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Filtros verdes que afectan al comercio

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La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 10 de abril de 2012

Si hay un ámbito en el que las palabras -y su significado- tienen enorme valor, es en el de la maraña burocrático-institucional del comercio internacional. No es lo mismo hablar de políticas de preservación ambiental que de proteccionismo ambiental. Es la primera aclaración que hace el embajador Raúl Estrada Oyuela, presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Es cierto que lo que denomina "políticas de preservación ambiental" afecta las condiciones de producción y consumo, pero no necesariamente en un sentido negativo, dice. Y agrega: "Por eso tienen impacto económico y pueden generar medidas de respuesta de los gobiernos que quieran proteger el statu quo ".

Estrada Oyuela admite que algunas de esas medidas pueden consistir en restricciones al comercio internacional. "La creciente manifestación de eventos de la temperie atribuibles al cambio climático y los anuncios de medidas para mitigarlo implican la posible adopción de medidas comerciales por parte de los países desarrollados que se propongan proteger su competitividad", explica.

Pero según su opinión, esa tensión entre el libre comercio y la protección ambiental "se produce en el contexto de una encarnizada discusión entre fundamentalistas del libre comercio y fundamentalistas del ambiente". Detrás de esa controversia subyacen intereses de grupos contrapuestos que, en algunos casos, privilegian el beneficio a corto plazo sobre la visión a mediano y largo plazo, añade.

Instalado el debate por el cambio climático y con claras señales de que ocuparse de lo ambiental más que una moda es una imperiosa necesidad, surge la gran duda: ¿es factible distinguir el interés genuino de un país del uso de normas de este tipo por necesidades coyunturales u objetivos netamente comerciales?

Nazareno Castillo Marín, director de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, cree que no siempre es fácil establecer una relación precisa entre la aparición de un estándar ambiental y la necesidad coyuntural de un país en términos económicos. Y explica por qué.

"La aparición de diversas iniciativas ya lleva un tiempo considerable, a lo largo del cual las situaciones económicas han variado. Sin embargo, se observa una tendencia hacia una sofisticación y generalización de las mismas, en un contexto de búsqueda de protección de la producción local frente a productos de otros países, especialmente en desarrollo, altamente dependientes de sus exportaciones a mercados de países desarrollados."

Camiones, en la mira

Estrada Oyuela asegura que el debate internacional sobre las medidas que deben adoptarse para mitigar el cambio climático es una discusión sobre políticas que afectan fuertemente las modalidades de producción y consumo de bienes y servicios y, en consecuencia, el acuerdo global es necesario para evitar la adopción de medidas unilaterales orientadas a compensar los efectos de las políticas que se adopten para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, protegiendo las respectivas capacidades de competir en el mercado mundial.

"La producción primaria argentina, transportada masivamente en camiones, no sería inmune a ese tipo de restricciones", advierte. Y luego comenta un curioso caso que se presentó hace algunos años en el debate sobre la huella de carbono de la carne ovina de origen neozelandés o australiano importada en el Reino Unido.

Productores británicos alegaron que esas carnes tenían una profunda huella de carbono en razón, entre otras cosas, de la necesidad de transportarlas hasta el lugar del consumo. Sin embargo, los exportadores fueron capaces de demostrar que, incluyendo las emisiones del transporte, los requerimientos de la cría en Gran Bretaña generaban mayores emisiones que las atribuidas de sus carnes. Eso dio lugar a trabajos sobre las emisiones de dióxido de carbono contenidas en los productos que son objeto del intercambio comercial.

La cuestión es que, según Estrada Oyuela, por el momento no hay señales de que las negociaciones internacionales sobre el cambio climático permitirán llegar a un acuerdo universal sobre las medidas de mitigación, aunque algunos países -como los de la UE- tienen compromisos de mitigación anunciados con carácter jurídicamente vinculante autoimpuesto, y otros, como Estados Unidos, avanzan con promesas de mitigación declaradas que implicarían medidas nacionales importantes, como el límite fijado a fines de marzo último para las emisiones de futuras centrales térmicas de generación eléctrica.

"Sin un acuerdo universal sobre mitigación, es razonable esperar la adopción de restricciones comerciales para los productos originados en países que no hayan implementado políticas similares", dice.

¿Cuáles son las medidas medioambientales más utilizadas? "Un ejemplo es la aparición de iniciativas vinculadas al eco-etiquetado. El mismo se vincula a la información que debe brindar un producto respecto de su impacto sobre el medio ambiente en relación a su ciclo de vida", dice Castillo Marín, quien explica que una de las variantes del eco-etiquetado es la huella de carbono del producto.

Cuando se pregunta si existe algún país o bloque que lidere un hipotético ranking de aplicación de este tipo de medidas, la mirada apunta a la UE (con el Reino Unido y Francia, a la cabeza, según Castillo Marín) y, en menor medida, Estados Unidos.

¿Cómo se vislumbra el futuro inmediato en el tema? "La tendencia es hacia la sofisticación de medidas y a su formalización en regulaciones a nivel nacional tanto de países (Reino Unido, Francia) como de bloques (UE, por ejemplo)", responde el funcionario.

"BARBAS EN REMOJO"

La Argentina no es un gran emisor de gases de efecto invernadero, pero nuestras emisiones en su conjunto o medidas por habitante, nos colocan por encima de otros países que hoy tienen compromisos cuantificados de reducción de emisiones y, con matices, los renovarán antes del fin de la década, advierte Estrada Oyuela.

"No hay datos oficiales recientes de nuestras emisiones. Aunque desde hace más de dos años la Secretaría de Ambiente tiene acordada una donación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial por US$ 2.439.210 para realizar el inventario, la tarea no se ha iniciado. La información más reciente disponible corresponde a un trabajo de la Fundación Bariloche con datos para 2005, e indica una emisión total de 299 millones de toneladas equivalente a CO2. Ese volumen es casi la mitad de las emisiones del Reino Unido (651 millones) y significativamente mayor que los que ese año correspondieron a Holanda (213 millones), Bélgica (141), Nueva Zelanda (49) y Suiza (53). Nuestras emisiones por habitante ese año fueron de 7,8 t/h, que superan las de Suecia (6,3 t/h) y Suiza (7,1 t/h). En los siete años que pasaron han aumentado nuestras emisiones originadas en la generación térmica de electricidad, y las emisiones de los países desarrollados han decaído por la crisis económica. Este panorama no augura un tratamiento favorable para nuestras exportaciones ante restricciones fundadas para mitigar el cambio climático."

Según el diplomático, ello debería inducirnos a "poner las barbas en remojo" y adoptar medidas razonables de mitigación del cambio climático. "Eso nos permitiría estar en mejores condiciones de defender la colocación de nuestros productos en el exterior si comienzan a proliferar medidas de limitación comercial, lo que podría producirse a partir de 2015. Estas restricciones han venido siendo denunciadas en la OMC desde 2008 y a fin de marzo último 40 países presentaron una queja colectiva", concluyó.

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