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BRASIL: EN LA MIRADA INTERNACIONAL. “CRESCIMENTO NÃO TEM FIM”

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Mario Tartaglini(*), FSTB, 5 de diciembre de 2011

Brasil se ha convertido definitivamente en el país que marca agenda económica y política en el continente. Pero ¿que es lo que le ha permitido pasar de ser un país líder en la región a un actor global? Mas allá de que cuenta con unas fuerzas armadas de más de 400.000 hombres que la convierten en la potencia militar de America Latina, Brasil ha desarrollado una firme y clara Política Exterior que complementa con eficacia su Política económica. Este crecimiento militar es un reflejo de la economía brasileña y solo es posible con un importante desarrollo comercial, industrial y un crecimiento económico sostenido en años consecutivos.

No solo ha pasado a ser una potencia económica y militar sino que además los recientes descubrimientos de yacimientos petrolíferos frente a sus costas lo convierten en una potencia energética. El analista internacional Jorge Castro explicó en infobaeprofesional.com que "Brasil pasará de ser el 15° país productor de crudo al 8° y profundizará un cambio de status: dejará de ser una potencia regional y pasará a ser un actor global”.

Además, es la “casa” de una gran parte de lo que se denominan como “multilatinas” entre ellas, Petrobras y Embraer. Pero lo que sin duda asombra mas, es como en los últimos 20 años Brasil paso de ser una potencia regional a ser, según el Banco Mundial y el FMI, la octava potencia del mundo. Si bien es miembro junto con la Argentina del G20, tiene aspiraciones a ingresar al G8, y es integrante de lo que se ha pasado a denominar BRIC (Brasil, Rusia, India y China), en referencia a aquellas potencias emergentes.

El gigante latinoamericano ha logrado esta posición con políticas de estado que ha venido desarrollando desde la década del 60 pero que lentamente y sin sobresaltos ha llegado a buen puerto con pasos firmes. Por ello para entender el caso Brasil hay que analizar más al Estado brasileño y menos al gobierno.

En resumen, actualmente Brasil con una población de 189.888.941 millones de personas (casi 5 veces la población de Argentina), es la mayor economía de Latinoamérica, la segunda de toda América y con un PBI de 1.481.547 millones de U$S 2009 (4 veces y medio el de Argentina), es la octava a nivel mundial, según el Banco Mundial y el FMI.

Brasil ha alcanzado un relieve internacional gracias a un crecimiento sostenido y una fuerte institucionalidad. Desde Fernando Enrique Cardoso, pasando luego por Lula y ahora Dilma Roussef, Brasil se a consolidado como un gran mercado, de condiciones excepcionales para los inversores y a tomado un gran relieve internacional como actor político y potencia económica.

Este logro se ha podido plasmar gracias a una política de estado que Brasil ha logrado mantener en los sucesivos gobiernos. Y uno de ellos, es el haber podido identificar cual es el rol que quieren los brasileños para el Brasil. Nuestro vecino sabe a lo que esta llamado a ser y lo mas importante, voluntad para alcanzar ese objetivo. Pero, para ser considerada una potencia ¿es suficiente solo un gran crecimiento económico? Aparentemente, no. Si bien Brasil se ha tornado la 8va economía del mundo, tiene muchos temas por resolver para poder ser considerada una potencia en si. Uno de ellos es la pobreza, en el cual tanto Brasil como México son los dos países del continente con el mayor atraso en esta materia. Aunque esto se sigue manteniendo, Brasil ha hecho mucho para corregir su deuda pendiente con sus connacionales. Según el director del Instituto de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas, 27 millones de personas dejaron de ser pobres y entraron a la clase media en los últimos años. Para entender la magnitud de tal progreso, esto equivaldría a hacer de clase media a aproximadamente el 75% de la población Argentina. Es evidente que si bien sigue existiendo un gran nivel de pobreza en Brasil, sus políticas para erradicarla van por buen camino. Tanto la pobreza, como la educación (analfabetismo= 18 millones de personas = 9,6% de la población –CEPAL 2010), entre otros, son los temas a los cuales la nueva administración del Brasil deberá abocarse para consolidar aun más el rol del Brasil en el tablero internacional.

Dilma Rousseff, actual presidenta del Brasil, ha prometido asegurar la continuidad de las políticas iniciadas por el ex-presidente Luiz Inacio Lula da Silva. Y ha sido esta promesa la clave de su victoria, que la ha llevado a la presidencia del Brasil. Pero con un legado de bendición: un crecimiento económico de más de 7% este año (según fuentes gubernamentales); una clara reducción de la pobreza y del desempleo, ingresos por exportación, de la agricultura y la minería en alza gracias a los altos precios internacionales de las commodities, un almohadón grueso de divisas de US$300.000 millones de dólares (2011) en su banco central, promesas de riqueza a partir del petróleo y el gas descubierto en las aguas profundas del Atlántico, una sensación de bienestar de la mayoría de la población que puede gastar y consumir más y, políticamente, una fuerte mayoría pro-gubernamental en el Parlamento, que permite, si así lo desea reformar la Constitución.

Sin embargo, Brasil tiene puntos que saldar antes de poder ser calificado de desarrollado. Es por ello que en su primer discurso como presidente electa Dilma Rousseff reafirmó su objetivo de gobierno y compromiso de "erradicar la pobreza" y "acabar con el hambre". Un capítulo aparte que golpea la imagen internacional del país vecino son los escándalos de corrupción en su gabinete. Tema áspero que sufrieron ambos presidentes pero que supieron sobrellevar y salir airosos al atacarlos con firmeza y prontitud. La duda es ¿podrá Dilma sin el carisma de Lula atacar estos males del sistema brasileño y preservar e incluso mejorar los índices socioeconómicos del Brasil?

En resumen, la Argentina tiene como líder del país vecino a una persona con una historia de vida que la llevó a formar un carácter duro y de mayor intransigencia. En este marco la Argentina deberá replantear su estrategia política y comercial para poder seguir aprovechando los beneficios de la nueva locomotora de America del Sur. Este es el escenario en el que la Argentina deberá desenvolverse, acompañando el crecimiento de nuestro principal socio comercial; evitando las confrontaciones y solucionando diplomáticamente las controversias comerciales. Si bien la escala económica de nuestro país no consta de una magnitud equiparable a la suya, según el IDH (Índice de Desarrollo Humano –PNUD) la Argentina tiene índices de nivel de desarrollo humano muy elevados ubicados en el puesto 45, mientras que Brasil se encuentra en el puesto 84. Este tipo de desarrollo es el que pesa mas, ya que hace a la calidad de vida de la población y es junto al crecimiento económico signo de países en vías de transformación en países desarrollados. Es por ello que tenemos aquello que Brasil busca y Brasil tiene aquello que impulsa o motoriza nuestras industrias. De ahí nuestra complementariedad y es por ello que no debemos desperdiciar el significado que para Brasil tenemos nosotros. Somos una clave indispensable y esto puede apreciarse en su visita a nuestro país y siendo esta la primera visita al exterior de la presidenta del Brasil. He aquí la cuestión: ¿la Argentina se hace sola?, ¿el Brasil se hace solo? o ¿es juntos que ambos países tienen que caminar y crecer?

En fin, la embajada del Brasil en nuestro país declara en su sitio web, “El Brasil y la Argentina mantienen una alianza estratégica que hizo posible que la región se transformase y sea percibida como un espacio de paz, convergencia política e integración económica. Se trata de una alianza fundada en la convicción de que ambos países compartan, como política de Estado y deseo de las sociedades, un proyecto permanente de cooperación, que contribuye para la construcción de un futuro de prosperidad y madurez democrática en los dos países y en su entorno”. Entonces, esta claro que son ambos gobiernos los que deben hacer el camino al andar, pero la multiplicidad de declaraciones, acuerdos bilaterales y de cooperación nos indican una sola dirección: Nuestro Norte es el Sur.

(*)Alumno de la Escuela de Comercio Exterior de la Fundación Standard Bank

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