En Brasil no todo es alegría
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
Raúl Ochoa, La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 17 de abril de 2012
La última década será recordada como la del despegue brasileño, ya que en ese período ocurrieron acontecimientos extraordinarios que posicionaron a ese país como una de las potencias emergentes y, de alguna manera, daría la impresión que por fin estaría por verse a la "Unión" ya no como la nación de mayor potencial, sino como del posible presente.
Los grandes logros obtenidos desde 2003 obedecen en gran medida a políticas públicas emprendidas en algunos casos desde la época de Vargas, otros de la de Kubitscek y algunos de la época de gobierno militar; pero sin duda los mandatos de Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inacio Lula da Silva, en especial el de este último, han terminado de forjar esa imagen de Brasil como uno de los países líderes mundiales. Entre los logros alcanzados se destacan:
Su transfor mación en gran productor-exportador de la agroindustria, con peso dominante en azúcar, jugo de naranja, café, carne vacuna y aviar y fuerte presencia en soja, maíz y carne porcina.
Poseer una de las matrices energéticas menos dependientes de combustibles fósiles, siendo la hidroelectricidad la de mayor peso y tener en el etanol elaborado a partir de la caña de azúcar un reemplazante natural de la gasolina para autos.
Pasar a partir de 2008, de importador a exportador neto de petróleo, gracias a las cuencas descubiertas offshore de gran profundidad. Petrobrás se encuentra actualmente entre las cinco petroleras con mayor tecnología desarrollada en exploración de aguas profundas.
A pesar de soportar fuertes procesos inflacionarios hasta principios de la década del ?90 logró hacer crecer el Bndes (Banco de Desarrollo de Brasil) para el financiamiento de mediano y largo plazo. A la fecha, el Bndes tiene una capacidad prestable que duplica a la del BID y es equivalente al 50% del PBI argentino.
Su avance más importante se inscribe en el campo social: entre 2004 y 2011, más de 40 millones de personas pasaron de niveles DE a C -sector medio- y se estima que para 2014 que lo habrán hecho 52,5 millones. Por lo tanto en una década, 2004-14, habrá disminuido la población pobre más del 50%, pasando el segmento ABC a representar el 70% de la población.
Brasil ha subido al 6º lugar por PBI y se encuentra pisándole los talones al quinto ubicado, que es Francia. Sin embargo, a pesar de los logros enumerados y su destacada ubicación entre los países líderes deberá enfrentar una serie de desafíos que definirán su futuro.
El primero de ellos se refiere a una baja tasa de crecimiento que tiene que ver con una tasa de inversión que no supera el 20% del PBI y por lo tanto cuando la demanda interna y externa crecen con fuerza (por caso 2010, 7,5% de aumento del PBI), se disparan las presiones inflacionarias, las importaciones y ello obliga a aumentar las tasas de interés para sofocar el consumo.
El segundo aspecto complejo es la apreciación del real, producto de tasas de interés elevadas, necesarias para mantener bajo control las metas inflacionarias, pero que atraen capitales en exceso en la búsqueda de mejores rentas.
En el último año, ya bajo el gobierno de Dilma, se ha disminuido la tasa de referencia Selic por debajo del 10% y se ha llevado el impuesto a las operaciones financieras (IOF) al 6% anual para operaciones de hasta 5 años de plazo.
A pesar de estas medidas, en 2011 ingresaron además de 67.000 millones de dólares de IED, US$ 47.000 millones de préstamos privados.
La apreciación del real sumado al denominado "costo Brasil" es uno de los elementos centrales de lo que en los últimos años se conoce como "el proceso de desindustrialización" que comenzara en la década pasada y se ha acelerado a partir de 2008. Este proceso toma visibilidad a través de la pérdida del market share de productos industriales a nivel mundial, que ha pasado del 0,81 al 0,69% entre 2005 y 2010, y la reducción de la importancia de las exportaciones de manufacturados que en el mismo período han disminuido del 55% al 39% de las exportaciones totales. Parte de ello se debe obviamente al aumento de los precios de las commodities que crecieron un 150% versus 60% de los industriales, pero el resto es reflejo de la pérdida de volumen - quantum- de los manufacturados.
Dicho en otras palabras, mientras las commodities crecían en volumen, por encima del crecimiento del comercio mundial 5,9% versus 5% anual acumulativo, las exportaciones industriales disminuían a un ritmo del 2,5% por año.
Lo de la desindustrialización, lleva de lleno al "costo Brasil" que implica los excesivos costos tributarios, logísticos, energéticos y burocráticos que le quitan competitividad externa y favorecen las importaciones provenientes de otros países, especialmente de China.
Brasil tiene uno de los sistemas tributarios más costosos tanto en término de contribuciones medidos en PBI 34% como el de administrarlo. La ausencia de legislación de IVA ha sido reemplazado por la existencia de un impuesto estadual el ICMS -tasa promedio 18%- por un impuesto federal el IPI (Impuesto al Producto Industrializado) y el ISS de base municipal, similar a nuestros ingresos brutos.
Este modelo lleva a que los estados -provincias- más ricas tengan un enorme poder (en 2010 el ingreso líquido de los estados superó los 400.000 millones de reales equivalente al 10,6% del PBI; un sólo estado, San Pablo, tenía 1/3 de ese ingreso y la suma de San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais, el 53%.
No es casual que si bien Brasil es la sexta economía mundial, califica muy lejos en competitividad global, ubicado en el puesto 53, por debajo de China (26) o Chile (31).
En realidad, en este aspecto, Brasil se encuentra entre un pelotón de países latinoamericanos en desarrollo: Panamá (49), México (58), Costa Rica (61), Uruguay (63), Perú (67) y Colombia (68).
Otro aspecto complejo, que la administración Dilma parecería estaría dispuesta a atacar, se refiere al enorme costo en términos de tasas de interés activas que provienen de la deuda líquida del sector público (DLSP).
La DLSP ha ido disminuyendo sostenidamente en los últimos años hasta caer a fines de 2011 por debajo del 40% del PBI (39,8%). Pero lo cierto es que mientras los pasivos devengan tasas elevadas ya sea Selic o similares en reales para absorber los dólares excedentes, los activos, fundamentalmente reservas en dólares, 350.000 millones (13,6% del PBI), créditos otorgados al Bndes o del FAT ( Fondo Amparo al Trabajador) en el mejor de los casos es remunerado por TJLP (Tasa de Juro de Longo Plazo) y por lo tanto la diferencia entre activos y pasivos implica una tasa real anual de no menos de 9%, lo que implica desembolsar una suma que agota el superávit primario de 125.000 millones de reales y queda todavía con un remanente de endeudamiento.
En este sentido queda claro que el mantenimiento de fuertes reservas tiene un elevado costo en términos fiscales y quita recursos imprescindibles para mejorar la educación, la salud y la seguridad.
Para ello resultará vital al gobierno reducir las tasas de interés, ya que a pesar de la mejora de los ingresos y de ascenso social, Brasil sigue clasificando de regular a mal en el Indice de Desarrollo Humano, encontrándose en el 84º lugar, muy lejos de los países desarrollados y aún de los latinoamericanos mejor posicionados: Chile (44); Argentina (45); Uruguay (48); Cuba (51); México (57) y Costa Rica (69).
Nada es imposible de lograr vista la voluntad de cambio expresada por Dilma Rousseff, pero lo cierto es que deberá vencer privilegios y formas de clientelismo político profundamente arraigadas en las élites brasileñas. No es casualidad la existencia de 40 ministerios y decenas de miles de funcionarios nombrados a dedo, para albergar a los múltiples integrantes de la coalición gobernante.
LEJOS DE LA COMPETITIVIDAD
Si bien Brasil es la sexta economía del mundo, califica muy lejos en el índice de competitividad global, en el puesto 53
LOGROS QUE SUMAN
Su transformación en uno de los grandes productores-exportadores agroindustriales y las mejoras sociales, factores claves de su posicionamiento.