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La Argentina necesita volver a conectarse con el mundo

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Lucio Castro, La Nación, 11 de agosto de 2009

A pesar de los récords, el último lustro fue para la Argentina la era de la "gran desconexión" con las corrientes de comercio e inversión mundiales. Restricciones a las exportaciones, trabas a las importaciones y un notorio deterioro del clima de negocios marcan la desconexión argentina. Urge liberar al comercio exterior y a la inversión para aprovechar el cercano ciclo expansivo mundial.

Si bien no se revirtió el proceso de apertura por el lado de las importaciones -"lockeada" en los compromisos ante la OMC y el Mercosur- las licencias no automáticas abarcan hoy, de acuerdo con un trabajo reciente de Cippec, casi el 10% de las importaciones, dificultando la provisión de insumos para algunas industrias.

Contra los pronósticos más sombríos, el mundo no asistió a la repetición de una ola proteccionista como en la década del 30, gracias a la fortaleza de las disciplinas multilaterales, la interdependencia productiva y la proliferación de tipos de cambio flotantes. De acuerdo con un libro reciente del Banco Mundial, la Argentina ha estado a contramano de esta tendencia, imponiendo una batería de medidas restrictivas.

Niveles extremadamente elevados de retenciones y restricciones cuantitativas a las exportaciones aprisionan el potencial agroindustrial y energético exportador argentino. A esto se suma un nivel de tipo de cambio que disminuye aún más la competitividad.

Pero, a pesar de la desconexión argentina, el mundo sigue brindando oportunidades. Continúa el crecimiento del Asia emergente apuntalando la demanda mundial de alimentos. De acuerdo con The Economist , los precios de los alimentos se recuperaron un tercio desde diciembre de 2008, con un incremento de casi 50% en el precio de la soja. El motor es el triple proceso estructural de urbanización, industrialización y transformación alimentaria que experimentan las economías asiáticas.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, por sus siglas en inglés), en 2050 la población mundial de 9600 millones de habitantes. Para satisfacer esta demanda adicional, la producción de alimentos debería aumentar un improbable 70%. Por ello, se auguran precios entre 15 y 20% superiores a los actuales hacia 2015.

De acuerdo con otro estudio del Banco Mundial, el mundo asistió en las últimas décadas a una creciente sincronización entre el comercio y los ciclos económicos internacionales como consecuencia de una fuerte trasnacionalización productiva. La elasticidad del comercio a los cambios en la demanda mundial se duplicó de menos de 2 en los 90 a casi 4 en la primera década del siglo XXI.

Es decir, que por cada incremento (o caída) en 1 punto en el producto mundial, el comercio se expande (o contrae) casi 4 veces. Un estudio de Cippec revela, en contraste, la magnitud de la desconexión argentina, con una elasticidad mucho menor de las exportaciones a los cambios en la demanda mundial, apenas superior a 1.

Así, es probable que las barreras existentes dificulten aprovechar una futura recuperación económica mundial, que sólo será posible desmantelando las restricciones al comercio exterior.

El autor es director del Programa de Inserción Internacional del Cippec.

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