El impulso imprescindible para salir de la recesión económica

Nadie espera milagros para el 2019, pero hay un anhelo de por lo menos no seguir cayendo y vislumbrar un futuro. Tres aspectos a tener en cuenta para que eso ocurra: un prometedor recupero exportador; un Brasil complejo, agresivo y en el plano económico conveniente en el corto plazo y por último un esfuerzo movilizador de recursos que quizás impliquen sueños de quimera.

Las exportaciones para este año tienen un amplio soporte agropecuario, donde si el clima acompaña, los precios se mantienen, la carne vacuna sigue aumentando volumen y los lácteos, pollo, frutas,legumbres, pesca, alimentos procesados y bebidas recuperan parte del terreno perdido, de una senda de crecimiento que no se debió abandonar bajo el falaz argumento de cuidar la mesa de los argentinos.

También habrá mejoras en el balance energético tendiendo hacia el equilibrio, aumentos en la exportación minera y algunos resultados tangibles en los despachos de bienes industriales, mejorando el nivel de actividad automotriz con mas exportaciones hacia el Brasil achicando el déficit de este sector, estructuralmente deficitario.

Por último servicios comerciales corrige por disminución del turismo emisivo y leve aumento del receptivo, mientras los servicios basados en el conocimiento (SBC) crecerán, aunque la aplicación de retenciones es una pésima noticia para una actividad que es puro valor agregado.

Resumiendo este primer aspecto, podemos alcanzar en bienes unos 72 mil millones de dólares de exportaciones con un balance favorable de 8/10 mil millones de dólares, esto porque el nivel de actividad y las inversiones auguran unas importaciones extremadamente bajas. Como el balance de servicios dará un leve déficit habrá una buena contribución a la reducción del rojo de cuenta corriente del balance de pagos. Esto mejorará la situación, pero hace falta mucho más que “El Año de la Exportación” para lograr una base exportadora fuerte y permanente.

Vayamos al segundo aspecto, que será nuestro relacionamiento con un Brasil muy diferente, que se presenta complejo y desafiante, con mayoría de extremosos caballeros en los cargos decisivos, pero que desde el ángulo económico nos puede ayudar, porque inicialmente generará confianza y eso implica un real fortificado, mas inversión y mayor consumo, todo lo cual le viene bien a ese país y a nosotros también .

Brasil viene mejor que Argentina en cuentas externas, cerró con exportaciones de 240 mil millones de dólares, 58 mil millones de dólares de superávit (31 mil millones con China), importó por 181 mil millones y por lo tanto logra equilibrio de la cc del balance de pagos.

Si ese clima perdura mejor, facilitará las discusiones de temas mas ríspidos que seguramente serán prioritarios en la agenda de ese nuevo gobierno y para lo cual hay que ya estar preparados, con algunas prácticas de yoga incluidas.

Entremos al tercer tema que es movilizar recursos para romper con una inercia que indica, que este, será otro año más de carácter recesivo con lo cual tendremos tres de los últimos cuatro y seis de los últimos diez y por supuesto un ingreso per capita menor que una década atrás.

Hace muy pocos días, el 30 de diciembre el diario publicaba una nota, sobre cuantas personas perciben estipendios por parte del Estado y surgía una cifra de 19 millones con un aumento de 2 millones en los últimos 3 años el grueso en planes sociales, pero también en las plantas de empleados y pasivos (lo indicó Daniel Fernández Canedo en “Entre el respiro y el dólar, 19 millones de personas que reciben pagos del Estado” y con fuente en Datos y personas evolución 2002-2015 y 2018 Orlando Ferreres).

Es indudable que estas cifras, indican un camino sin salida, un volumen de gasto imposible de pagar y solventar por el sector privado y esto explica porque salvo el agro con su extraordinaria ventaja competitiva, y sectores que tienen regímenes tributarios especiales como el petrolero no convencional, las energías renovables y el minero y los SBC a todo el resto de las actividades se les hace cada vez mas díficil competir y sobrevivir.

Por eso es oportuno aunque parezca una utopía plantearse desde ahora y no para después de las elecciones, porque para entonces será otro año perdido y mas chances de otra caída, cómo crear nuevo empleo para disminuir el número de personas a quienes se asiste con planes sociales.

Uno de los programas que a modo de ejemplo cumpliría con este objetivo y como plan piloto sería la construcción de viviendas en madera en la región del NEA, que generaría trabajo permanente, implica el cuidado del medio ambiente, utilizaría recursos naturales – bosques cultivados - de la región y permitiría recurrir a los fondos de emergencia del FMI y otros organismos multilaterales para su financiamiento y puesta en marcha, ya que en definitiva estaría cubriendo el objetivo de mejorar la situación social reduciendo la marginalidad.

Por supuesto se puede argumentar que es replicable y mas rápido con construcción de viviendas convencional,l pero lo que se desea recalcar son las oportunidades para regiones menos favorecidas y la posibilidad de crear empleo genuino, en zonas donde el empleo público mas los planes encubren la ausencia de oportunidades laborales Este es un caso, hay otros posibles, que requieren de acuerdos con actores sectoriales, apoyos en materia innovación tecnológica, siempre con la mira puesta en la creación de empleo. Vale la pena intentarlo, hay que crear trabajo y reducir planes sociales que se transforman, como observamos, en gasto social permanente.