China con ojos argentinos
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 7 de octubre de 2014
Por María Florencia Carbone
Juan Wilmott descubrió China casi por casualidad, cuando empezaba a cursar comercio exterior y decidió estudiar una lengua extranjera. Siete años después, fascinado por la cultura y las oportunidades que ofrece el gigante asiático, decidió instalarse en Hong Kong.
Hoy, a las 28 años, dirige y gestiona Value in Asia (www.valueinasia.com) una empresa que "hace lo que haga falta", desde trading y consultoría en comercio internacional, búsqueda y desarrollo de productos y proveedores, potenciales compradores, monitoreo y gestión de operaciones de importación y exportación e informes comerciales y estudios de mercado, hasta asesoramiento aduanero, representación en ferias, turismo empresario, organización de viajes y rondas de negocios, visitas a fábricas y servicio de traducción e intérpretes.
¿Por qué decidiste estudiar chino?
-En 2007 recién había empezado comercio exterior en la Fundación Standard Bank (hoy ICBC) y tenía ganas de estudiar otro idioma. Había pensado en portugués por el Mercosur o en italiano o francés, y un amigo me convenció de estudiar chino. Para mí era un país grande y lejano. En 2009 surgió la posibilidad de viajar a China para hacer un curso intensivo de verano en Pekín y me fui un mes. ¡Me partió la cabeza! Quedé fascinado con todo lo que vi: la gente, su historia, la cultura, todo lo que estaba pasando. Volví a la Argentina, terminé la carrera y apliqué para una beca del Instituto Confucio.
¿Depende del gobierno chino?
-Sí. Me dieron una beca para ir a estudiar un año a China, a Changchún, en el Noreste.
¿Hay diferencias entre la China de 2009 y la actual?
-Fueron sólo 5 años, pero vi cambios enormes. La primera vez que fui viajé de Pekín a Shanghai en tren durante 12 horas. Dos años después ya estaba el tren de alta velocidad y el mismo recorrido se hacía en cuatro horas y media. Es impresionante ver a miles de chinos trabajando a las 4 de la mañana levantando el asfalto de un sector de la ciudad y a la mañana siguiente, cuando pasás por ese lugar, ya está el asfalto nuevo, impecable.
Después de varios años de ir y volver, Wilmott decidió abrir su propia empresa en China "para hacer comercio exterior, que es lo que estudié y lo que me gusta".
Juan cuenta que cada vez que iba al supermercado veía los productos que había en las góndolas, vinos y aceites, por ejemplo, y constataba que "había poco de la Argentina, pero mucho de otros países de las mismas latitudes que la nuestra. Si nuestros productos son buenos, ¿por qué no podemos estar acá?", se preguntaba.
¿Por qué crees?
-Con el tiempo fui aprendiendo que hay varias razones, no es tan sencillo. Hay barreras arancelarias y pararancelarias. Muchos países que tienen los mismos productos tienen TLC y por lo tanto entran con aranceles mucho más bajos. China es un mercado bastante sensible al precio. Aun así veía que existían muchas oportunidades. Otra cosa importante que aprendí es que hacer cosas con China lleva tiempo, nada se hace rápido y es muy importante estar ahí.
¿Cuáles son los sectores o productos argentinos que tienen chance hoy en China?
-Los alimentos, sin dudas. Los chinos están empezando a alimentarse mejor, hay cada vez más gente que pasa a formar parte de la clase media y con ello cambia sus hábitos de consumo.
¿Esas oportunidades están pese a que no tenemos TLC, a que las economías regionales están golpeadas y a la pérdida de competitividad?
-Estoy convencido de que sí, pero no es algo en lo que uno vea resultados inmediatos. A veces juega mucho el tema de la calidad, porque no hablamos sólo de productos a granel, sino que están los productos gourmet. Cuando voy a las reuniones con los chinos llevo dos mapas: un planisferio y uno de la Argentina. Les explico dónde se producen vinos, carne, etc. El consulado allá trabaja mucho y hace actividades para difundir la marca país, pero la mayoría no tiene idea de dónde está nuestro país.
GUÍA PRÁCTICA
Cuando se le pide a Wilmott si puede dar algunos consejos a quienes quieran hacer negocios con China, enumera:
- Que viajen, y que vayan sin preconceptos. Conocer da otra perspectiva del mercado y del país.
- Es conveniente ir con una agenda armada y con alguien que hable el idioma (el inglés sirve en las grandes ciudades; en el interior o en las cuestiones básicas diarias sólo se usa el chino). Es habitual que los propios dueños de las empresas no hablen inglés.
- Lo mismo ocurre con la papelería comercial (información de la firma, tarjetas personales, etc). Es conveniente que toda la folletería está traducida al chino.