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Domina la macroeconomía y el poder

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 24 de julio de 2012

Por María Florencia Carbone

En la crisis de 2008 y 2009, cuenta Marcela Cristini, economista especializada en comercio internacional de FIEL, "el comercio cayó en el mundo más del 20% en sólo seis meses. La consecuencia sobre nuestro nivel de actividad fue dejarnos con un crecimiento mínimo que fue compensado por un gasto público que se expandió para evitar las consecuencias de esa aguda recesión internacional", señala.

"Por primera vez casi en la historia del comercio internacional moderno -continúa-, desapareció el crédito comercial mundial. Hay que remontarse a la crisis del 30 para tener una situación similar", señala, tras advertir, no obstante, que "eso no está pasando ahora".

-¿Cuál es el escenario actual?

-El crédito comercial en el mundo sigue funcionando. Hay una desaceleración del comercio, que este año terminará, tal vez, con un crecimiento nominal del 5%, y en 2013, del 4%. Pero no hay una caída. El comercio internacional sigue creciendo, pero pierde la característica de motor. No hay una ruptura del escenario mundial de comercio como lo hubo en 2008.

-¿Qué efectos tiene esto sobre la Argentina?

-Tal vez los precios internacionales de nuestros productos no estarán en los mismos niveles. Costará un poquito vender, pero no hablo de una crisis como la que enfrentamos la otra vez. En el mundo, hay dos grandes capítulos de comercio: el de las commodities -sobre todo agropecuarias y mineras, incluido el petróleo-,y el de las manufacturas industriales -incluyendo los alimentos elaborados-. En términos de commodities, la locomotora de ese crecimiento era China, porque chupaba todo los minerales, el petróleo y, en segunda instancia, los alimentos. El hecho de que China vaya acompañando esta crisis con un crecimiento menor dice que ese mercado seguirá funcionando casi normalmente, pero por un tiempo no veremos los precios exóticos que veníamos viendo. Aunque en soja todavía hoy se vean, eso tiene que ver puntualmente con temas relacionados con la sequía que generó problemas de oferta. Los precios tienden a moderarse, en minerales mucho más que en alimentos.

El otro es el problema de las manufacturas industriales. En general, importamos bienes de capital y exportamos una gran diversidad de productos. En el mundo entre los 90 y la crisis, en manufacturas industriales -que es donde el Gobierno quiere avanzar para reindustrializar el país- hubo un cambio estructural: se armaron las cadenas globales de valor. No se sabe a ciencia cierta cuál es su importancia para sostener el crecimiento del comercio mundial, pero lo cierto es que cuando uno mira los flujos del comercio, se da cuenta de que los países emergentes han ganado un enorme espacio en ser abastecedores de productos intermedios de esas cadenas, y que éstas tienden a reforzarse regionalmente. Hoy se habla de la fábrica de América del Norte, la de Europa y, sobre todo, la de China: "China Factory".

-Un fenómeno aparte.

-Lo de China es extraordinario porque en los 15 años en los que se arman estas cadenas globales de valor, pasa de ser un abastecedor de productos intermedios para el resto de Asia -particularmente Japón- y de los Estados Unidos, a erigirse como productora en la cadena. Ahora, el resto de los países de Asia que están en desarrollo abastecen a China, sobre todo, en productos electrónicos y artículos para el hogar. Lo mismo está empezando a ocurrir con los automóviles: China está empezando a ser un productor global.

Pero volviendo a la Argentina, en el rubro de las commodities, el país participa bien porque tiene competitividad internacional; en las cadenas globales de valor, como mucho, somos abastecedores de la industria brasileña. Nuestras manufacturas básicamente van ahí. No hemos tomado la oportunidad en un mundo que se está reorganizando.

-¿Perdimos el tren?

-En el comercio nunca perdés el tren, siempre encontrás los nichos, sobre todo, si sos un país chico como la Argentina: somos apenas el 0,4% del comercio internacional. Los brasileños eran 0,8%, y un día, hace seis años se propusieron llegar al 1,2%. Pusieron en marcha un plan de promoción de la competitividad. Hoy Brasil representa el 1,2% del comercio mundial. Se pusieron una meta y la alcanzaron.

-¿Cuál es problema acá? ¿No nos fijamos metas de ese tipo porque quienes gobiernan no saben, no quieren o no pueden?

-Dije que tenemos dificultades macroeconómicas que dominan la política comercial. Este mecanismo de la Argentina de tener crisis recurrentes macroeconómicas ha llevado al deterioro de muchos frentes. La industria, sobre todo, para poder competir, tiene que vivir invirtiendo y modernizándose. Si se miran los discursos de los políticos argentinos, se ve que no es que desconozcan eso, el problema es que cuando aparecen las dificultades, domina la macroeconomía y conservar el poder. Este mecanismo de que en la macro tenemos un horizonte muy corto, y para el micro y el comercio necesitamos un horizonte de largo plazo, lleva a una descoordinación entre la política y los negocios.

EFECTOS DE LOS CUELLOS DE BOTELLA

-Desde 2003 hubo un crecimiento importante en el país. Muchos sectores trabajaron al máximo de la capacidad. ¿Por qué no hubo inversiones? ¿El sector privado es responsable?

-En los 90 estudiamos cómo había crecido la productividad de los negocios. Y había crecido mucho porque las inversiones habían sido buenas, y del sector privado. Había mucha inversión extranjera y local en un contexto que macroeconómicamente no era favorable [el tipo de cambio era bajo]. ¿Qué pasó? Muchas de las empresas privadas de servicios e infraestructura se modernizaron entonces, y eso hacía que las otras aumentaran su productividad por el hecho de tener más y mejores rutas, más y mejor comunicación, más y mejor logística. Eso ayudó muchísimo.

Entre 2003 y 2007, tuvimos un crecimiento muy interesante, al 7%. Veníamos de una crisis importante; algunos negocios grandes estaban endeudados, pero se fue reacomodando. Las pymes entre 2003 y 2007 invirtieron, creció la capacidad instalada, se modernizaron. En ese período, las importaciones de bienes de capital son muy significativas. La industria automotriz mejoró. Hasta 2007 se veía que los negocios marchaban, pero lo que no acompañaba era la infraestructura pública. Nos quedamos atrás en caminos, en inversión eléctrica, nos quedamos sin gas. No podés duplicar la planta de fertilizantes -que sería excelente para un país agroexportador- si no tenés abastecimiento de gas. Entonces, ese tipo de cuello de botella empezó a generar dificultades para el crecimiento de los sectores de negocios porque rápidamente quedó chica la infraestructura creciendo así. Y a partir de 2007, la situación empezó a deteriorarse más. Se dejaron de lado las inversiones duras que acompañan a los negocios y se priorizaron otras.

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