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Bendita o maldita región

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La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 2 de agosto de 2016

Por Florencia Carbone

Bendición o maldición. Libre albedrío o predestinación. No se trata de un debate religioso ni filosófico sino del análisis sobre el presente y el futuro de América latina.

Tras una década de crecimiento basado en gran medida en los precios récord de las materias primas, hoy la región muestra números anémicos y proyecciones inciertas.

¿Es la abundancia de recursos naturales una bendición o una maldición? ¿Pueden generarse empleos de calidad en países con estos perfiles productivos? ¿Hasta qué punto están relacionados el futuro de América latina y el de China?

Osvaldo Rosales, ex director de Comercio Internacional de Cepal, hace una distinción clave: "No creo en la maldición de los recursos naturales sino en la maldición de las malas políticas para gestionarlos".

Como director general de Relaciones Económicas Internacionales de Chile y jefe negociador del TLC con Estados Unidos (EE.UU.), Rosales conoció de primera mano experiencias de países con una buena dotación de recursos naturales que lograron desarrollarse y transformarse en industrializados.

"La historia económica muestra que EE.UU., Canadá, Suecia, Australia, Dinamarca y Nueva Zelanda, por caso han podido industrializarse y alcanzar niveles de país desarrollado a partir de sus recursos naturales. La diferencia ha estado en agregarles valor, en establecer eslabonamientos productivos más estrechos entre recursos naturales, industria y servicios. Por ejemplo, en EE.UU. y Canadá, la minería condujo a desarrollar la industria de equipos mineros; en Finlandia, la metalurgia y servicios tecnológicos asociados; en Australia al desarrollo de software y tecnología mineros. Hoy en Finlandia ya se agotaron los recursos mineros pero sus empresas son líderes en tecnologías mineras. Lo común en estas experiencias es una visión prospectiva compartida sobre desafíos y oportunidades del sector; una estrecha asociación universidad-industria; un mapa del desarrollo tecnológico del sector y una formación de recursos humanos especializados que permitan contar con una masa crítica que potencie la innovación y el desarrollo tecnológico del sector. Nosotros no hemos tenido eso y tampoco hemos contado con una institucionalidad que asegure que la renta de los recursos naturales que captura el Estado se ahorre y se invierta productivamente", detalla.

¿Y el futuro? Rosales dice que los estudios prospectivos sobre recursos naturales ponen énfasis, entre otras cosas, en el incremento en la demanda mundial de alimentos, energía y materias primas, derivado de la emergencia gigantesca de clases medias en China, el resto de Asia e India, lo que agregaría 3000 millones de nuevos consumidores al escenario global en los próximos 20 años.

"Este fenómeno, asociado a un mayor ingreso per cápita y a un acelerado proceso de urbanización, elevará la demanda por alimentos y se irá reflejando además en un cambio de dieta que estimulará la demanda por proteínas, alimentos sanos, frutas y verduras. La interacción de una oferta limitada de commodities agrícolas y mineras con una demanda creciente, en un contexto de inestabilidad financiera que continuará, asegura persistencia de volatilidad en los precios de estos commodities, lo cual sugiere la necesidad de contar con mecanismos macroeconómicos estabilizadores", explica.

Condición

Jorge Castro cree que los recursos naturales son una bendición -pero condicionada- para un país. "Probablemente esto tiene que ver con el mandato bíblico en el sentido de que nada se le otorga al hombre si no es a través de su propio esfuerzo", dice el director del Instituto de Planeamiento Estratégico.

"América latina hoy no es siquiera un concepto geográfico, está dividida en términos de la inserción en la economía mundial y del proceso de globalización en dos segmentos nítidamente diferenciados: el de América latina del Norte (desde la frontera entre EE.UU. y México hasta Panamá), integrada a la economía norteamericana, y la del Sur (desde Panamá hasta Tierra del Fuego), vinculada fundamentalmente a los países asiáticos a través de las exportaciones de materias primas, y primordialmente a China", sostiene.

Según Castro, el tema de las materias primas únicamente está vinculado con la América latina del sur, donde a su vez subdivide entre países que son proveedores de materias primas minerales o metales, y los productores de commodities agrícolas para alimentación animal (Brasil y la Argentina).

El primer grupo está directamente vinculado a la caída de la demanda china de materias primas y condicionado por la desaceleración de más de cuatro puntos de su economía. "Entre 2001 y 2010, la economía china creció 11% anual. En los últimos cuatro años, la tasa fue de 6,5%. Esa es la causa de la caída de la demanda de materias primas minerales, y es lo que afecta de manera directa a estos exportadores: Chile, Perú y Colombia", detalla.

El panorama para proveedores de commodities agrícolas (especialmente soja, harina de soja y maíz), que son la Argentina y Brasil, es bien diferente. "Con la desaceleración de la economía, el ingreso per cápita de su población crece por encima del PBI nominal, y el consumo de granos y ante todo de carnes es cada vez mayor. En los últimos 6 años, la demanda china de alimentos es cada vez mayor. El precio de las commodities agrícolas cayó más de 40% en los últimos 3 años porque 2016 es el cuarto año consecutivo de súper cosecha norteamericana, lo que provocó un shock de ofertas de commodities agrícolas en el mercado mundial. No hay caída de la demanda sino un shock de oferta."

Estabilidad

Marcela Cristini, economista senior de FIEL, piensa que la riqueza en recursos naturales puede traducirse casi siempre en una bendición para el desarrollo y, por lo tanto, para el empleo. Sin embargo señala que para que ello ocurra existen prerrequisitos respecto de un contexto institucional adecuado (democrático y respetuoso de las reglas) y con políticas económicas previsibles.

La "maldición" de los recursos naturales siempre tuvo más argumentos para los casos de recursos no renovables dado que para un país en desarrollo, con deficiencias económicas e institucionales, era más difícil planear el reemplazo exitoso de una producción natural por otra basada en capital en el largo plazo, dice Cristini. "En el caso agropecuario, la renta de los recursos naturales otorga el beneficio de un piso de ingresos de divisas para financiar el desarrollo. El requisito para que esto ocurra es lograr un clima de negocios macroeconómicamente estable que profundice los mercados financieros y mantenga un horizonte de inversiones suficientemente largo. Todos estos aspectos, que son fáciles de declamar, requieren de gran esfuerzo para llevarlos a los hechos", agrega.

Según la economista, para lograr la convergencia de América latina a un mayor nivel de desarrollo se deberá generalizar el aprovechamiento de las ventajas en recursos naturales para financiar nuevas inversiones en infraestructura, desarrollar nuevas fuentes de energía y lograr la diversificación productiva de sectores comerciables internacionalmente (alimentos, software, servicios financieros). "Si este escenario es el que finalmente prevalece, crecerá la demanda por un mayor capital humano y, especialmente, por un mayor número de graduados terciarios con capacidades técnicas", advierte.

Guillermo Rozenwurcel, investigador principal de Conicet y Cedes, comenta que así como el ciclo económico de los países de América del Sur estuvo estrechamente sincronizado con la trayectoria de la economía china durante su etapa de rápido crecimiento y apertura, también parece estarlo ahora que el crecimiento de China se ha desacelerado y el último superciclo de las commodities concluyó.

Destaca que, en cualquier caso, puede esperarse que a mediano plazo una economía china de mayor tamaño, aún con una tasa de crecimiento más baja pero estabilizada, seguirá siendo un importantísimo factor de demanda de materias primas en los mercados mundiales, debido al enorme tamaño de su mercado, del proceso de urbanización aún en marcha y del crecimiento previsible del consumo agregado resultante del aumento del ingreso per cápita y la mejora en la distribución.

El economista dice que posiblemente las materias primas tengan a futuro una nueva demanda en otros países asiáticos como India y Vietnam, y de algunos africanos que de modo incipiente parecen estar moviéndose hacia el grupo de países de ingresos medios.

Estado capaz

"La riqueza en recursos naturales de los países de la región no tiene por qué ser una maldición. Debidamente explotados esos recursos pueden ser una plataforma de diversificación productiva y desarrollo. Para eso, claro está, hace falta un Estado capaz de arbitrar en los conflictos por la redistribución de las rentas extraordinarias, de invertir en infraestructura y bienes públicos parte de esas rentas y de ahorrar durante los booms para las épocas de vacas flacas", concluye.

Rosales, acota que el gran tema asociado al futuro de los recursos naturales es la irrupción el cambio tecnológico y la posibilidad de entender ahora los recursos naturales asociados a la internet de la cosas, al Big Data, al e-cloud, la robótica, los drones, la impresión en3-D y, por supuesto, a los avances en biología, de modo de introducir en la producción la bioingeniería genética, las bioenergías, la captura del carbono y la agricultura de precisión, entre otros desafíos.

"Los sensores conectados a redes digitales deberían permitirnos avanzar hacia modalidades de crecimiento sustentable y con mayores niveles de productividad. Aquí está el gran desafío de nuestra región para las próximas décadas. Y ese desafío comenzó ayer", advierte.

De la riqueza de recursos a la creación de empleos

"Pese a sus heterogeneidades, las economías de América del Sur, parecen estar mejor preparadas para las turbulencias globales respecto de episodios anteriores de apreciación del dólar, aunque la dolarización y los nichos de vulnerabilidad en los mercados de deuda corporativa siguen siendo una preocupación", advierte el reporte de la Red Sur "Riqueza de recursos naturales: ¿riqueza de empleos?".

Ramiro Albrieu, profesor de la UBA, investigador asociado del Cedes y coordinador del Programa de Recursos Naturales y Desarrollo de la Red Sur dirigió el trabajo en el que se analizan los nuevos rasgos del comercio internacional y sus efectos sobre los mercados de trabajo en los países de la región, especializados en recursos naturales.

Se detectaron tres motores de cambio que están desafiando a los mercados de trabajo globales:

1) Factores demográficos están trasladando la mano de obra hacia el Sur.

2) La fragmentación de la producción mundial y el surgimiento de las cadenas globales de valor están modificando la naturaleza misma del comercio internacional, pasando del enfoque tradicional del comercio de bienes finales a uno reemplazado por una gran variedad de modelos globales de "insumo-producto" que ilustran las conexiones económicas y los eslabonamientos entre países, y de estudios microeconómicos sectoriales. La principal novedad es la redefinición de los conceptos de ventaja comparativa y patrón de especialización, ligándolos no a bienes finales sino a etapas o tareas que agregan valor a los procesos globales de producción.

3) La automatización permite tanto la sustitución de mano de obra por máquinas como la deslocalización de la producción a países en vías de desarrollo.

Albrieu comentó a la nacion que una de las motivaciones para desarrollar la investigación tiene que ver con una idea de la década de los 50 y 60, aún bastante arraigada en la opinión pública de los países ricos en recursos naturales de que un sesgo productivo y exportador hacia esos recursos es una mala idea. "En aquella época se aceptaba que la capacidad de una estrategia de desarrollo basada en las ventajas comparativas para generar suficientes empleos de calidad para la creciente masa urbana era muy limitada. En el reporte nos preguntamos si esa hipótesis, que tenía perfecto sentido en aquel momento, sigue en pie en un mundo actual, totalmente distinto: países con gran población se expanden y elevan la demanda global de materias primas; la producción se organiza a escala mundial a través de las cadenas globales de valor y ello redefine los principios de ventajas comparativas; y los avances tecnológicos penetraron todos los sectores de la economía.

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