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¿Es posible aún un acuerdo Mercosur-UE?

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Félix Peña, Diálogo Político, Fundación Konrad Adenauer, 15 de julio de 2021

Han pasado dos años desde que concluyó la etapa de negociación del acuerdo birregional entre el Mercosur y la UE. Son veintidós años desde que se acordó iniciar negociaciones. Y treinta años desde que se comenzó a conversar sobre la conveniencia de un acuerdo birregional. A pesar de ello, hoy el futuro de este acuerdo sigue siendo incierto. Aún es posible que el acuerdo se firme y que entre en vigencia. Incluso sería lo deseable. En tal caso, quizás el contenido podría ser modificado en los próximos meses. Pero también es posible que no.

¿Qué quiere decir esto para quienes se interrogan —por ejemplo, las pymes de la Argentina— sobre cómo prepararse para competir en el futuro con sus bienes y sus servicios en el amplio espacio birregional?

Lo primero a señalar es que sería un error dar por cierto tanto un escenario como el otro (según sea que se firme o no el acuerdo), como asimismo sus distintas consecuencias. En todo caso, los alcances de ambos escenarios pueden ser muy distintos al que ha predominado en las últimas tres décadas, al menos para las empresas de los países del Mercosur.

Lo recomendable sería interrogarse sobre lo que implicaría para una empresa prepararse para competir, tanto en el mercado del Mercosur como en el birregional, en el caso que se concrete o no la entrada en vigencia del acuerdo de asociación. La capacidad para competir en cualquiera de los escenarios requeriría, para muchas empresas, de ajustes en sus estrategias y modalidades operativas.

El tiempo disponible para adaptarse a un escenario u otro (o a las múltiples variantes imaginables, si es que el acuerdo originalmente concluido se modifica) podría ser de dos o tres años como mínimo. En el caso de que entre en vigencia el acuerdo, tal plazo puede extenderse aun más, si se toman en cuenta los previstos para que se complete la desgravación arancelaria. También hay que tomar en cuenta los plazos mínimos necesarios para adaptar una empresa a condiciones de competitividad que podrían ser muy diferentes a los actuales. Por ello parece recomendable, para una empresa, comenzar a explorar ya la incidencia que uno u otro escenario pudiera tener en su capacidad de competir en su propio país, en el Mercosur o en el espacio birregional. Puede ser natural que una empresa considere innecesario prepararse ya para escenarios aún tan inciertos, pero algunos de sus actuales o potenciales competidores pueden haber empezado ya a hacerlo.

En el caso de las empresas pymes, tres cuestiones requerirían atención a fin de prepararse para el día después de la entrada en vigencia del acuerdo de asociación.

La primera se refiere al desarrollo de las disposiciones previstas en el acuerdo birregional para el apoyo a la efectiva participación de las pymes, esto es, los programas de cooperación técnica y financiamiento de transformación productiva que se desarrollen con la UE, a fin de facilitar la adaptación de las pymes a las nuevas condiciones de competitividad que surgirán de la efectiva vigencia del acuerdo de asociación. Además de la experiencia que la UE ha desarrollado con sus políticas de apoyo a la reconversión productiva, más recientemente ha acumulado otras como consecuencia de la incorporación de países de Europa del Este, muchas de ellas inspiradas en lo que fueron los efectos del Plan Marshall para la propia Europa de la posguerra. Son experiencias que pueden servir de guía a políticas de cooperación con las pymes del Mercosur.

Una segunda cuestión se refiere a la participación activa de gobiernos locales en el aprovechamiento, por sus sectores productivos, de las oportunidades que se abrirían con el acuerdo birregional. Algunos ya tienen programas referidos al comercio y a las inversiones con la UE. En ese sentido, el acuerdo de asociación abre oportunidades para acentuar el desarrollo de programas de cooperación técnica y financiera destinados a facilitar la participación de regiones, provincias y ciudades de países del Mercosur en el espacio económico birregional, y para estimular la cooperación y acciones conjuntas con la participación de empresas pymes de los dos lados del Atlántico.

Y la tercera cuestión es la de los múltiples desdoblamientos a que puede dar lugar el acuerdo birregional, si se lo inserta con sus respectivas reglas de origen en las redes de acuerdos de comercio preferencial del Mercosur y la UE con otros países y regiones, y en especial, con los de la Alianza del Pacífico. El vínculo entre reglas de origen, acuerdos regionales preferenciales y cadenas de valor podría nutrir políticas de cooperación birregional que promuevan la acción conjunta entre pymes de ambos lados del Atlántico, con las de otras regiones con las que existan distintas modalidades de acuerdos preferenciales, en la propia América Latina, África y el Asia-Pacífico.

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