China: el dragón quiere comer menos
De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual
María Florencia Carbone, La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 25 de septiembre de 2012
Por acción u omisión; porque crece aceleradamente o porque se frena. Más allá de los motivos, cada día se hace más evidente que China resulta determinante en la región.
En los últimos 30 años, la economía china creció a una tasa anual promedio del 10 por ciento. En los últimos 10 años, China se convirtió en uno de los principales socios comerciales para la mayoría de los países de América latina. ¿Qué pasará ahora que el tren de alta velocidad que traccionaba el comercio mundial se volvió más lento?
Lucio Castro, director del Programa de Integración Global y Desarrollo Productivo de Cippec, señaló que en el segundo trimestre de 2012, el gigante asiático mostró la tasa de crecimiento más baja de los tres últimos años: 7,6 por ciento.
¿Es China víctima de la crisis mundial o se trata de un freno voluntario? Castro dijo que hay un poco de cada cosa: el empeoramiento del contexto externo (fundamentalmente la recesión europea y el bajo crecimiento de Estados Unidos, dos de los principales mercados para las exportaciones chinas), por un lado, y la política contractiva del gobierno asiático, orientada a combatir la inflación y la burbuja inmobiliaria creadas por el paquete de estímulo de 2008, por el otro.
Coincide Carlos Moneta. El proceso para fortalecer el mercado interno empezó mucho antes de la crisis, "hace dos planes quinquenales", destacó el especialista de la Untref. "El objetivo es tener una sociedad armónica", abundó. Eso significa que el énfasis se pondrá en aumentar la redistribución y reducir el impacto ambiental del proceso productivo, entre otras cosas.
Un trabajo realizado por el Centro de Estudios de la Estructura Económica (Cenes) de la UBA, sostiene que la política exterior de China está determinada por dos objetivos centrales: la consolidación de sus empresas transnacionales en cadenas globales de valor y el aprovisionamiento de materias primas e insumos de baja elaboración (alimentos, metales y minerales) para sus crecientes necesidades productivas y de transformación social.
"El gobierno chino prefiere una economía que crezca a tasas menores pero más equilibrada, es decir, con un mayor desarrollo del mercado doméstico", opinó Castro. Eso, en medio de las señales de enfriamiento, parece ser una relativa buena noticia para la Argentina.
Según su visión, la desaceleración, y en particular, el cambio estructural de China hacia una economía menos basada en el sector manufacturero, puede traducirse en una menor demanda de minerales industriales y en un mayor consumo de alimentos con más contenido proteínico y bienes diferenciados.
A eso se suma la tendencia de la economía china de incrementar las importaciones netas de productos como la soja, y potencialmente, el maíz, dadas las limitaciones de aumentar la oferta doméstica -tierra y agua más avance de la urbanización-. "Estas tendencias auguran precios sostenidos para los productos alimentarios que exporta mayormente la Argentina por encima de la media histórica pero con una tasa de crecimiento con pendiente cercana a cero: no van a seguir creciendo a las mismas tasas que en 2003-2008", detalló.
En síntesis, Castro es de los que cree que China seguirá empujando el crecimiento de la Argentina, pero con menos fuerza que en la última década. Distinto parece ser el efecto sobre el resto de la región. Según su visión, el impacto de una desaceleración china se transmitiría a América latina a través de dos canales:
Una reducción en los volúmenes de exportación, que afectaría a los países con mayor dependencia del mercado chino (mayor al 10% de las exportaciones totales), como Chile, Perú, Brasil y Uruguay (la Argentina se ubica en un pelotón intermedio).
Un efecto indirecto sobre los precios internacionales de los productos primarios, que afectaría sobre todo a los exportadores de minerales -como Chile y Perú-, cuyos precios están más correlacionados con la demanda china, de acuerdo a los estudios existentes.
MUCHO EN POCO TIEMPO
Marta Bekerman, directora del Cenes, destacó que China muestra cambios estructurales en períodos muy cortos y citó como ejemplo que en sólo 10 años se convirtió en uno de los principales socios comerciales para la mayoría de los países de la región.
Concentración parece ser la palabra clave en la relación con el gigante asiático. Durante el seminario "La expansión económica de China y el Asia Pacífico. Los desafíos productivos y comerciales para la Argentina y el Mercosur", organizado por el Cenes, la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y la Fundación Friedrich Ebert, Bekerman explicó de qué se trata:
Concentración 1. El 80% de las exportaciones y el 60% de las importaciones chinas hacia la región se concreta con cuatro países: Argentina, Brasil, Chile y México.
Concentración 2. Sólo dos productos representan el 79% de las ventas argentinas a China, el 68% de las brasileñas y el 80% de las chilenas.
Concentración 3. Lo que la región compra a China también está concentrado. Se trata de insumos industriales elaborados, bienes de capital y artículos de consumo.
El último punto, además, tiene como efecto un desplazamiento de terceros mercados en favor de China. Socios tradicionales como la UE y Estados Unidos perdieron participación, pero también se produjo una "desregionalización" de las compras: Brasil y la Argentina vieron cómo en el mercado de su socio los productos chinos reemplazaron a los suyos.
En el estudio del Cenes "La expansión económica de China. Desafíos para Argentina y el Mercosur", realizado por Bekerman, Federico Dulcich y Nicolás Moncaut, se muestra que más allá del desplazamiento de Brasil como proveedor de ciertos artículos de consumo y bienes de capital a la Argentina, la presencia China alteró hasta los cultivos en el país.
"El exceso de demanda de oleaginosas y aceites generado por China aumentó marcadamente la rentabilidad de estos cultivos, lo que llevó a la Argentina a una fuerte sustitución del área sembrada de trigo por soja. Lo que trajo aparejado un fuerte aumento de las exportaciones de granos de soja a China junto a una caída de las exportaciones de trigo a Brasil", señala el trabajo.
"El panorama muestra, en general, un comercio de tipo interindustrial que lejos de desarrollar una diversificación productiva en los países latinoamericanos los impulsa hacia la primarización", dijo Bekerman.
¿Se puede hacer algo para modificar esa relación?
El embajador de Brasil en la Argentina, Enio Cordeiro, admite que China se convirtió para muchos países -especialmente para Brasil-, en un elemento anticíclico. "Es un importante proveedor de inversiones para países emergentes, pero centradas en el sector primario y de commodities , y esto contribuye a la reprimarización de la economía. Mi percepción es que aún no tenemos una estrategia común (de la región) ni coordinación política y que los beneficios que tenemos por esta relación son absorbidos casi como una sorpresa", dice.
El diplomático cree que "el gran problema hoy, tanto para Brasil como la Argentina, es la reprimarización de las exportaciones, mientras que el 70% de las importaciones chinas son industriales y de tecnología. Es posible revertirlo, pero para eso hay que superar las dificultades que implica entrar al mercado chino, a lo que se suma la red de protección del mercado asiático que representan los más de 200 acuerdos que tienen. Las estrategias defensivas son necesarias, pero no son la única receta".
Cordeiro concluyó con un mea culpa. "La clave de nuestras economías es cómo reducir los costos de producción industrial. Brasil y Argentina sólo venden productos industriales en sus propios mercados y en el del vecino gracias al Mercosur, sino, ni siquiera sería así. El problema central no es China sino el Mercosur. Tenemos muchos deberes para hacer. Parece haber un agotamiento del modelo industrial actual. No se pueden transferir indefinidamente los costos de producción al consumidor final. De lo contrario pasará lo que pasa en Brasil: muchas empresas que producían, hoy importan. No todo es culpa de China. Tenemos mucho por hacer, eso está comprendido, lo que falta es decisión política."
VERDADERO O FALSO
Los acuerdos de libre comercio como vía para equilibrar una relación desigual
Como siempre, la teoría de las dos bibliotecas reaparece: ¿puede un acuerdo de libre comercio ordenar la relación con un gigante como China?
Samuel Pinheiro Guimarães, ex alto representante del Mercosur, tiene una visión ácida al respecto.
Dice que la política económica china tiene varios objetivos: asegurar la provisión de recursos naturales; la búsqueda de mercados externos para sus manufacturas y sellar acuerdos comerciales con países de la región asiática, que tienen mano de obra más barata que la China.
"Los acuerdos de libre comercio en tiempos de crisis implican la reducción de aranceles de productos industriales para países que ya son poco competitivos. Eso es la realidad; el resto, es sueño", aseveró en un seminario en la UBA.
Según Guimarães, "hay que negociar cupos para el intercambio con China: X% de productos primarios por X% de productos elaborados, e inversiones chinas en nuestros países para transformar los productos primarios que les vendemos".
Félix Peña piensa diferente.
"Los acuerdos de libre comercio son como clubes privados, los que se quedan afuera tendrán más costos que los que están adentro", dice. Y de inmediato, expresa la sorpresa que le causó la falta de respuesta del Mercosur a las propuestas que el primer ministro chino, Wen Jiabao, realizó durante la visita que hizo en junio último a la Argentina y Brasil:
Habló de la necesidad de intensificar el comercio a través de diferentes tipos de acuerdos.
Hizo un anuncio: en cuatro años duplicaremos el comercio recíproco (en 2016 alcanzará los 200 billones de dólares).
Sugirió realizar estudios de factibilidad para un acuerdo de libre comercio. El director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank dice que China tiene experiencia en el tema porque ha ido acumulando acuerdos de libre comercio con varios países.
"Hacer un estudio no significa necesariamente un compromiso para empezar a negociar un acuerdo. Implica una voluntad política de iniciar un camino, pero el propio estudio puede indicar que no sea conveniente luego de recorrerlo en plenitud. Pueden pasar años entre el momento en que se hace el estudio y se deciden iniciar negociaciones", dice. Pese a todo, insiste: "Es conveniente reflexionar al respecto. Parece difícil que los países del Mercosur dejen pasar mucho tiempo antes de expresar formalmente qué harán ante una invitación que fue hecha de modo público y al más alto nivel político".
DIXIT
"Los acuerdos de libre comercio son como clubes privados, los que quedan afuera tendrán más costos que los que quedan adentro"
FELIX PEÑA - Fundación Standard Bank
RADIOGRAFÍA
Efectos del mayor protagonismo del dragón
DESPLAZAMIENTO
Salen EE.UU. y la UE
Según el Cenes, de las com-pras totales de bienes de capital (exceptuando equipo de transporte) que la Argentina hizo en 2002, sólo 4% provenía de China; 30% de la UE y 30% de EE.UU. El año pasado, 28% llegó desde China, 21% desde la UE, y 15% desde EE.UU.
A LA CABEZA
N°1 en el mundo
De acuerdo con datos relevados por Osvaldo Rosales, de Cepal, China es el principal consumidor mundial de aluminio, cobre, estaño, soja y zinc.
SUPERCONCENTRADO
Exportaciones de países latinoamericanos
Sólo dos productos representan el 79% de las ventas argentinas a China, el 68% de las brasileñas y el 80% de las chilenas.