Diferencia entre revisiones de «Raúl Ochoa 2013»
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Artículos y Notas
Encrucijada o nuevas políticas
Revista Container, N° 97, Octubre 2013
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Brics 2.0: siglas con peso propio
La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 27 de agosto de 2013
Por Florencia Carbone
Hasta hace poco estaba de moda hablar del futuro del Brics (acrónimo que identifica a Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica). Ahora, adivinar cuál será la sigla sucesora. En 2001, Jim O'Neill, economista jefe de Goldman Sachs, dio vida al término -originalmente fue BRIC- que reunía a países con grandes poblaciones y territorios, ricos en recursos naturales y que, según las proyecciones hacia 2030, podrían ser tan grandes como los del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Italia y Reino Unido).
En poco tiempo, la sigla cobró vida propia y se transformó en todo un símbolo de la nueva realidad: el cambio de manos del poder económico y el protagonismo de los emergentes en el mundo poscrisis. Pero el análisis de los números concretos de los últimos años donde especialmente Rusia, Brasil y la India no mostraron un desempeño tan exitoso como el pronosticado, y el más reciente enfriamiento de China encendieron la luz de alarma y habilitaron una suerte de lotería de potenciales nuevas siglas exitosas.
¿Es que esos números más la recuperación de Estados Unidos y Europa significan que el protagonismo de los emergentes llegó a su fin? "La desaceleración del crecimiento en Brasil, la India y China no significa que de repente los mercados emergentes no son interesantes. El tema más importante es el potencial de crecimiento a largo plazo, que es enorme. El Brics fue útil para etiquetar una categoría que ahora es mucho más grande. Por caso, los países del Consejo de Cooperación del Golfo [CCG] podrían ser tan importantes como Rusia en una década. México, Nigeria, Turquía e Indonesia también son mercados emergentes muy importantes", opina Parag Khanna, autor de How to Run the World: Charting the Course to the Next Renaissance .
Roberto Bouzas, profesor de la Universidad de San Andrés, agrega que todas las proyecciones a largo plazo apuntan a un aumento en el peso económico de los llamados países emergentes. "No es una tendencia nueva, tiene varias décadas: en 1980 el 66% de las exportaciones mundiales se originaba en los países desarrollados, mientras que en 2011 esa proporción había caído al 53%. Del mismo modo, el comercio entre los países en desarrollo que en 1990 representaba el 8% del comercio global, en 2011 pasó a contribuir con un 24%. Estas tendencias continuarán. Los analistas no deberíamos sufrir los mismos síntomas de ciclotimia que la coyuntura", dice.
¿Estamos entonces frente al fracaso de lo que fue una muy buena herramienta de marketing? Bouzas opina que el propósito de la creación de la sigla fue llamar la atención sobre un grupo de países en desarrollo con perspectivas de crecimiento rápido y valorización de sus activos financieros. "El acrónimo logró con creces su propósito original y esto constituye sin dudas un primer éxito. Pero el significado y las repercusiones del agrupamiento fueron mucho más allá de ese propósito original, en lo que puede considerarse su segundo éxito: haberse convertido en una marca internacional reconocida. Sin embargo, la heterogeneidad de sus miembros es demasiado grande como para pasar inadvertida. La institucionalización del agrupamiento es un intento por capitalizar políticamente el impacto de la fórmula en la opinión pública en un contexto de transición del sistema internacional. Su efectividad, sin embargo, está por verse", dice.
El economista se refiere a las reuniones que el Brics mantuvo en los últimos años (en marzo se hizo la quinta cumbre presidencial en Sudáfrica, y la próxima, en 2014, será en Brasil). Los cinco países acordaron crear un Banco de Desarrollo para mitigar las falencias de infraestructura que tienen debido a la falta de financiamiento, según anunciaron.
Raúl Ochoa, docente de la Untref, señala que el acrónimo logró llamar la atención sobre el cambio de eje de la economía mundial y el papel creciente de los países emergentes, aunque hace una salvedad. "En realidad, emergentes eran y son China, la India, Brasil, y luego Sudáfrica, no así Rusia que en realidad es una antigua potencia venida a menos, cuya fortaleza está basada en la producción de petróleo -actualmente el mayor productor con 10 millones de barriles al día- y gas, cuya provisión es todavía crucial para una parte sustancial de Europa, y cuya política interna y externa no ha variado demasiado de lo que era la antigua URSS."
Juan Tugores, especialista en economía internacional y ex rector de la Universidad de Barcelona, destaca que el Brics tuvo en su momento un gran poder descriptivo, pero "hoy perdió valor de referencia" porque no todos sus miembros son iguales -Rusia es muy diferente de Brasil o de China-, y porque "está apareciendo una segunda o una tercera generación de emergentes con un papel tan o más destacado que algunas de las economías del Brics".
En medio de las diferencias, Brasil parece haber sido el principal beneficiado. "Desde el punto de vista internacional, quien más obtuvo por su participación en el Brics es Brasil, ya que sobre todo en el mandato de Lula logró una visibilidad mayor a su peso específico, que utilizó para posicionarse como interlocutor en África y en menor medida en América del Sur y Central. También logró ser designado socio estratégico de la UE y ser un país de consulta con Estados Unidos en temas vinculados a la región. Por otra parte, luego de China, ha sido el emergente que más IED ha recibido en la última década: US$ 60.000 millones anuales en promedio", comenta Ochoa.
¿Qué fue lo que más le sirvió a Brasil en toda esta historia? Desde San Pablo, Gustavo Segre, director de la consultora Center Group, responde: "Aproximarse institucional y comercialmente a China y Rusia [un poco menos a la India] y por sus lazos históricos, a Sudáfrica. China es uno de los principales socios de Brasil, tanto en sus exportaciones como en sus importaciones. Antes que pelearse o tener que proteger su industria de productos chinos, optó por trabajar cerca y aliarse".
Más allá de las actuales dudas sobre el éxito del Brics, la aparición de "otros emergentes" -y el innegable éxito de la sigla a la hora de promocionar y captar inversiones- despertó una fiebre entre los bancos y expertos para acuñar una nueva fórmula, y entre los países para "colar" allí su inicial.
¿Cuál es el principal objetivo de estas siglas? "Son herramientas para seleccionar economías del universo emergente. Tienen efectos positivos sobre la difusión de información y el conocimiento de estos mercados. Además, pueden encontrar traslación en productos financieros con los que apostar por inversiones de alto rendimiento en una cartera diversificada. Pueden ser también una referencia para la gestión estratégica de una empresa, priorizando los mercados objetivo", explica Alicia García Herrero, economista jefe de Mercados Emergentes, del BBVA Research.
El Servicio de Estudios del Grupo BBVA elaboró hace tres años su propia selección del universo emergente: los Eagle ( Emerging and Growth Leading Economies ). "El concepto se fundamenta en su carácter flexible y dinámico porque no define a priori un grupo de países, sino que establece un criterio transparente homogéneo de selección. Un país es Eagle [que inglés significa ?águila'] cuando la variación del PBI en los próximos diez años es superior a la de la media de los países del G-6 [G-7 menos los Estados Unidos]. Cada año revisamos esas previsiones y la lista de miembros puede modificarse, como ocurrió en 2012 con la salida de Egipto del grupo. Además, contamos con una lista de países «en espera», los Nest [Nido], que podrán formar parte de los Eagle si son capaces de elevar de forma suficiente su crecimiento potencial", explica.
Según la opinión de los expertos, más allá de algunos tropiezos, los emergentes seguirán siendo los grandes protagonistas. Lo que por ahora resulta complicado es asegurar quiénes formarán parte de ese elenco y qué países ocuparán los roles principales.
Una sopa de letras
Los expertos agudizan el ingenio para dar vida a su propia sigla
• Brics El acrónimo pionero nació en 2001Jim O'Neill, jefe de economistas de Goldman Sachs, creó el acrónimo que originalmente reunía a Brasil, Rusia, la India y China, y que más tarde sumó a Sudáfrica.
• Eagles. Una creación del BBVA Research Agrupa a las economías cuya contribución al producto bruto interno mundial en los próximos diez años se prevé que superará el promedio de las economías del G-7, excluido EE.UU. En 2013: China, la India, Indonesia, Brasil, Rusia, Corea, Turquía, México y Taiwan.
• Nest Es la "lista de espera" del BBVA ResearchSon economías emergentes cuyo PBI incremental en los próximos diez años será inferior al promedio del G-6, pero superior al del país de este grupo con la menor contribución. Hoy figuran en esa nómina: Egipto, Nigeria, Tailandia, Colombia, Vietnam, Malasia, Polonia, Bangladesh, Sudáfrica, Filipinas, Perú, la Argentina, Paquistán y Chile.
• Civets El autor es Robert Ward, CEO de EIUEl acrónimo creado por el equipo de investigación de la revista The Economist reúne a Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica.
• Carbs Acuñada por el CitigroupTraducida del inglés, significa carbohidratos. El Citigroup dijo que Canadá, Australia, Rusia, Brasil y Sudáfrica deben tener su propia sigla porque sus mercados y monedas son igualmente sensibles a los cambios en los precios de las materias primas.
• Timbi Obra de Jack A. GoldstoneEl profesor de política pública de la Universidad George Mason e investigador de la Brookings Institution habla de un grupo de economías emergentes dinámicas y democráticas: Turquía, la India, México, Brasil e Indonesia.
No alcanza con aportar una vocal
Ironía, dolor o análisis frío. Más allá de los sentimientos y estilos, los expertos consultados consideran que la Argentina tiene pocas chances de figurar en alguna de las tantas "siglas del futuro" en danza.
"Me gustaría poder incluirla, pero con la política económica que el Gobierno eligió poner en práctica, el único grupo donde podría estar la Argentina sería con Venezuela. Son los únicos con indicadores similares. Hasta que no se mejore la seguridad jurídica y se permita la libertad comercial para poder importar productos, ningún país serio aceptará que la Argentina pueda vender sus productos (a pesar de la falta de competitividad) sin permitirles a ellos exportar a la Argentina. ¡Qué pena no poder incluir a la Argentina para tener alguna vocal!", dice desde Brasil Gustavo Segre, director de Center Group.
Raúl Ochoa, por su parte, sostiene: "La Argentina claramente es uno de los países emergentes, con gran potencial y que, desafortunadamente, ha desperdiciado una nueva oportunidad para superar lo que en la teoría del desarrollo se llama «la insuperable valla de los países de ingresos medios» que no logran el salto hacia ingresos altos propios de los desarrollados, enigma en que se debate desde hace unos 60 años. En América del Sur el único que está cerca [de sumarse a algún acrónimo] es otro emergente: Chile".
Roberto Bouzas, de la Universidad de San Andrés, opina: "La sigla que más se asoció con la Argentina en las últimas décadas -por cierto bastante desvalorizada- es el Mercosur. En mi opinión, un obstáculo grave para la participación de la Argentina, aunque sea simbólica, en estos acrónimos es la volatilidad de sus políticas. En ese contexto, es difícil convertirse en miembro confiable de un club, cualquiera que sea éste. Los principales desafíos de la Argentina en su accionar internacional son, paradójicamente, domésticos". Entre los numerosos acrónimos en danza, la Argentina sólo aparece en el Nest de BBVA, una suerte de lista de espera.
Stress para países emergentes
Revista Container, N° 96, agosto 2013
¿Termina el viento de cola para las economías emergentes?
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La crisis de Chipre y otras bellezas ocultas
Revista Container, abril de 2013
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Los crecientes riesgos del aislacionismo
Revista Container, N° 87, diciembre de 2012
En este artículo, Raúl Ochoa analiza la tendencia al aislacionismo y sus riesgos para la Argentina.
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China llega a Europa en tren
La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 15 de enero de 2013
Pocas semanas después de la inauguración del tren de alta velocidad más largo del mundo, entre Shanghai y Guangzhou (antes Cantón), 2300 km en 8 horas, aparece ahora reflejado en los medios internacionales, otro meritorio avance chino: haber logrado unir por ferrocarril la ciudad de Chongquin, a 1000 km al oeste de la costa de ese país, con la ciudad de Duisburg, en Alemania.
El ferrocarril recorre 11.179 km entre China, Rusia, Kazakhstán, Bielorrusia, Polonia y Alemania. De ese total, un porcentaje considerable corresponde a la conexión con el tren transiberiano que une Moscú con Vladivostok. Puesto en funcionamiento hacia finales de 2011, las cargas transportadas vienen creciendo exponencialmente, dado que el ferrocarril tarda 21 días entre China y Europa, contra 40 en carga marítima -más el transporte por camión de Chongquin a Shanghai- y permite que firmas alemanas como BMW, Audi y Volkswagen transporten convoyes enteros de autopartes para sus joint ventures en China, y que Hewlett Packard, Acer y Foxconn envíen productos terminados desde sus filiales a la UE.
Muchos otros productos siderúrgicos, plásticos y químicos, engrosan la cartera de cargas entre esas regiones haciendo realidad una integración productiva y comercial impensable hace algunos años.
A estas ventajas se le agrega que el ferrocarril es amigable desde el punto de vista del medio ambiente: representa el 3% de la emisión de gas carbono, comparado con el transporte aéreo para igual carga y menos de la mitad del producido por la marítima.
¿Qué es lo que llevó a la concreción de este emprendimiento? El interés comercial ruso reflejado en la participación de la empresa Russia Railways, socia del Fast East Land Bridge, empresa de logística a cargo del ferrocarril; el traslado y/o la instalación hacia el interior de China de innumerables fábricas frente al aumento de los costos de sus ciudades costeras; y la realidad de disminuir a la mitad los tiempos de llegada de las cargas. Todo esto ha hecho posible superar antagonismos visibles y lograr un caso para su estudio en otras regiones y países.
¿Y POR CASA?
La primera reflexión cabe para el Mercosur, incluida la conexión fronteriza con Chile, corredor bioceánico Aconcagua.
Hace años que está el proyecto de paso fronterizo ferroviario y carretero entre la Argentina y Chile -localidades de Luján de Cuyo y Los Andes, respectivamente-, que implica lograr mayor conectividad y a menores costos, sin las interminables demoras que se repiten año tras año debido a las inclemencias climáticas, elevando los 7 millones de toneladas anuales que pasan actualmente por Cristo Redentor a 60 millones para 2020. Hay un consorcio formado por cinco empresas, se han efectuado numerosas presentaciones para su puesta en marcha, pero lo cierto que a la fecha, como dicen los brasileños "no salió del papel". En el caso argentino hay claros consensos entre los especialistas de logística en la necesidad de disminuir la enorme preeminencia del camión como transporte de cargas debido a la distancia a los puertos -sobre todo para las cargas provenientes del NOA y de parte del NEA- y de que los tonelajes más importantes -cereales, oleaginosas y minerales- son de bajo valor unitario. El camión comienza a ser antieconómico cuando supera los 500/600 km de recorrido y hablamos en general de distancias que en muchos casos superan los 1000 km, a lo que se suma su fuerte impacto ambiental negativo.
Desde hace varios años (2006 fue la primera oportunidad al respecto), hay un ofrecimiento chino ratificado en la visita del primer ministro Wen Jiabao en junio último, de poner a disposición de nuestro país un crédito por US$ 9500 millones para la recuperación y modernización del Belgrano Cargas, línea de ferrocarril que une al NOA con la región centro y el litoral atlántico.
Hay un Contrato de Financiamiento firmado por el Ministerio de Economía con los bancos de Desarrollo y de Industria y Comercio de China por ese importe, a 15 años de plazo a tasa Libor más un 2,9% anual. No se conocen otras condicionalidades, excepto que el material rodante proviene de ese país; pero lo cierto es que a la fecha no hay avances.
El ferrocarril Belgrano en el estado actual es inutilizable en la mayor parte de traza habida cuenta que las velocidades no pueden superar los 10/15 km por hora y hay tramos con las vías levantadas.
Brasil ha encarado también la vuelta al ferrocarril. En los últimos meses, la administración de Dilma Rousseff planteó la concesión de tramos importantes de vía férrea a empresas privadas en el esquema de participación pública privada para más de 10.000 km, sobre un total de la red de 28.000 km, en función a un canon que deberán abonar las firmas concesionarias en contrapartida de créditos blandos a 25 años a ser otorgados por el Bndes. Nuestro vecino y principal socio comercial encaró este objetivo ya que el aumento de la superficie utilizada para siembra y el enorme desarrollo ganadero -195 millones de cabezas a 2011- implican costos de transporte enormes por vía carretera.
En los últimos años, entre los tiempos que dejan las disputas comerciales y controversias de diferente tenor, los dos socios mayores han intentado evaluar qué sectores podrían avanzar en la complementación productiva y comercial y cómo lograrlo.
Notablemente dos aspectos esenciales para que dicha complementación sea posible, la integración física y energética, no figuran al tope de las agendas. El caso del ferrocarril chino llegando a territorio alemán, pasando por países que distan de tener las relaciones culturales, políticas e institucionales que unen a la Argentina con el Brasil debería ser muy tenido en cuenta. Por lo que sabemos a la fecha, ninguno de los dos siquiera ha evaluado unirse por vía ferroviaria y potenciar en forma conjunta este modo de transporte.
Como cada vez queda más claro, la competitividad sistémica se logra con mercados ampliados, realmente interconectados, y donde la integración física es uno de los vectores para llegar a ese objetivo. Por lo tanto la complementación productiva y comercial surgiría entonces desde las oportunidades que un "nuevo mapa integrado" brindaría a empresas ya instaladas y a las nuevas atraídas por una "conexión a la china".