte que vendemos", explicó.

Pese a todo, Brasil sigue siendo un imán irresistible.

La publicación Valor Económico, del vecino país, destacó hace unos días que las inversiones en infraestructura -un plato más que apetecible para las deprimidas empresas europeas que buscan tierras donde redimir la malaria de sus casas matrices- vive un nuevo ciclo de expansión.

Los últimos datos relevados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) muestran que entre 2010 y 2013, el vecino país invertirá en los sectores de energía, telecomunicaciones y logística (trenes, rutas y puertos) 148.068 millones de dólares, lo que representa 37 por ciento más que lo desembolsado para esos rubros entre 2005 y 2008.

En ese sentido, Brasil ya tejió una relación especial con España que desde 2007 se volvió el segundo inversor extranjero en el país, luego de Estados Unidos.

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