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Del G20 al G7: ¿Retorno al pasado?

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Osvaldo Rosales, La Mirada, 17 de junio de 2021

La reciente reunión del G7 en Cornwall (Reino Unido) puede marcar un punto de inflexión en la gobernanza global. Luego de que USA acudiese al G20 para lidiar con la Gran Crisis de 2008-2009, esta vez la apuesta de Biden ha sido retornar al G7 con el objetivo básico de lidiar contra el ascenso chino. Para ello, Biden utilizó la complicidad del anfitrión, Boris Johnson, necesitado además de mostrar presencia internacional y autonomía respecto de la UE, después del Brexit.

Para reforzar el mensaje anti-China, se invitó a la cumbre a Australia, India, ambos integrantes de la Iniciativa Indopacífico, y a Sudáfrica y Corea del Sur, formando un virtual G-11, todos ellos miembros del G-20. Además de China, no hubo invitación especial para los demás integrantes del G-20: Argentina, Brasil, México, Arabia Saudita, Turquía y Rusia.

La reunión del G7 fue nutrida en anuncios: 1) se aprobó poner en práctica el impuesto mínimo de 15% a las empresas, buscando evitar la planificación y evasión tributaria de las grandes empresas que consiguen ubicar sucursales en paraísos fiscales o en zonas de baja tributación; 2) compromiso de entregar mil millones de vacunas contra el covid a los países en desarrollo entre agosto 2021 y diciembre 2022; 3) Biden consiguió apoyo a su propuesta de un proyecto de US$ 40 billones en infraestructura a invertir básicamente en Asia y África, buscando contrarrestar la iniciativa china One Belt, One Road.

El tono anti-China de la declaración final es novedoso en el G7 y probablemente marca un momento de no retorno, al menos por algún par de años. Se incorporó allí no sólo un cuestionamiento a prácticas económicas que no serían de mercado sino también una condena explícita a los abusos en DD.HH. en Xiajing y a las presiones a la autonomía de Hong Kong [1] De la misma forma, el G7 solicita a la OMS un estudio transparente y oportuno, conducido por expertos y con base científica para estudiar el origen del Covid. Si bien el comunicado oficial no menciona aquí a China, es evidente el mensaje, el que fue explicitado por varios líderes.

El acuerdo sobre una tributación mínima de 15% para las compañías es un gran avance que pone término a 40 años de sucesivas rebajas en los impuestos corporativos en los países de la OCDE. Para su concreción, habrá que esperar la reunión del G20 de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales de julio 2021, donde se definiría el proceder preciso.

El G-7 y las vacunas

Respecto del compromiso de aportar mil millones de vacunas a los países en desarrollo en los 16 meses que van de agosto 2021 a diciembre 2022, al Financial Times le pareció que la respuesta parecía “demasiado pequeña y demasiado tarde”, considerando que la OMS estima que se necesitan 11 mil millones de vacunas para cubrir a la brevedad al 70% de la población mundial (Rachman, 2021).

La crítica del Washington Post es más severa. Recuerda que, a inicios de junio, Biden ya había ofrecido 500 millones de dosis Pfizer-BioNTech a países pobres y de ingresos medio-bajo hacia junio 2022. A su vez, Johnson había ofrecido 100 millones de dosis, argumentando que los países del G-7 “rechazaban enfoques egoístas y nacionalistas”. Estas declaraciones no logran despejar el hecho de que, por demasiados meses, estos países no sólo restringieron las exportaciones de vacunas, sino que además USA, R. Unido y Canadá acapararon vacunas y acumularon reservas de éstas para cubrir el 50% de su población, al menos con una dosis, en momentos en que en los países más pobres las vacunas aún no llegan ni siquiera al personal médico que enfrenta la pandemia en la primera línea. Las restricciones han afectado también a miembros del G-7 pues mientras USA y R. Unido han vacunado a casi el 50% de su población, Canadá y Japón aún no consiguen vacunar al 10% de la misma (Bloomberg, 2021).

Por su parte, los gobiernos europeos siguen bloqueando la renuncia a los derechos de propiedad intelectual por parte de las empresas productoras de las vacunas, medida promovida en la OMC por Sudáfrica y otros países en desarrollo y que había recibido el respaldo de USA. Se estima que esta medida haría que, para los países en desarrollo, fuese más fácil y más barato fabricar sus propias vacunas (W. Post, 2021).

Peor aún, Bloomberg (2021) añade que esa oferta de mil millones de dosis en verdad acumula varios ofrecimientos previos – que aún no se concretan- y que, por tanto, las nuevas vacunas serían solamente 613 millones. De hecho, la campaña de vacunación de COVAX[2] ha avanzado lento y poco pues justamente los países más ricos, todos miembros del G-7, se han orientado a acumular miles de millones de dosis de vacunas con contratos directos con las empresas fabricantes. Eso explica que Covax haya distribuido sólo 81 millones de dosis en todo el mundo y que, en África, éstas virtualmente aún no aparezcan.

Al 15 de junio, los países del G-7 ya han vacunado completamente una población de 583 millones, alrededor del 25% de la población, en tanto de 14 países africanos con información, sólo Angola supera el 1% de la población vacunada, con un modesto 1,41% de la misma con sus dosis completas.[3]

Gordon Brown recuerda que el compromiso de Boris Johnson, días antes de la Cumbre del G-7, era vacunar al mundo entero en lo que definía como “la mayor hazaña en la historia de la medicina”. Por ello, con el modesto aporte de vacunas de los países más ricos, Brown indica que hemos asistido a “un nuevo fracaso de las instituciones internacionales para lidiar con grandes desafíos de la humanidad”. La enfermedad seguirá propagándose, con un millón de muertes cada tres meses, aparecerán nuevas variantes matando a muchos e incluso amenazando a quienes ya se han vacunado (Brown, 2021).

Por eso, la reacción de la OMS frente al ofrecimiento del G-7 fue más bien de buena educación…gracias, pero necesitamos mucho más y ahora. 500 millones de personas vacunadas no consigue detener la pandemia, se requiere llegar al 70% de la población – con una población mundial cercana a los 8 mil millones-, ello supone contar 11.200 millones de dosis para vacunar completamente a 5.600 millones de personas. Vale decir, la oferta del G-7 no alcanza al 10% de las cantidades de que urge disponer a la brevedad. Lo que irrita es que todas estas cifras son conocidas por los líderes del G-7 y sin embargo el aporte no llega a 1/10 de lo requerido y además aparece como un gesto de caridad cuando en realidad no es más que una propuesta que va en estricta defensa de los propios intereses de los países del G-7 porque, como lo consignó la Directora General del FMI, esto es más que un imperativo moral[4]; es un requisito para una recuperación efectiva y para evitar el peligroso quiebre del mundo en dos zonas: los vacunados y el resto. (W. Post, 2021)

Infraestructura y otros temas

Sobre la iniciativa de infraestructura, el G-7 pone énfasis en que se trataría de inversiones con normas ambientales estrictas y con transparencia en los préstamos y la gobernanza financiera de los mismos. Quedan flotando muchas dudas respecto de su financiamiento, sobre cómo operaría la gestión de los proyectos, así como se definirían éstos y los países donde se realizarían las inversiones.

USA no consiguió el apoyo europeo para la liberalización de las patentes de vacunas contra el Covid, tema que se debate en la OMC, promovido por los 100 países más pobres. Si bien Biden consiguió que el foco de la reunión del G7 estuviese en China, criticando sus prácticas económicas y su política de DD.HH. no consiguió que los líderes europeos se sumasen a la ruptura de los puentes occidentales con China. Tampoco obtuvo pronunciamientos críticos en el comunicado final sobre trabajo forzoso y abusos en DD.HH. en China ni algún mensaje preciso sobre la iniciativa china One Belt, One Road (en español, la Franja y la Ruta).

Biden tuvo mejor suerte en la OTAN, donde obtuvo un pronunciamiento preciso en torno a que “China debe respetar sus compromisos internacionales y actuar con responsabilidad en el sistema internacional, incluido el ciberespacio y el terreno marítimo” El comunicado de la OTAN coloca a Rusia y a China en la lista de los principales desafíos del orden mundial, definiendo además a China como “el desafío sistémico”.

El vínculo comercial USA-UE

Tanto en la cumbre del G7 como en reunión posterior de Biden con la Comisión Europea se puso gran énfasis en el potencial de cadenas de valor conjuntas, aunque el mandatario estadounidense no fue receptivo a la reanudación de negociaciones comerciales por el TTIP. Seguramente la presión europea impidió que Biden y Johnson dieran señales sobre un eventual acuerdo bilateral de comercio, como lo ha promovido Johnson, si bien la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales no está en la agenda de Biden, temeroso de complicar las elecciones de medio término en noviembre 2022.

Un logro de esas conversaciones fue destrabar el conflicto de los dos gigantes de la industria aérea, Airbus-Boeing, enfrentados por 17 años en mutuas acusaciones de subsidios. La OMC detectó subsidios indebidos en ambas empresas, abriendo entonces el espacio legal a la instauración de aranceles que compensasen ese subsidio. Los aranceles bilaterales así establecidos suman US$ 10.300 millones y el acuerdo permitirá dejar en suspenso por 5 años esos aranceles mutuos. Sin embargo, La UE no consiguió que USA eliminase los aranceles aplicados por en el sector del acero y aluminio por “razones de seguridad” , y aquí de nuevo el argumento fue el de las elecciones parlamentarias en noviembre 2022, dado el temor demócrata de activar las huestes de Trump en aquellas zonas más ligadas a estos sectores industriales. Otro punto de divergencia es que si bien USA levantó vetos a las candidaturas a la jefatura de la OMC, permitiendo que la candidata de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, asumiese la Dirección General, hasta ahora no da señales en torno a facilitar los nombramientos pendientes en el Órgano de Apelación, el que se encuentra sin poder funcionar desde diciembre 2019 por no contar con el quórum mínimo, lo que ha sido bloqueado por USA.

Otro acuerdo importante fue establecer un Consejo de Comercio y Tecnología USA-UE, orientado a impulsar el comercio y las inversiones transatlánticas, abordar las barreras comerciales, buscar convergencia en las políticas digitales y vigilar la seguridad y confiabilidad en las cadenas de suministro. Surgen aquí dos comentarios: 1) abordar las barreras comerciales y limar estos conflictos a través de esta instancia supone dejar de llevar los contenciosos a la OMC, reduciendo, por parte de USA, la urgencia de reactivar el Órgano de Apelación; 2) vigilar la seguridad y confiabilidad en las cadenas de suministro es otro argumento proteccionista elegante para reducir el espacio de acción a las empresas chinas.

Tampoco se aprecian por parte de USA propuestas movilizadoras de la OMC que apunten a su modernización. Por ahora, el énfasis norteamericano sigue radicado en exigir a la OMC un comportamiento más duro con lo que menciona como incumplimiento chino de las normativas multilaterales de comercio.

Probablemente eso es lo que explique un artículo inmediato de M. Wolf, editor económico del Financial Times, quien escribe que el proteccionismo continúa en USA y adquiere un consenso bipartidista. Wolf cuestiona que la pandemia haya mostrado los peligros de cadenas amplias de suministro. Más bien al contrario, una vez superado el shock inicial de demanda, la oferta global de insumos médicos reaccionó bien y mucho más rápido de lo que habría acontecido en USA y en la UE, si es que se hubiese contado solamente con producción doméstica de estos bienes. Para Wolf, la desigualdad creciente de USA – con un Gini ya latinoamericano que supera el valor 0,4- , no se supera con restricciones al comercio. El proteccionismo es un mal sustituto de una buena red de seguridad social. Si a USA le preocupa la desigualdad no debe optar por el proteccionismo: debe mejorar su red de seguridad social; instaurar atención sanitaria universal, como en Europa; apoyar más el ingreso de las familias pobres y medias, tomar en serio la capacitación laboral y abandonar modelos económicos de extracción generalizada de renta (Wolf, 2021)

¿Y la reacción china?

Hasta ahora, la reacción no ha ido más allá de duras declaraciones. El embajador chino en Londres expresó que” los días en que un pequeño grupo de países decidía el destino del mundo ya quedaron atrás” (NPR, 2021). Sin embargo, habrá que esperar iniciativas que vayan más allá de este tipo de declaraciones.

Por de pronto, el acuerdo del G-7 en torno a establecer un piso mínimo de impuesto corporativo del 15% no ha sido bien visto por representantes chinos pues ello les restaría posibilidades para atraer inversiones extranjeras intensivas en tecnologías, objetivo clave de su estrategia reciente de “doble circulación”. Sería lamentable que China no se sumase a esta iniciativa, crucial para recuperar los espacios tributarios perdidos por 4 décadas, otro elemento decisivo en la explicación de la concentración de ingresos en el plano global. Esta eventual actitud china seria demás difícil de entender, toda vez que sus ventajas de infraestructura, logística, tamaño del mercado, calidad del recurso humano y abundante masa crítica de profesionales en I&D más que compensarían el mayor tributo cancelado por las compañías extranjeras que se radiquen en China.

Este acuerdo tributario se definirá en reunión de representantes económicos del G-20 en julio 2021, momento en que China estará presente. Resta entonces esperar las reacciones chinas a este renacer del G7 con una agenda bastante orientada a frenar el ascenso chino. Cabe recordar que fue el propio presidente Bush quien detectó la necesidad de ampliar el concierto de naciones desde el G-7 al G-20 para lidiar con la crisis financiera 2008-2009, toda vez que exactamente esas 7 economías eran las más afectadas por la crisis subprime. Habrá que esperar las reacciones del mundo en desarrollo ante este nuevo ropaje con el que se viste el G-7 y si ello da el ancho para lidiar con los impactos globales de la pandemia y con las exigencias de la recuperación post- pandemia. A juzgar por los primeros resultados de esta cumbre, no queda demasiado espacio para el optimismo. En tal sentido, la próxima reunión del G-20 aportará insumos relevantes.

Bibliografía

- Bloomberg (2021). “G-7´s One Billion Pledge for New Vaccine Doses Comes Up Short”, 13 de junio.

- Brown, G. (2021). “Despite the grand words, this G-7 falls devastatingly short on vaccines”, Op Ed, The Guardian, 14 de junio.

- NPR (2021). Biden Pushes G-7 Allies To Take A Tougher Stance On China : NPR, 13 de junio

- Rachman, G. (2021). The G7 was stronger on values than hard cash, Financial Times, 13 de junio.

- Ranney, ML(2020). “Critical Supply Shortages — The Need for Ventilators and Personal Protective Equipment during the Covid-19 Pandemic”, The New England Journal of Medicine, April. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp2006141

- NPR (2021). Biden Pushes G-7 Allies To Take A Tougher Stance On China : NPR, 13 de junio

- Washington Post (2021). “Biden and the G-7 fell short in vaccines”, 15 de junio.

- Wolf, M. (2021). “The US should spurn the false promise of protectionism”, Financial Times, 15 de junio.

[1] “With regard to China, and competition in the global economy, we will continue to consult on collective approaches to challenging non-market policies and practices which undermine the fair and transparent operation of the global economy. In the context of our respective responsibilities in the multilateral system, we will cooperate where it is in our mutual interest on shared global challenges, in particular addressing climate change and biodiversity loss in the context of COP26 and other multilateral discussions. At the same time and in so doing, we will promote our values, including by calling on China to respect human rights and fundamental freedoms, especially in relation to Xinjiang and those rights, freedoms and high degree of autonomy for Hong Kong enshrined in the Sino-British Joint Declaration and the Basic Law”. Declaración final de G7, junio 2021

[2] COVAX (Covid-19 Vaccines Global Access) es una iniciativa global orientada a facilitar el acceso equitativo a las vacunas a todos los países del mundo. Reúne algunas asociaciones privadas, recibe aportes de los países y se articula en torno a la OMS.

[3] Consultar datosmacro.expansion.com/otros/coronavirus-vacuna

[4] “donating many more doses to poorer countries was not only “a moral imperative, but it is a necessity for the economic recovery to stick, because we can’t have the world split into two tracks without negative consequences.” Kristalina Georgieva, W.Post (2021)

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