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Más acuerdos comerciales, el secreto para salir airosos tras el impasse con la UE

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Alejandro Arroyo Welbers, La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 22 de febrero de 2024

Siempre he apoyado el acuerdo Mercosur UE. Sin embargo, y a luz de las recurrentes demoras y evasivas ambientalistas europeas, creo que ha llegado el momento de que Argentina le dé una lección de liderazgo a la UE, junto con Paraguay y Uruguay, y si Brasil acompaña, mejor aún. Más allá de los reclamos ambientalistas de la UE con respecto a la Amazonia y otras cuestiones, habría primero que recordar que ellos, la UE, son uno de los principales emisores de dióxido de carbono, óxidos sulfurosos y partículas – entre otras delicatessen – a la atmósfera.

En otras palabras, son uno de los tres grandes responsables junto a EEUU-Canadá y el Asia-Pacífico de las desgracias ambientales que hoy vivimos en todo el mundo. Pero claro, cuando traen estos temas a la mesa, pareciera que son miembros de la orden de las Carmelitas Descalzas. La falta de liderazgo político y la escasa visión de futuro suelen ser marcas registradas de Latam. Sin embargo, hay algunas excepciones en la UE que nos indican que los europeos, a veces, también se equivocan. Pero cuando lo hacen, lo hacen a lo grande.

Podemos nombrar el Brexit como un error estratégico gigantesco; la alianza de la ex Canciller Angela Merkel con Vladimir Putin y sus consecuencias energéticas y geopolíticas desastrosas; la creciente dependencia europea del comercio con China y su grado de exposición a las siempre crecientes tensiones geopolíticas este-oeste; la necesidad de minerales críticos para acelerar la transición energética, muchos de los cuales se encuentran en Argentina y Brasil – aspecto el cual parecieran no sopesar adecuadamente.

A pesar de todo esto, pareciera que la UE está empecinada en dilatar las definiciones en vistas a proteger su ineficiente sector agropecuario, el cual podemos definir como de escasa relevancia en el PBI de Francia, Alemania, y España, aunque ciertamente luce muy revoltoso, ruidoso y visible ante los medios. Basta recordar las maniobras de la UE contra los biocombustibles de la Argentina y las pseudo-acusaciones de dumping, las cuales fueron, luego de varios años y con la perezosa intervención de la OMC, rechazadas en dos instancias a favor de Argentina.

En la Cancillería – en donde hay personal muy bien formado y con conocimiento de causa – habría que ver qué estamos esperando para patear el tablero y cerrar cuanto antes un acuerdo con EFTA (Noruega, Suiza, Islandia, Liechtenstein). Además, por qué no cerrar ya un TLC con Singapur (que tiene US$80.000 PBI per cápita) el cual ya ha sido diseñado, redactado y se encuentra a la firma. Singapur es la puerta de entrada al RCEP (Regional Economic Comprehensive Partnership) que representa 1/3 del PBI global, 1/3 de la población mundial, y 1/3 del comercio global. ¿Acaso no podemos avanzar con un Mercosur- Emiratos Árabes, Canadá o Japón?.

En este tipo de acuerdos siempre existen programas de desgravación arancelaria que se van materializando a lo largo de los años de modo gradual – para que les quede claro a los proteccionistas crónicos sudamericanos que anuncian desastres industriales de dimensiones catastróficas.

Entonces, ¿cuál podría ser una estrategia inteligente con una fuerte impronta de liderazgo regional? Competir contra las exportaciones primarias europeas en todos los bloques mencionados en donde la Argentina es de lejos mucho más competitiva. Y como frutilla del postre, las crecientes disrupciones globales de la cadena de abastecimiento no hacen más que jugar a favor de la Argentina y en contra de la UE. La UE debiera comprender que un TLC entre las partes potenciaría el territorio que ellos no tienen, y podrían así mantener los canales comerciales que tienen con el mundo, además de vendernos tecnologías a utilizar en alianzas estratégicas que conduzcan a una mayor productividad conjunta, para beneficio de las partes. Una lástima, aunque una oportunidad enorme para el MERCOSUR. Es cuestión de avanzar sin demoras.

El autor es director de la Diplomatura y Especialización en Comercio Internacional de la Universidad Austral y del Master en Global Supply Chain del ITBA

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