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¿En qué dirección van el comercio local y global?

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Raúl Ochoa, La Nación, 3 de mayo de 2016

En estos días, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha dado conocer las primeras cifras del comercio mundial de bienes correspondientes a 2015 que señalan una caída del 13% con respecto al año anterior, una pérdida total de US$ 2,5 billones al pasar de 19 a 16,5 billones de dólares.

Nuevamente, como en los cuatro años anteriores, el aumento de volumen ha sido bajo, algo más del 2%, y lo que han caído otra vez son los precios medidos en dólares, en parte por las devaluaciones de las monedas locales (110 países entre 2014 y 2015, más que en la crisis del 2008/9) y en parte no menor por la pertinaz reducción de los precios de los combustibles, seguidos en menor medida por otras commodities.

Pero en esta oportunidad lo que se agregó y fue decisivo por su peso en el comercio exterior (casi 2/3 del volumen) fueron las generalizadas reducciones de los precios de los bienes industriales.

Esta nueva situación comenzó antes de 2015. En realidad, hay países asiáticos que vienen acumulando bajas de precios en dólares desde la crisis de 2008. Pero el caso se resume sobre todo a China, que empezó con reducciones pequeñas en los años anteriores que descendieron fuertemente en los últimos dos años y, dado su peso en la industria manufacturera global, arrastró a la baja al índice general.

Lo notable es que las bajas se van sumando, en períodos relativamente breves, hasta alcanzar una reducción del 7 por ciento.

Debilidad

También puede observarse en China una producción industrial más débil, bastante por debajo del crecimiento de su producto bruto interno. Asimismo, su comercio exterior, en 2015, decreció: las importaciones lo hicieron más severamente muy influidas por el peso de las commodities. De hecho, el saldo favorable del balance comercial es el mayor de su serie estadística, lo que subraya aún más las reservas perdidas, cuando tuvo un adicional de 600.000 millones de dólares por comercio.

Hay incógnitas del comercio internacional no develadas todavía respecto de qué factores están causando el menor ritmo de aumento de volumen y la caída persistente de precios, que ahora incluye a los productos industriales.

En relación con lo primero, hay indicadores de sobrecapacidad instalada en China, especialmente en las industrias del acero, vidrio, cemento, aluminio, materiales eléctricos y para la construcción; también hay datos que indican que ese país ya no es sólo una gigantesca planta de ensamble, sino que hay cada vez más industrias que agregan valor internamente.

China se convirtió en el indiscutible hub productivo de Asia, conjuntamente con Estados Unidos en América del Norte y Alemania en Europa. Por lo tanto, las cadenas de valor se van acortando y por ende hay menos intercambio comercial proveniente de otros países (ya hay casos de traslados de ensambles a otros países asiáticos, así como la vuelta de ciertos procesos a México y Estados Unidos, a medida que la mano de obra china tiende a igualar a la mexicana). Y también de acuerdo con estudios de la OMC, cierto tipo de proteccionismo no arancelario sería un escollo adicional por tener en cuenta

Comercio regional

El comercio exterior de América del Sur continuó bajando en la pendiente y el de nuestro país no le ha ido en zaga. Muy por el contrario: con las cifras de 2015 corregidas, perdimos 26.000 millones de dólares de exportaciones con respecto a nuestro pico de 2011 (casi un tercio menos). Hemos vuelto a las cifras de 2007, con el agravante de un déficit comercial de 3000 millones de dólares.

Es cierto que la mayor parte de la pérdida tiene que ver con los menores precios de nuestra canasta exportadora y la pésima situación brasileña: esto explica el 60% de la historia; pero hay un 40% -equivalente a más de 10.000 millones de dólares- que tiene que ver con la pérdida de competitividad de nuestros productos regionales, agroindustriales e industriales, cuya explicación se encuentra al observar que todas las secciones del NCM (sin excepción) tengan menos exportaciones que en 2011, o que estemos muy por debajo del 0,4% que es nuestro promedio histórico de participación en las exportaciones mundiales, o que acumulemos saldos deficitarios crecientes con la mayoría de las regiones y países, o que se haya reducido todavía más el comercio con los países integrantes de Aladi, aspecto que requeriría un análisis en particular por los posibles desvíos de comercio dada la cantidad de acuerdos preferenciales de comercio que han firmado México, Chile, Colombia y Perú.

Dado que las perspectivas del comercio internacional siguen siendo de un débil crecimiento y que el comercio intrarregional cayó más que al resto del mundo, es imprescindible que la Argentina -por medio de la titánica tarea de coordinar acciones entre los sectores público y privad- se ponga urgentemente "las pilas" para trabajar en forma simultánea en los siguientes planos, destinados a recuperar mercados, protagonismo y liderazgo:

Avanzar lo más rápidamente posible en cerrar el acuerdo Mercosur-Unión Europea; cada mes que pasa, menores son las chances.

Proponer una agenda de convergencia con la Alianza del Pacífico. En ella debería incluirse una puesta al día de los acuerdos de libre comercio firmados al amparo de Aladi con la mira puesta en los alcances, preferencias y regulaciones ya alcanzadas por los países de la Alianza del Pacífico con la Unión Europea y Estados Unidos.

Recuperar el tiempo perdido en la puesta en vigor del acuerdo de facilitación de comercio de la OMC (Bali-2013). La mayoría de los países de la región ha avanzado hacia el comercio exterior sin papeles y en el caso de Brasil ha logrado incluir un sofisticado sistema de importación temporaria que incluye reposición de stock y compra de insumos locales sin impuestos indirectos para su transformación y posterior exportación (todo digital). Este punto es clave para recuperar competitividad habida cuenta que las barreras internas al comercio exterior superan en general a las vigentes en los países de destino.

Logística y transporte muy costosos, impuestos distorsivos, costos laborales elevados, insumos básicos con precios superiores a los internacionales e instrumentos de apoyo a las exportaciones con marcada obsolescencia forman parte sustancial de los temas que ya deberían haberse comenzado a corregir.

Hay más, pero si avanzamos en estos aspectos, parte de lo perdido sin duda se recuperará y con creces.

El autor es profesor de la Universidad Nacional Tres de Febrero, la Universidad de Buenos Airesy la Universidad Católica Argentina

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