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Félix Peña - Publicaciones 2014

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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Artículos y Notas

El futuro llegó hace tiempo

Entrevista a Félix Peña, "De Acá a la China" Programa Dang Dai, Radio Palermo, 15 de mayo de 2014

En esta nota Félix Peña habla de la labor de la Escuela de Comercio Exterior de la Fundación ICBC en la formación de expertos en comercio exterior, en particular en el espacio cada vez con mayores posibilidades que se presenta en China. "Estamos en un programa que llamamos 'sherpa', para formar, como aquellos guías de montaña en Himalaya, a asesores de pymes que quieran incursionar en ese mercado y en Asia en general", dijo. También comentó la actualidad de la relación entre el Cono Sur y China y reclamó más mirada (desde el Estado, pero también desde el sector privado y la academia) de largo plazo pero empezando a trabajar con anticipación, porque "el futuro ya llegó".

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CÓMO CONCILIAR LO DIVERSO: Un desafío para la construcción de un espacio regional de cooperación e integración

Abril 2014

¿Cómo conciliar o al menos equilibrar intereses, valores y visiones diferentes entre países que comparten un mismo espacio regional? Es uno de los desafíos principales que deberán encarar los países de la región, en la medida que procuren potenciar las oportunidades que se están abriendo en el escenario global, especialmente por su dotación de recursos naturales, su diversidad cultural combinada con una fuerte creatividad, y la experiencia acumulada en su desarrollo económico y social, incluyendo el acervo de éxitos, frustraciones y abiertos fracasos.

De ahí la relevancia que adquiere el enfoque de "convergencia en la diversidad", propuesto por el Canciller del nuevo gobierno de Chile. Es un enfoque que está presente en el Tratado de Montevideo de 1980 por el cual se creó la ALADI. Especialmente en su artículo 3° se plasman cinco principios que orientan a este marco institucional de alcance regional del cual forman parte 13 países que, por cierto, presentan un cuadro de múltiples diversidades.

Parecería oportuno que en el plano gubernamental, como también en el académico y empresario, pudieran efectuarse análisis conducentes a propuestas concretas sobre cómo lograr la efectiva convergencia de los distintos acuerdos y mecanismos de integración que tienen vigencia en la región. El objetivo sería procurar una mayor convergencia pero respetando los límites que surgen como consecuencia de múltiples diversidades. La convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico requeriría atención prioritaria por la relevancia política y económica de sus miembros.

Incentivos al desarrollo de encadenamientos productivos; acumulación de origen; conectividad física de calidad y facilitación del comercio y, programas efectivos de cooperación con los países de menor desarrollo económico relativo, podrían ser cuestiones que requerirían de ideas a la vez creativas y prácticas orientadas a la acción.

Convergencia en la diversidad también requiere de un continuo esfuerzo en cada país de la región para definir y adaptar sus estrategias de inserción comercial internacional, tanto en el plano global como en el regional. En el mundo de hoy, países que saben lo que quieren y lo que pueden, especialmente si lo hacen a través de una fuerte participación social, están en mejores condiciones de procurar puntos de equilibrio en sus respectivos intereses al dialogar y negociar con otros países de la región.

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FRAGMENTACION EN LAS NEGOCIACIONES COMERCIALES: Los mega-acuerdos interregionales y su potencial impacto en la gobernanta global

Marzo 2014

Las negociaciones de mega-acuerdos interregionales ocupan hoy un lugar central en la agenda de las relaciones comerciales internacionales. Son negociaciones que se insertan en un marco de fuertes incertidumbres con respecto a su futura evolución. Tienen un potencial para fragmentar el sistema comercial internacional y afectar su gobernanza.

El hecho que la Conferencia de la OMC en Bali no haya restablecido la expectativa de una negociación multilateral global que pueda concluirse en un tiempo razonable, parecería ser un incentivo a avanzar a través de los mega-acuerdos interregionales. Sin embargo, es factible argumentar que el tiempo que demandarían estas negociaciones de alcance parcial, está debilitando el esfuerzo político y técnico que requeriría desatar algunos de los principales nudos que traban las negociaciones multilaterales globales.

El problema no lo plantearían los mega-acuerdos interregionales, pero sí el hecho que ellos pudieran concretarse sin que se hubiera restablecido la fortaleza y eficacia del sistema multilateral global. La razón principal es que todos los mega-acuerdos que se están negociando -y muchos otros que ya se han concluido o que se siguen negociando, tales como el de la UE con la India y también con el Mercosur- son preferenciales. Esto es, incluyen compromisos que generan ventajas sólo para los países participantes y tienen, por ende, un alcance discriminatorio con respecto a aquellos países que en ellos no participan. Poseen por lo tanto un significativo potencial para fragmentar el sistema comercial internacional. Es aquí donde puede residir precisamente el efecto negativo de una red de mega-acuerdos comerciales preferenciales inserta en un sistema multilateral global debilitado. Sería el de introducir un factor de debilitamiento de las condiciones de gobernanza global.

En esta perspectiva cobra toda su importancia la idea de promover la convergencia de los acuerdos multilaterales globales y los preferenciales, sean ellos regionales o interregionales, dentro de marcos comunes. Es una idea que puede ser central para que los múltiples acuerdos que se están negociando contribuyan a lograr el necesario objetivo de alcanzar pautas razonables de gobernabilidad global y regional. Implica conciliar las aproximaciones de alcance parcial con una visión de conjunto indispensable para impulsar el comercio mundial en un contexto favorable a la paz y a la estabilidad política y, a su vez al desarrollo económico y social de todos los países.

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LO QUE ENSEÑAN LAS EXPERIENCIAS HISTÓRICAS: Qué es lo fácil y qué es lo difícil a la hora de pretender integrar naciones soberanas.

Febrero 2014

Las experiencias históricas en América Latina y en otras regiones enseñan que, a la hora de construir un espacio de integración entre naciones soberanas, es posible distinguir momentos que son relativamente fáciles y aquellos que son los más difíciles. Tener presente tal distinción parece fundamental a fin de evitar la inflación de expectativas que luego no pueden cumplirse. Tal inflación está en el origen de la curva del desencanto, esto es, de una tendencia hacia un gradual deterioro de las ilusiones generadas.

El desencanto erosiona las razones profundas que llevaron a países que comparten un espacio geográfico a adoptar una estrategia de trabajo conjunto, con visión de largo plazo pero preservando su soberanía e identidad nacional. Tienen que ver con estabilidad política, paz, democracia y desarrollo en el "barrio" en el que conviven, y también con la idea de fortalecer la capacidad para negociar y competir con otros países. En un retroceso en tales planos es precisamente donde reside el peligro principal de un desencanto que se traduzca en frustración y, finalmente, en una actitud de rechazo al propio proceso de integración. Es decir, en una crisis existencial.

Transparencia y participación amplia son condiciones para un debate que permita definir cómo encarar una integración deseable y posible, o reciclar el respectivo proceso si es que se constata que el eventual desencanto es profundo y fundado en hechos tangibles.

Es precisamente un debate sincero y de amplia participación social, lo que requiere hoy el Mercosur. En tal debate tres cuestiones serían prioritarias. La primera se refiere al contexto global, esto es, un diagnóstico de desafíos y oportunidades que plantean los cambios profundos que se están operando en el poder mundial y en la competencia económica global. La segunda se refiere al alcance de compromisos que se asuman hacia el futuro a fin de potenciar la capacidad para atraer inversiones productivas, acrecentar el intercambio de bienes y de servicios en la región y con el mundo, y generar incentivos para la articulación productiva transnacional. La tercera se refiere a la arquitectura institucional de la integración y a la metodología del trabajo conjunto.

Cómo encarar la articulación de los acuerdos preferenciales que se han celebrado en la región es, finalmente, otra cuestión a debatir. La firma en Cartagena de Indias, el 10 de febrero, del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico, torna más necesario aún el examinar la cuestión de la convergencia de los sistemas comerciales preferenciales que celebran entre sí países miembros de la ALADI.

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LA CURVA DEL DESENCANTO: Factores que suelen conducir a la frustración en los procesos de integración regional

Enero 2014

Las altas expectativas que suelen generar en sus momentos fundacionales los procesos de integración entre naciones soberanas y contiguas, muchas veces se han traducido luego en tendencias a la frustración, difíciles de superar.

Esto se refleja en lo que hemos denominado "curva del desencanto", un fenómeno que puede ser examinado hoy a través de las experiencias tanto del Mercosur como de la Unión Europea. Son ellos espacios regionales, proyectos y procesos muy diferentes, pero que recorrieron momentos tanto de fervor y entusiasmo, como de frustración y desencanto. Parece ser, por cierto, el caso de la etapa que se viene transitando en los últimos años. Es un desencanto que se refleja, incluso, en debates de tipo existenciales -acerca del por qué trabajar juntos en un proyecto común- y no exclusivamente de tipo metodológico -acerca el cómo llevarlo adelante-.

Los momentos fundacionales son los que suelen generar las mayores expectativas e ilusiones. Y en algún punto de la trayectoria del proyecto y del proceso que lo encarna, no siempre fácil de identificar, comienza la etapa del desencanto, generalmente impulsada por cambios en las realidades, y por dilemas y premuras de las agendas del corto plazo en los países miembros. Cuando la curva del desencanto se evidencia, no necesariamente conduce al abandono del respectivo proyecto de integración. Pero sí puede conducir a su pérdida de relevancia.

Dos preguntas serán abordadas en esta oportunidad. Ambas están referidas a procesos voluntarios de integración entre naciones que comparten un espacio geográfico y que acuerdan trabajar en un proyecto común a largo plazo, a través de metodologías para las cuáles no existen modelos predeterminados ni mandatorios.

Los interrogantes son: ¿qué explica en procesos de integración voluntarios y profundos entre naciones soberanas las frustraciones, a veces recurrentes, que se suelen evidenciar al avanzarse en el recorrido trazado? Y ¿cuáles son los factores que permiten sostener en el tiempo la voluntad política de un grupo de naciones soberanas que comparten un espacio geográfico regional, de trabajar juntas en el ámbito de un proceso de integración multidimensional con vocación de permanencia en el tiempo?

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