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Rearmarse: un plan para ir tras nuevas oportunidades

De FUNDACION ICBC | Biblioteca Virtual

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La Nación, Suplemento de Comercio Exterior, 14 de enero de 2014

Por María Florencia Carbone

Con entusiasmo, el Gobierno presentó el "Programa de Aumento y Diversificación de las Exportaciones" (Padex), publicación en la que los funcionarios sustentan sus anuncios (¿deseos?) respecto del incremento de las ventas al exterior en un 32 por ciento en los próximos dos años.

El lanzamiento de la iniciativa fue un enunciado de buenas intenciones (ver recuadro), pero más allá de lo que se dice que se hará, las dudas que genera el tema entre los especialistas tiene que ver con el comportamiento histórico del Gobierno y con el contexto actual.

En medio de la pérdida de la competitividad por el creciente aumento de los costos internos y el tipo de cambio estancado; con serias dificultades para lograr financiamiento; con tantas trabas para importar como para exportar; con demoras históricas en el pago de los reintegros y con las economías regionales crujiendo, el sector privado recibió el anuncio con cierto grado de incredulidad.

"Creo que es un anuncio decorativo y que suena bien, pero si no se les reintegra el IVA a los exportadores que actualmente están exportando, es decir, lo que se hace no se implementa bien, no veo cómo se hará para promocionar lo que no se exporta aún", dice Nelson Pérez Alonso, presidente de Claves Información Competitiva.

Si bien admite que es bueno que haya un programa, Dante Sica, director de Abeceb.com, señala que se trata de una iniciativa "poco realista y más que nada voluntariosa".

Sica opina que es correcto lanzar una iniciativa que haga foco sobre las exportaciones tomando en cuenta que la política comercial en los últimos años estuvo abocada al control del flujo de importaciones. Destaca también el hecho de que el Padex contempla varios de los reclamos de los sectores exportadores que han sido afectados por la pérdida de competitividad (como el esquema de compensación de reintegros o la revisión de las alícuotas de derechos de exportación y reintegros a la exportación", pero sin embargo señala sus diferencias. La primera: mientras que las proyecciones oficiales se basan en US$ 86.695 millones de exportaciones para 2013, los datos de Abeceb.com indican que las ventas externas del año pasado (faltan procesar aún los datos de diciembre) rondarán los US$ 83.400.

Segunda cuestión: considera que las metas planteadas son "demasiado ambiciosas" y explica por qué. "Tomando como base el valor que se espera alcanzar efectivamente en 2013, para alcanzar los montos del Padex, las ventas externas deberían crecer 13% en 2014 y 6% en 2015", dice antes de agregar que se trata de cifras altas por varias razones:

El desempeño exportador poco dinámico de la Argentina en los últimos años (en 2012 y 2013 las tasa de variación de las exportaciones fueron -3,6% y 3,1%, respectivamente).

La tasa esperada de crecimiento promedio ponderada de los socios comerciales de la Argentina para este año es 3,1%, similar a la de 2013.

Siempre existe una demora entre la implementación de un programa de promoción y sus resultados, en particular si para hacer frente a una mayor demanda hay que ampliar la capacidad instalada.

Las exportaciones de MOI argentinas a América latina hoy enfrentan una fuerte competencia de los productos originarios de China y el resto del Sudeste Asiático.

En ese punto coincidió Raúl Ochoa, docente de la Untref y la Fundación ICBC. "La mayor parte de los países elegidos son correctos, potencialmente significativos para hacer crecer el intercambio, con algunas salvedades. Es cierto que la suma "del resto de América latina (especialmente América del Sur) es tanto como Brasil, pero hay que tener en cuenta que ahí competimos con potencias debido a las preferencias que les dan los acuerdos que casi todos los países de la región tienen con Estados Unidos, Europa y China. El tema de las preferencias juega un papel que no es menor", explica.

¿Cuáles son las "salvedades" a la que se refiere Ochoa en la elección de los países prioritarios? La primera ausencia llamativa y significativa: Estados Unidos, el primer importador mundial, responde.

"Si se tienen en cuenta los parámetros que se aplicaron para la selección, debería figurar. Nuestro comercio con ellos es bajísimo, representa apenas el 0,2%. Los descubrimientos de shale gas y petróleo, el florecimiento de la economía, el retorno de las empresas, el mayor empleo, entre otras cosas, son condiciones atractivas", agrega.

Otra ausencia llamativa: Venezuela. "En 2003 le exportábamos cero; ahora, más de US$ 2000 millones. Que no aparezca refleja el temor a que la crisis se vuelva inmanejable y haga que no se puedan cobrar las exportaciones. Venezuela debe importar entre el 70 y 80% de sus necesidades alimentarias y Argentina y Brasil lo están aprovechando mucho."

El tercer faltazo: Europa. "No hay un solo país europeo en la lista, y a pesar de la crisis es la región del mundo con más comercio. Está muy bien trabajar con los emergentes, pero Alemania, España, Italia y Gran Bretaña, son realmente significativos para nuestras exportaciones. Creo que se completaron datos objetivos pero no se hizo un análisis fino por países. En Europa contamos con socios históricos que más allá de la crisis siguen teniendo alto poder adquisitivo y especial interés en hacer joint ventures porque tienen muy en claro que deben crecer hacia fuera".

Marcelo Elizondo, director de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), cree que el anuncio tiene una "acertada inclinación", opuesta al enfoque del problema hasta ahora (cepos, restricciones, límites al comercio por preocupación por salida de dólares y no ocupación para la entrada de dólares).

"El problema de la balanza de bienes no es la salida de dólares (las importaciones equivalen al 15% del PBI mientras en 2008 superaban el 17%) sino la escasa entrada. Es un acierto buscar más exportaciones. Propone incentivar a los exportadores a través de concesiones estatales, lo que implica un avance (hasta ahora se "maltrataba" a los exportadores), pero en realidad es más eficiente trabajar sabiendo que los exportadores necesitan eliminación o morigeración de obstáculos (cupos, cuotas, retenciones, modificaciones prejudiciales de reglas tributarias o cambiarias, inflación de costos) más que concesiones", agrega.

Propone luego un "cambio en los instrumentos públicos de inserción internacional", medidas prácticas, como la adaptación de la Cancillería -la principal herramienta de promoción externa- al mundo poscrisis financiera de 2008: de los 50 países con más crecimiento del PBI en el mundo, la Argentina tiene embajadas sólo en 18, explica.

Según el ex director ejecutivo de la Fundación ExportAr, para tener éxito "se debe trabajar rápidamente en la mejora en la reputación argentina en el exterior, en negociaciones para la apertura de mercados (lo que están haciendo nuestros vecinos que nos han sacado ventaja), en mejor y más sofisticada promoción comercial externa y en resolver conflictos con 40 países que ponen en riesgo un tercio de nuestras ventas".

Por último, Elizondo señaló que "la inflación de costos (inconveniente de competitividad) es un problema que afecta la previsibilidad, necesaria para la puesta en marcha de proyectos internacionales de empresas, que requieren estabilidad en el marco de referencia económico, simplicidad de normas, previsibilidad de reglas".

Pérez Alonso, de Claves Información Competitiva, está convencido de que el "punto trascendente" pasa por establecer reglas claras, estables y darle competitividad a las empresas para que con el objetivo de aumentar su rentabilidad puedan plantearse la posibilidad de hacer negocios en América latina.

"En general, las PYME no han tenido una política estable en la exportación. Las empresas grandes argentinas lo vienen haciendo y sosteniendo, pero las pymes actúan muy espasmódicamente y eso no permite sostener mercados. A los empresarios hay que plantearles que van a ganar dinero para que inviertan y aumentar la competitividad entre ellos. Eso estimula la inversión y genera un círculo virtuoso. Pero cuando se les dice que el Gobierno quiere regular la renta empresaria, se desalienta totalmente el estímulo a invertir y exportar. Los argentinos ya están invirtiendo en el exterior para diversificar el riesgo, hay varios ejemplos aun en el campo de la agricultura -soja y derivados-. Prefieren no estar expuestos a la regulación del Gobierno", comenta.

Ochoa llama la atención sobre otro de los puntos: la lectura que se hace del crecimiento de las MOI entre 2003 y 2013. "Hay que tener mucho cuidado. Se señala que la participación de las MOI en el total exportado creció 8% entre 2003 y 2013 alcanzando 34% del total, pero hay que tener en cuenta que el peso del complejo automotriz es enorme. Eso y productos químicos se llevan gran parte del crecimiento y encima están concentrado en un solo mercado que es Brasil. Mientras no hemos acordado el Innova Auto (el programa por el cual Argentina y Brasil buscan garantizar una mayor integración y aumento del contenido tecnológico de los autos producidos en la región), Brasil logró que se instalaran 14 terminales nuevas y nosotros seguimos mirando. Es importante recordar que más del 80% de esa cifra de exportaciones va a Brasil, pero hay que ver si se podrá seguir manteniendo".

En resumen, queda la sensación que más que poner en marcha incentivos y programas especiales, el sector privado se contentaría con que el Estado empiece a desactivar la compleja estructura de trabas que fue montando durante los últimos años.

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