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China: Porqué hay que ampliar la mirada

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Por Miguel Alfredo Velloso, para La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 17 de enero de 2012

La relación comercial entre la Argentina y China ha ido evolucionando al compás de la fenomenal expansión de nuestro comercio internacional y de la rápida transformación del gigante asiático como actor global, con su creciente demanda de materias primas, alimentos y energía.

El comercio global entre los dos países paso de 2000 millones en 2000, a más de 14.000 en sólo 10 años.

Mas allá del crecimiento de los precios internacionales de las commodities , se han abierto nuevas oportunidades con las exitosas negociaciones llevadas a cabo para acceder -con nuevos productos- al mercado interno chino.

Persiste el problema de la limitada oferta exportable que ofrece nuestro país para saciar una demanda ilimitada, especialmente de alimentos y productos agrícolas, único segmento comercial en el que China presenta un déficit creciente en su balanza comercial.

Pese a ello, nuestro país ocupa el tercer lugar (después de Estados Unidos y Brasil) como proveedor de alimentos de China, con el 7,3% de las importaciones del gigante asiático. Este porcentaje puede ser rápidamente triplicado si se encara una producción de escala, alineada con la variada demanda de alimentos hechos a la medida del consumidor chino.

La diáspora china asentada en nuestro país, especialmente la ligada a la comercialización de alimentos, puede ser una aliada privilegiada en esta estrategia.

Los "emprendimientos conjuntos", en sectores ictícola o agrícola-ganadero, en los que se tomen en cuenta las particularidades del paladar chino, son también instrumentos susceptibles de dar resultados beneficiosos para los dos países.

Las inversiones están jugando un creciente rol en el posicionamiento chino en nuestro país, particularmente en el sector agrícola, mineral y financiero. Esto nos invita a considerar la mejor manera de conciliar su presencia con reglas de juego uniformes que tengan en cuenta el interés nacional; estén en armonía con las que guían el trato del capital extranjero en China, y considere las limitaciones medio-ambientalistas que Pekín exige a las que se radican en su territorio.

Recuérdese que el XII Plan Quinquenal de Desarrollo chino -considerado el Primer Plan Verde-, es calificado como un punto de inflexión en materia de preservación del medio ambiente y sustentabilidad.

ECONOMÍA SOCIAL

Seguir el camino transitado por China en la formulación de su Economía Social de Mercado (como denominara China a su proceso de modernización y apertura desde 1978), creando ZEE (Zonas Economías Exclusivas) o activando las zonas francas existentes en nuestro país, puede ser una plataforma que podría activar la radicación de empresas chinas deseosas de expandir sus actividades a nuestra región.

Finalmente, una mirada comercial más amplia, en la que se contemple al mercado chino como competidor, pero también se lo conjugue con la condición de posible proveedor de nuestra industria o socio para acceder a su mercado interno en expansión, daría margen para generar una nueva dinámica virtuosa binacional.

En materia cultural, China ha llevado adelante una decisiva acción promocional por intermedio de sus Institutos Confucio, para zanjar la brecha que la separa de otras civilizaciones.

Probablemente quienes en el futuro dominen el mandarín, tendrán las mismas oportunidades que capitalizaron tres décadas atrás los que estudiaron inglés.

De igual modo, esto abre un crisol de oportunidades a quienes decidan participar de la enseñanza del español en el "Celeste Imperio", y explorar las oportunidades que ofrecen los servicios educativos.

Quizá sea el tiempo de que un país como el nuestro, con un reconocido peso cultural propio regional y en el mundo hispano parlante, expanda su cultura e idioma a través de un instituto cultural con vocación universal.

Las relaciones políticas transitan por un momento particularmente auspicioso en el que la agenda bilateral sólo registra coincidencias -más allá de las circunstanciales diferencias en términos comerciales-; también en las cuestiones globales que encarnamos en las nuevas instancias de diálogo como el G-20, hay similitud de enfoques acerca de cómo encarar las crecientes desafíos que trasunta la fragilidad de la situación en las economías centrales.

Una decidida acción para generar un acercamiento institucional entre las comunidades de ambos países, a través de hermanamientos de provincias o ciudades, o activando encuentros regulares entre nuestros parlamentarios, podría dar lugar a la creación de un rápido entretejido de oportunidades e intereses, y un salto cualitativo en el vínculo.

China ha hecho un culto del pragmatismo -descartando explícitamente los dogmas-, y en su estrategia de acercamiento a nuestra región, sólo considera los "elementos" que hacen a la fría complementariedad con sus necesidades, considerada esta como la condición de su interés .

Combina la seducción (económica) con la disuasión (política), en un fino ejercicio de "s oft power ", tal como lo diseñara en su Libro Blanco de sus relaciones con América Latina y Caribe, de noviembre de 2008. Allí explicita en forma taxativa los lineamientos que seguirá su dirigencia política y empresaria.

Resulta llamativo que, salvo en ámbitos académicos, nuestra región no ha dado aún lugar a una respuesta conjunta orquestada frente a este desafío, que -por lo demás- se encuentra en plena ejecución.

A diferencia de Europa y Africa, también objeto de Libros Blancos, nuestro continente no ha celebrado ni ha tomado iniciativas para concertar una cumbre inter-regional con China.

A nivel nacional, la reactivación de la Comisión Nacional para Asia y el Pacífico creada en 1992, que aglutina a académicos, empresarios y representantes del sector oficial, podría imprimir una nueva dinámica a estas iniciativas.

Por lo demás, resta para ambas partes ir desarrollando las prácticas vinculadas a la generación de la "confianza recíproca", segundo elemento sin el cual, cualquier iniciativa para acercarnos a nuestros aliados en las antípodas, sería estéril.


El autor es embajador de carrera en actividad y consultor del CARI; presidió el Centro de Promoción Comercial Argentino en Shangai entre 2000 y 2008

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